Sostiene Pereiro (que así fue cómo vendió una etapa del Tour)

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Hincapié y Pereiro, etapa 15 del Tour de Francia de 2005.

(Con perdón de Antonio Tabucchi).

Sostiene Pereiro que fue un día de verano. Cuando se corría la etapa número 15 del Tour de Francia de 2005. Una magnífica tarde de calor, sol, bicicletas y mucha gente a lado y lado de las carreteras en los Pirineos. Parece que iba en la fuga buena de la etapa, que llevaba al pelotón de Lézat sur Lèze a Saint Lary Soulan, en la carrera francesa. Era el trayecto final de los 206 kilómetros de la jornada y Pereiro pedaleaba sobre su bicicleta BMC, vestido con los colores verde, blanco y amarillo de su equipo de entonces, el Phonak suizo. El viento soplaba y su maillot, que estaba totalmente abierto, lo dejaba ver como una mariposa que volaba sobre su bici. Lo llevaba así para contrarrestar mejor los casi treinta cinco grados de temperatura que marcaba el termómetro aquel día. Detrás, sólo separado por el tubular de la rueda trasera de Óscar Pereiro, un tal George Hincapié movía sus piernas largas para empujar los pedales y llevar su bicicleta Trek a la misma velocidad que la máquina del ciclista gallego.
Sostiene Pereiro que hubo un momento en que, a falta de un par de kilómetros para arribar a meta, el ciclista del Discovery Channel, primer gregario de Lance Armstrong durante ese y otros Tours, se animó a decirle algo en español. Idioma que Hincapié, a pesar de haber nacido en Estados Unidos, manejaba bien por sus padres colombianos. Sostiene Pereiro que Hincapié le habló de una suma de dinero. Pero explica que no entendió bien si era el precio que exigía el americano para dejarle cruzar a él primero la raya de meta o que la cifra hacía referencia a lo que Hincapié iba a pagar al ciclista gallego por dejarse ganar la etapa.
Sostiene Pereiro que no escuchó o no entendió bien lo que mencionó el ciclista del Discovery Channel, quizás por el bullicio y los gritos de los aficionados en las cunetas. Fue entonces cuando se preparó para disputar el sprint, convencido de que era él y no Hincapié quien iba a cruzar como primero la línea de llegada. Como ironía, huelga decir que Phonak, la marca que patrocinaba a Pereiro, vendía o vende sistemas para mejorar la audición en las personas. Ni siquiera la oreja gigante estampada en su maillot le sirvió para oír mejor.
Sostiene Pereiro que se sorprendió cuando, antes de que él cerrara su maillot para las fotos, vio que Hincapié se paró en los pedales para tomar más velocidad, salió por su derecha y lo paso para ser el primero en el podio. Hincapié ganó la etapa con un tiempo de 6 horas, 6 minutos y 38 segundos. Sostiene Óscar Pereiro que, pasada la meta, reclamó a Hincapié, pero éste le contestó que así lo habían arreglado y que le pagaría lo acordado. Con el desparpajo que lo caracteriza, el gallego contó al aire esta anécdota a sus compañeros de la Cope. La emisora para la cual trabaja como comentarista en el programa Tiempo de Juego. Y hasta se atrevió a decir que al día siguiente fue el hazmerreír y centro de burlas de todo el pelotón. Armstrong incluido. Éste se le acercó y dijo: “Fucking Pereiro, you idiot. Ha!”.
Sostiene Pereiro que cobró el dinero por la etapa que vendió, sin querer queriendo, a Hincapié. Sostiene que el enfado, por la que había liado el día anterior, lo hizo atacar, ser parte de la fuga -otra vez buena, junto al australiano Evans, el italiano Mazzoleni y el español Zandio- y disputar el final de la etapa en Pau. Era la número 16 de Tour 2005. Después de 180,5 kilómetros, Pereiro esta vez sí ganó en el sprint final. El derrotado fue Xabier Zandio, de Illes Balears. ¿Sostiene Pereiro que así fue, es y será siempre el ciclismo?

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Óscar Pereiro celebra la etapa que ganó en el TdF 2005.

