Tintín: “Soy más real que ‘Avatar'”

La Rue des Sables es una calle escondida en Bruselas (entre Marais y Meiboom). Allí, en el número 20, está ubicado el Centro Belga del Cómic (Centre Belge de la Bande Dessinee). Un museo en el que vive gran parte de la historia del llamado “Noveno arte”, repartida en los cuatro mil metros del sitio.

En esa vieja casona, del más clásico estilo Art Nouveau, que construyó el arquitecto Víctor Horta en 1906 -para ser la sede de los almacenes de tela Waucquez, pude reunirme y hablar con Tintín. Entre exposiciones y viñetas del tamaño de una persona está el intrépido reportero de tupé y pantalones bombachos, que durante casi cincuenta años vivió todo tipo de aventuras de la mano de su creador Hergé (George Remi). A su lado -como siempre- está también Milú, el fox terrier cómplice de 24 álbumes, editados entre 1930 y 1976, que los llevaron a darle la vuelta al mundo y en una ocasión hasta pisar suelo lunar.

Justo después de morir Hergé, en 1983, Steven Spielberg adquirió los derechos para llevar al cine una trilogía del personaje. Proyecto que se estrenará en el 2011 y que, además de los actores reales, mezclará técnica de animación, 3D y el sistema Motion-Capture, el mismo que utilizo James Cameron en Avatar. Cuando le comento esto último, el copete de Tintín se mueve de un lado para otro y el reportero pierde la mesura que se le vio a lo largo de sus aventuras. “Pardonnez-moi, mesié, pero yo soy más real que Avatar. Avatar es una ficción de Cameron llevada al cine. Yo soy un ser vivo, aquí estoy hablando con usted, eso quiere decir que existo”, dice levantando su voz aflautada, que hace que el guardia de seguridad y el jefe de prensa del lugar me miren cómo diciendo “ten cuidado con lo que dices, él es una estrella y tienes que tratarlo como lo que es”. Está bien, “excusez-moi, Monsieur Tintín”.

No es la primera vez que su historia es adaptada al cine, anteriormente hubo dos intentos que fueron sendos fracasos –Tintín y el misterio del Toisón de Oro (1961) y Tintín y las naranjas azules (1964)-, ¿no teme que esto pase con el proyecto de Spielberg y Peter Jackson, y entonces su popularidad se vea disminuida?

N’est pas problème le mien (No es problema mío). Yo estoy por encima de bien y del mal. Tengo una tradición de más de ochenta años. Además, los proyectos de los que usted habla ni siquiera se hicieron basados en mis historias. Fueron guiones originales hechos por sus realizadores. Ni mi ayudante Hergé ni yo tuvimos que ver con eso. De ahí su fracaso. A Spielberg le hicimos ver ese problema y de allí que haya decidido adaptar El secreto del unicornio y no dárselas de creativo para hacer de mí un E.T.

¿Qué opina de que un actor como Jamie Bell –Billy Elliot (2000)- lo encarne en la pantalla grande?

Si le fait comme… (Si lo hace como…) interpretó Billy Elliot, lo siento demasiado masculino para meterse dentro de mí. Su trabajo está en mostrarme tal cual como soy yo… un aventurero que recorre el mundo para tratar de ayudar a la gente en la solución de sus problemas.

Su popularidad siempre ha sido alta. Alguna vez Charles de Gaulle –presidente de Francia entre 1958 y 1969-  llegó a decir que usted era su único rival en el plano internacional, ¿qué dice a eso?

Je suis ici (Yo sigo aquí). ¿Dónde está de Gaulle?

En sus historias usted se presenta como reportero o  periodista, pero nunca se le ve escribir o estar enviando una noticia para un diario; es más, en su primera aventura –Tintín en el país de los soviets (1930)-, al despedirse de su editor, usted le dice: “Te mandaré postales, vodka y caviar…”

Je suis un type de journaliste en actif, chaud, jamais en froid (Soy un tipo de periodista en activo, en caliente, nunca en frío). Escribir es bajarle la tensión a la historia. Un día lo hablamos con Hergé en una taberna de Gante. Nos tomábamos una cerveza Augustijn, mientras oíamos algo de jazz y le dije: “Si le dedicamos tiempo a que yo escriba en la viñetas, no habrá espacio para contar la aventura”. Él aceptó. O usted, sabelotodo, ¿cree que me hubieran leído tanto si en mis álbumes me pasará todo el tiempo en mi casa, frente a la máquina de escribir? Eso es muy aburrido… mírese nomás.

