Conversación con Herralde

Anagrama, la ya legendaria y prestigiosa editorial fundada por Jorge Herralde Graú, a finales de los 60, recién hizo público el nombre del ganador del Premio Herralde de Novela en 2010, el colombiano Antonio Ungar, por su libro Tres ataúdes blancos. Pero como Desde la multitud no sufre de la prisa ni de las ligerezas y menos prontitudes, lo que en África llaman “el mal de los blancos”, al paso lento de siempre he decidido rememorar una charla que tuve con el editor en Bogotá, con motivo de la Feria del Libro de 2007, publicada en el diario El Tiempo el 28 de abril de ese año. Una conversación que no pierde vigencia sobre el oficio de editar, que el mismo Herralde denomina “El oficio infatigable”.

¿Cómo es el proceso de encontrar nuevos valores en la escritura?

Un editor es un lector profesional y con los años la percepción se va afinando. Leyendo la primera página de un manuscrito se sabe si allí hay escritor o no. Luego hay que seguir leyendo para ver si, además de escritor, hay libro.

De sus autores, ¿hay unos más difíciles de editar?

En realidad no tanto. Los autores extranjeros ya han pasado el proceso de edición en su país, ahí simplemente es traducir e intentar que sea lo mejor posible. Y con autores en lengua española, en realidad nunca hemos tenido problemas, porque ellos entienden que siempre lo que hacemos es en favor del texto.

¿Recuerda una anécdota que haya tenido con alguno?

En el caso de Roberto Bolaño, en Los detectives salvajes, me pasé un fin de semana devorando la historia. Este enorme libro tenía muchos minicapítulos, pero había cuatro que yo pensaba que necesitaban un poco de tijera. De los cuatro, en dos Bolaño me hizo caso y en los otros dos fue muy testarudo. A él le gustaban así. Entonces le dije: “El libro es tuyo… adelante”, pero en un plan de gran cordialidad.

Y en cuanto a los títulos, ¿de dónde salen?

A mí me divierte mucho cambiar el título y como ya hay algunos autores que lo saben, incluso me lo piden. Me pasó con Enrique Vila-Matas y su libro El viaje vertical. Antes se llamaba de otra manera. El viaje vertical era mejor, pues, por otra parte, era una coletilla que salía en varias ocasiones dentro del libro.

¿Qué busca en o con un título?

Una cosa muy fácil y difícil, que sea pertinente, que sea atractivo, que no traicione al libro y que vaya a la esencia de la obra.

¿Qué le gustó de Bukowski?

La rabia, la honestidad profunda, el gusto por el ‘wild side’, una cosa muy desgarrada y auténtica, expresada en una sintaxis muy limpia pero, al tiempo, calculada.

¿Y de Hanif Kureishi?

La primera obra que leí de él fue El buda de los suburbios. Me gusta mucho, pero estamos esperando otro Do de pecho. El lector de Kureishi está esperando una gran novela, que creo es en la que está trabajando y que me tiene que mandar en un mes.

¿Qué hay en el horizonte literario, en autores y títulos?

Hay un grupo de jóvenes escritores británicos, bastante cuajados, como Irvine Welsh, que desde Trainspotting, junto con Bukowski, es el representante por excelencia en Anagrama del paseo por el lado salvaje y luego está Nick Hornby. De éste, hemos rescatado sus tres primeras novelas, que había publicado Ediciones B. Dos de ellas son Alta fidelidad y Fiebre en las gradas, un libro sobre música pop y otro sobre fútbol.

¿Cómo está la relación de Anagrama con Colombia?

Me gustaría que fuera como la que tenemos con México, Argentina y Chile. Con este país ha habido muchos desencuentros por los distribuidores. Ahora estamos con Intermedio. Con ellos, solo los dos últimos años se ha notado un empuje, una dedicación y un profesionalismo superior. Eso es importante, porque si la distribución es buena, la otra tarea es buscar autores locales para publicar al tiempo con España, para irradiarlos a Latinoamérica. Esto pasa con Sergio Pitol, Carlos MonsivaisJuan Villoro, en México; Ricardo Piglia y Alan Pauls, en Argentina; y Alejandro Zambra, un joven muy prometedor en Chile; en cambio, en Colombia, por este problema de la distribución, no podíamos captar autores. Confío en que eso se consolide para ir vinculando más escritores colombianos.