La bici de Rigoberto Urán

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Rigoberto Urán aterrizó en Europa como ciclista profesional en 2006. Tenía 19 años y su primer equipo fue el italo-irlandés Team Tenax. Entonces montaba una Opera. Una bicicleta con cuadro de carbono, hecha por la misma Pinarello, que lucía los colores negro y verde de la escuadra dirigida por Fabio Bordonalli. Opera era una joven marca que la legendaria fábrica italiana de bicis buscaba potenciar en el mercado.
Así se puede decir que el ciclista, subcampeón del Giro de Italia 2013 y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, casi siempre ha montado en su trayectoria elite una máquina salida de la factoría de Treviso. Sólo ha sido ‘infiel’ a esta marca, tras su pasó en el 2007 por el Unibet.com, equipo con licencia sueca pero estructura belga, que corría con Canyon, y con el que se hizo conocer tras ganar una etapa de la Vuelta a Suiza de ese año.
En el Caisse d’Epargne, entre 2008 y 2010, Urán comenzó su andadura real en una Pinarello. Con ésta marca alcanzó podio en la Volta a Catalunya, segundo, y Giro de Lombardía, tercero. Actuaciones que lo llevaron a recalar en el mejor equipo del mundo del ciclismo, el Sky inglés.
Allí, bajo la batuta de Dave Brailsford, del 2011 a 2013, conoció la Dogma de Pinarello. Una bici rígida en el plano, dócil cuando la carretera se empina y fácil de dominar en los descensos. Dando pedales, encima de una de éstas logró ganar una etapa de la Volta a Catalunya 2012, la medalla de plata olímpica de Londres 2012, una etapa en el Giro de 2013 y ese mismo año el segundo cajón en el podio, detrás de Vicenzo Níbali.
A sus 27 años, Urán se mueve como un veterano en el pelotón. De esa manera, este 2014 enfrenta el reto de liderar un equipo como el belga Omega Pharma Quick Step, bajo la dirección de Pactrick Lefevere. En el que comparte galones con Marc Cavendish, Tom Boonen, Tony Martin y el joven Michael Kwiatkowsky.
Y claro, cambiar de equipo supone muchas veces cambiar de bici. La máquina de Urán es el modelo Tarmac de Specialized. Equipada con ruedas Zipp, componentes Sram y cuenta kilómetros Polar Electro, la bicicleta estadounidense ya ha sido probada por el ciclista colombiano, tanto en el cuartel general de la compañía en California como en la reciente concentración del equipo en Europa. Él mismo ha comentado que se encuentra a gusto y que serán sus piernas las que respondan durante la temporada si puede sumar triunfos a su palmarés con la Specialized. ¿Extrañará la Pinarello? Lefevere, los colombianos y seguidores del ciclista por el mundo esperan que no.

¿@brazuca?

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La primera vez
que oí la palabra brazuca se la escuché decir a un amigo argentino en un partido de fútbol. Me sonó peyorativo. Fue en tono de insulto. Hace un par de años disputábamos un partido con mi equipo de entonces, Rosario Central de Catalunya, en el campeonato catalán de la Tercera Territorial. Mi compañero llegó a pelear un balón en una jugada dividida. Y el contrario, un jugador brasileño, entró con la pierna en alto, muy fuerte. ¡Falta! “Brazuca de mierda”, le soltó el argentino. Y brazuca quedó grabado en mi cabeza al lado de sudaca, el insulto preferido de los nacidos acá (Europa) para los nacidos allá (Sudamérica).
Y justo esa palabra, brazuca, fue la escogida para darle nombre al balón que ha sido presentado por Adidas como la pelota oficial del Mundial de Fútbol 2014 de Brasil. No lo entiendo. A mí me sigue sonando a insulto. Sin embargo, no piensan así quienes la escogieron y dicen que es un “gentilicio informal”. De acuerdo con una encuesta realizada por Adidas en Brasil, de 1.119.539 de personas que votaron en Internet, el 77.8% lo hicieron por Brazuca; el 14.6%, por Bossa Nova; y el 7,6%, por Carnavalesca. ¡Qué bonito hubiera sido hablar de Bossa Nova como pelota! Muy musical. Muy brasileña. En fin, en Río de Janeiro fue presentado, en el caso de llamarle balón, o presentada, si le decimos pelota, Brazuca. Entre las luces de la fiesta por su estreno oficial, la imagen que me queda es que a primera vista el balón podría ser fácilmente confundido con un globo de feria. De esos que se les escapan de las manos a los niños mientras prefieren asegurar la manzana caramelizada. (Ojo, con esto último no estoy hablando de cómo le ira a Messi en el Mundial). En fin, que fue presentado Brazuca y en una de las paredes del evento, se veía proyectado el @brazuca. Curioso entre a Twitter y vi que la cuenta que se identifica así: “I’m @brazuca. The official match ball of the 2014 FIFA #WorldCup. I tweet in English & Portuguese. Love me or lose me! Oh, and follow me. #ballin”; ya tiene más de 78.000 seguidores. Y, a su vez, sigue a 27 cuentas o perfiles. Por un momento pensé que entre los seguidos por @brazuca estarían el Jabulani de Sudáfrica 2010; TeamGeist de Alemania 2006, el Tango de Argentina 1978; el viejo Crack de Chile 1962, el Etrusco de Italia 1990, el Telstar de México 1970, y hasta el @Wilson de El Náufrago; pero no, @brazuca se olvida de sus raíces y sabe con quién juntarse. Entre sus seguidos están @SeppBlatter o @FIFAcom. Con esto queda claro aquella máxima que oí en un bar de Can Baró: “Tanto a la pelota como a los jugadores sólo se les sigue sobre el campo de fútbol, lo demás son insultos”.