Es imposible hablar con usted y no preguntarle por el tipo de periodismo que se practica en la actualidad. ¿Qué comentario le merece?

Sont d’autres temps (Son otros tiempos). Pero le confieso que el periodismo llegó hasta cuando Bob Woodward y Carl Bernstein destaparon lo del “Watergate” y lograron que Richard Nixon renunciara a la presidencia de los EE.UU. De allí en adelante todo son relaciones públicas. Ahora entro a una sala de redacción y todo es “control-copy”. Solo veo extensiones de oficinas de prensa institucionales. Ya no hay periodistas, los que existen son relacionistas públicos o personas que esperan la llegada, vía correo electrónico, de los comunicados de prensa.

Se imagina en esta época… ¿cómo sería Tintín?

Il ne voyagerait pas (No viajaría). Sería un tipo sedentario. Estaría sentado todo el día frente al ordenador, navegando en internet, preguntándole a Google, actualizando mi perfil en Facebook, escribiendo frasecitas en Twitter, viendo videos en Youtube, subiendo fotos a Flickr y opinando en cuanto foro de los periódicos on line hubiese… ¿lee alguien estos foros?

Pasando a otro tema, el crítico literario español Antonio Altarriba realizó una investigación sobre su historia y dice que usted cambió su perfil periodístico y tuvo que convertirse en un paparazzi por dinero. Cosa que lo hizo tomar un seudónimo y trabajar disfrazado, una de sus grandes virtudes en sus aventuras…

La profession s’est venue a moin (La profesión se ha venido a menos). Cualquiera que tenga un móvil es un periodista potencial. Si sucede algo, puede hablar o tomar fotos. Hay que diversificar el talento y tratar de sobrevivir en estos tiempos de crisis y desempleo. Además estoy pensando en adoptar un bebé del Congo y para lograrlo, para ser padre soltero, necesito dinero.

¡Tintín, papá! ¿De dónde le surgió esa idea?

J’ai travaillé de paparazzi… (Estuve trabajando de paparazzi…) en un crucero y seguí de cerca a Angelina Jolie y Brad Pitt con sus hijos… en el bar del crucero, tomando unos gins tonic, conversé con ellos y me convencieron… es más, después de que me invitaron a pasar la noche en su camarote –no me pregunté qué pasó ahí- quedamos en que cuando ellos se cansasen de uno de sus hijas, quizás Shiloh o Zahara, me la pasarían a mí. Sale más barato ser papá de un niño de segunda mano. Y sería la parejita para el que me pienso traer del Congo. Así los dos serían africanos.

Hay una polémica reciente…

Celle de ma supposée homosexualité ? (¿La de mi supuesta homosexualidad?).

No, esa la dejamos para más adelante. Ya que se refiere a ese país, hablo de una polémica que tiene que ver con una acusación contra usted y Hergé por racismo en el volumen Tintín en el Congo (1931). El estudiante Bienvenu Mbutu Mondondo, en su momento, denunció que esa historia hace ver a los habitantes de ese país como tontos y que los animales salvajes hablan mejor francés que ellos. “Actualmente son (las ediciones de ese libro) un insulto para los congoleños”, dijo Mbutu.

Il n’est pas racisme (No es racismo). El buen Mbutu debería saber que así funcionaban las cosas en aquel tiempo. Ese álbum es de 1931, entonces Europa era como una mamá para África. Europa cuidaba y mantenía sus colonias en ese continente y recogía lo que sembraba. Pero no hay que mirarlo fuera de contexto. Hacer eso es incurrir en un gran error. ¿Acaso el que un gran número de películas en Hollywood se hayan hecho, durante la época dorada, con tintes racistas, se ve con el mismo ojo? No. Esa es una opinión impulsada por los Marvel o DC Cómic, desde Estados Unidos, para bajarme popularidad y subirles puntos al Hombre Araña o Supermán. Por eso no hablo más de ese tema…

Antes de que se me olvide, una pregunta que siempre le quise hacer, ¿qué le gustaría tener del periodismo que hacía Clart Kent?