El dilema… de Martino

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“Fue un error de apreciación la tardía utilización de la palabra crisis”, dijo José Luis Rodríguez Zapatero, en una confesión autocrítica de su papel como presidente del gobierno español, que hizo durante la presentación de su libro a los medios, en Madrid.
En ese texto, El dilema (Planeta, 2013) que, a manera de memorias, repasa y revive sus años como jefe de Gobierno, Rodríguez Zapatero deja en claro que debió asumir con anterioridad el uso de esta palabra para tratar de resguardar la insalvable economía española. Aceptar ese término era comenzar a reconocer el mal. Y, como tal, formaría parte de su tratamiento. Cosa que no hizo y ya sabemos cómo estamos y cómo vamos. En fin…
Cito esto, porque después de ver jugar al Fútbol Club Barcelona contra el Ajax, partido de la Champions League que perdió 1-2, en el Ámsterdam Arena, y luego de la derrota 1-0 contra el Athletic de Bilbao, en el nuevo San Mamés, su entrenador, Gerardo Martino, está aún a tiempo de incluir esta palabra en su léxico y discurso de cara al pueblo culé: dirigentes, jugadores, socios, simpatizantes y hasta los turistas que sin saber de fútbol, lo primero que hacen, al llegar a Barcelona, es comprar la camiseta blaugrana como souvenir.
Líder sólido y mandamás de la Liga española, el Fútbol Club Barcelona está en crisis. Hay que reconocerlo. Lo está porque todos los citados anteriormente –hasta los turistas que sin saber de fútbol, lo primero que hacen, al llegar a Barcelona, es comprar la camiseta blaugrana como souvenir– quieren que el equipo de Martino juegue como el de Guardiola. Y no es posible. A pesar de tener casi los mismos jugadores y la misma columna vertebral: Valdes, Piqué, Xavi y Messi, el del míster argentino y el del míster catalán son dos conceptos distintos de poner en práctica sobre el campo. El FCB está en crisis porque su máxima estrella, Messi, está lesionado. Está en crisis, a pesar de Neymar y el resurgimiento de Álexis. El equipo que se autodenomina “más que un club” está en crisis, por eso mismo que dice ser: “más que un club”. El Barça está en crisis porque los equipos que ha entrenado el ‘Tata’ se paran y juegan muy distinto a los equipos del ‘Pep’. El dilema que tiene Martino es reconocer esto y dar vuelta de página a la época guardiolista e imponer su propio estilo en el Camp Nou. Sin embargo, quizás eso le cueste el puesto. De ahí el dilema.

¿España Ecuatorial?

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Guinea Ecuatorial es
un pequeño país en la mitad de África. Su población no llega a los dos millones de habitantes y desde un golpe de estado en 1979, el poder está en manos del teniente coronel Teodoro Obiang Nguema. Precisamente desde ese año, ninguna selección de fútbol de Europa había visitado y jugado, en Malabo, contra la Nzalang, así denominan los ecuatoguineanos a su selección de fútbol. El equipo que dirige Vicente del Bosque lo hizo y ganó 1-2. Marcador para la anécdota y la estadística.
Sin embargo, antes del partido que enfrentó a los dos combinados, las alarmas se encendieron en España. De qué otra manera sino en forma de tertulias en televisión, debates en radio, cartas de lectores a diarios, editoriales de periódicos, columnas de opinión, artículos, blogs y demás. Sin olvidar ese deporte nacional que son las discusiones de bar. Todos los interesados -y los que no, también- dejaron oír su voz en ante tal afrenta y atrevimiento. Llevar a la roja a jugar en un país en donde no hay ningún respeto por los derechos humanos y que rige la mano fuerte del dictador Obiang Nguema no es bueno para la tal defendida “marca España”. De todos los flancos llovieron críticas y calificaron este hecho de “despropósito”, “aberrante”, “controvertido”, “buen lío”, “partido políticamente incorrecto”, “juego de la discordia”.
Sin querer defender lo defendible: que los ecuatoguineanos tuviesen el derecho de ver a la actual campeona del mundo. Sin querer defender lo indefendible: el régimen totalitario de Obiang Nguema, cuyo gobierno está considerado por Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) “como uno de los más represores del mundo”. Es oportuno decir, dentro de esta polémica del fútbol utilizado por la política y de la política utilizada por el fútbol, que las camisetas de los tres equipos que lideran la tabla de posiciones de la Liga están vinculadas a gobiernos o regímenes que dejan mucho que desear sobre el cumplimiento de los derechos humanos. Y por tal hecho no hay tertulias en televisión, debates en radio, cartas de lectores a diarios, editoriales de periódicos, columnas de opinión, artículos, blogs y demás. Sin olvidar ese deporte nacional que son las discusiones de bar. O si las hay, no son tan publicitadas como las del juego España-Guinea Ecuatorial. ¿Cuestiones políticas?
Para citar: Qatar Airways, cuya imagen lleva por el mundo el F.C. Barcelona (por tres años recibe 100 millones de euros), la compañía estatal bandera del emirato es controlada por la familia catarí. Y Qatar es un país en el que reina una dictadura de corte monárquico y pseudo-medieval, por tanto tiene un gobierno no democrático anclado en los estilos de hace 500 años, pero funcionando en pleno siglo XXI. Allí las mujeres son discriminadas, se practica la pena de muerte y el derecho a la libertad de expresión y reunión está totalmente restringido.
Azerbaijan: Land of Fire se lee en el pecho de cualquier futbolista que vista los colores del Atlético de Madrid. Con este mensaje, el país del Cáucaso quiere dar a conocer su imagen ante el mundo. Lo que muchos no saben es que el presidente actual, Ilham Aliyev, oficialmente alabado como “líder nacional”, fue elegido en 2003 para sustituir a su padre, Gaydar, un ex funcionario soviético que dirigió los destinos durante una década. Aliyev ha conseguido que se elimine la limitación constitucional de mandatos. Su gobierno suspende en materia de derechos humanos y democracia interna, según denuncian, además de HRW, otras organizaciones como Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras.
Por su parte, la compañía aérea más grande del Medio Oriente, Fly Emirates, pagó 150 millones por la camiseta del Real Madrid durante cinco años. Con sede en Dubái, la aerolínea es propiedad del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos. Un país en donde solo por publicar un tuit puede dar para recibir una pena de prisión. Como le sucedió a Abdulla al-Hadidi. Según la agencia estatal WAM, una corte judicial del país falló que al-Hadidi mintió sobre los procedimientos en sus actualizaciones en Twitter. “Publicó argumentos sobre procedimientos de la corte y circunstancias con deshonestidad y mala fe“. De acuerdo con la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, la excusa de “salvaguardar la seguridad nacional” está siendo usada en ese país para no respetar los derechos fundamentales y atacar el activismo político.
Recordar esto no sirve sino para preguntarse, que ese mediano país que cuelga de Europa, con más de 40 millones de habitantes, ¿también podría refundarse y llamarse España Ecuatorial?