¡Donc à Superman! (¡Pues a Supermán!). El hombre de la capa le daba los artículos casi escritos a Kent.

¿En qué periódico o revista le hubiera gustado publicar alguno de sus artículos inéditos?

Je ne sais pas, il ne m’avait jamais fait cette question (No sé, nunca me había hecho esa pregunta). Pero ahora que lo pienso, alguna vez supe de una revista que hicieron en Colombia. Creo que se llamaba El Gusano y su lema era: “La única revista que no tiene eslogan”… ese doble sentido me llamó mucho la atención. Apetece publicar en una revista de ese estilo y clase.

Volviendo a la historieta, el nombre original de la serie era Las aventuras de Tintín y Milú (Les aventures de Tintin et Milou), ¿por qué en la traducción al español se cortó el nombre del perro y se dejo sólo el suyo? ¿Hubo problemas entre usted y Milú?

Regardez, il s’a toujours su que je était l’étoile de l’historieta (Mire, siempre se supo que yo era la estrella de la historieta). El perro creyó tener algún protagonismo, pero eso de que era un actor secundario siempre estuvo claro. Era tan secundario que le voy a decir un secreto: Milú no fue uno solo, fueron muchos fox terrier. El primero se quedó en Moscú, se cruzó con una tal Laika. Tuvieron una camada de Laikas, de ellas, una fue la que voló al espacio. A su reemplazo se lo comió una tribu en el Congo. Luego otro murió por sarna. Otro cuarto falleció al caérsele encima una columna de una de las pirámides en Egipto, cuando rodamos Los cigarros del Faraón (1934)… y el que ahora me acompaña ya no sé qué número es, perdí la cuenta.

Ya para terminar, porque esta entrevista se está haciendo muy extensa, hablemos de un tema que tocó antes…

¿La polémique par le racisme de Tintin au Congo? (¿La polémica por el racismo de Tintín en el Congo?).

No, el de su supuesta homosexualidad…

Je lui offre le mot “supposée”… (Le regalo la palabra “supuesta”…) y sobre ese tema tengo que decirle que cada quién tiene derecho a vivir su vida como mejor le parezca. En mi caso fue algo difícil, eran tiempos que no podías decir esto o aquello porque la gente no iba a tus películas, recuerde a Rock Hudson –que se casó con su secretaria, obligado por el estudio, para ocultarlo- o Richard Chamberlain que sólo hasta el 2003  lo pudo confesar en su autobiografía Shattered Love.

Ya que toca el tema del cine, ¿tiene una película para recomendar?

Par profession… (Por profesión): Under Fire, de 1983, con Nick Nolte, Gene Hackman y Joanna Cassidy; sobre la guerra civil en Nicaragua, donde me hubiera gustado estar.  Por vida personal: A Single Man, la reciente de Tom Ford, con Colin Firth y Julianne Moore… después de verla, salí con la cara llena de lágrimas. Y no hay que olvidar a Brokeback Mountain (2005).

Desde la historieta Tintín en el país del oro negro (1962), usted se fue a vivir al castillo Moulisart, residencia del capitán Haddock, ¿tuvieron alguna relación más allá de las viñetas?

D’accord avec… (De acuerdo con) Antonio Altarriba, el investigador aragonés que usted citó anteriormente, al terminar nuestro trabajo en la historieta, el capitán Haddock se volvió alcohólico y el profesor Tornasol está internado en un psiquiátrico. Pregúntele a Altarriba, él parece saber más de mi vida que yo mismo.

Una última, a David Beckham Gillette le pagó en el 2004 para que cortara su pelo y con la cabeza rapada fuera imagen de la campaña publicitaria de entonces, ¿si le ofrecieran lo mismo por su copete, usted lo haría?

Mon tupé il est pour le meilleur postor (Mi tupé está para el mejor postor). Sólo espero que, al leer esto, suene mi móvil y sea la gente de Gillette.