*La foto que ilustra este post fue tomada de La Vanguardia / Juan Flor-AP

 

 

 

 

 

 

Quince preguntas para Diego Costa

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El otro día llevé mis documentos al Registro Civil de la Plaça del Duc de Medinaceli, en Barcelona, para iniciar el proceso de obtención de la nacionalidad española. Desde que pedí la cita, dos años transcurrieron para cumplir con este paso.
Bajo mi brazo estaba la carpeta que contenía: Certificado literal de nacimiento, del interesado, o sea, su servidor; certificado de empadronamiento de l’Ajuntament de Barcelona. Original y fotocopia de los medios de vida, informe de vida laboral, contrato de trabajo y las tres últimas nóminas; certificado de antecedente penales del país de origen, Colombia; original y fotocopia de la tarjeta de residencia (NIE). Original y fotocopia del certificado de matrimonio, y original del certificado literal de nacimiento de mi cónyuge española, actualizado. Huelga decir que era requerimiento que ella también fuese y llevará consigo original y fotocopia de su DNI (Documento nacional de identidad).
Uno a uno fui entregando los documentos ante la funcionaria correspondiente. Al finalizar, previo aviso para que mi pareja saliese del lugar, pasó a hacerme una serie de preguntas que buscaban comprobar mi conocimiento sobre el estado al que quiero pertenecer como ciudadano. ¿Ha leído la constitución española? ¿Cuál es el punto que más recuerda o cree importante? ¿Cómo está conformado el Gobierno y cuál es la división de poderes? ¿Cómo está organizado territorialmente el Estado? Diga 10 provincias… ¿Cuál es la religión oficial? Diga cinco organizaciones internacionales de las que es miembro el estado? Diga el nombre de cuatro escritores o pintores españoles. Conjugue el verbo haber.  ¿Cómo se llama la esposa del presidente de Gobierno? ¿Cuáles son las últimas cinco letras del abecedario?
Una a una fui respondiendo a las cuestiones. Sin pena, digo que contesté unas con mayor acierto que otras. Gracias a eso, ahora tengo una hoja que dice que se ha dado comienzo a mi caso, que recibiré un carta cuando mis documentos estén en Madrid; luego recibiré una citación de la Policía -para otra entrevista- y finalmente, una segunda carta con el resultado del proceso. Ahí vamos. Entre cinco, seis o más años puede durar todo hasta el sí, para abrazar la rojigualda como mi bandera, o el no.
Recuerdo todo esto, porque justo se ha dado el caso -y la polémica- de la convocatoria a un futbolista oriundo de Brasil, Diego Costa (el fotomontaje de la imagen es del diario Marca), para que integre la selección de España, como nacionalizado. El llamamiento del delantero, que juega en el Atlético de Madrid, ha suscitado opiniones a favor y en contra.
Alejándome de esa controversia y dándole rienda suelta a mi imaginación, veo a Costa sentado en una silla de una oficina de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), en frente de entrenador, Vicente del Bosque, y el presidente de la RFEF, Ángel María Villar, respondiendo un singular cuestionario para verificar su conocimiento del fútbol español y, por ende, aprobar y refrendar su convocatoria. En ese caso, de voz de Del Bosque y Villar saldrían las siguientes preguntas, que se deberían adoptar para cualquier caso similar.
1. ¿En qué fecha se anotó el primer gol de lo que se conoce como Liga de España?
2. ¿En qué partido se dio y quién lo anotó? ¿En qué campo se disputó ese partido?
3. ¿Desde que año España hace parte de la FIFA?
4. ¿Qué es Pichichi?
5. ¿En qué fecha se fundó el primer equipo de fútbol español y cómo se llamó?
6. ¿Cuál fue la primera participación de España en un Mundial de fútbol?
7. ¿Que le dice el nombre de Julio Cardeñosa?
8. Con la Copa Mundial de Brasil de 2014, ¿cuántas clasificaciones ha conseguido España?
9. ¿Quién anotó el gol qué clasificó a España para el Mundial de Argentina de 1978?
10. Diga la alineación de la Selección que jugó la final de la Copa de Europa 1984…
11. ¿Cuántas veces ha salido campeona la Selección en Europa?
12. ¿Quién fue el Divino?
13. ¿Quién marcó el gol para derrotar a Inglaterra en la Copa Mundial de Brasil 1950?
14. ¿Cómo se llama la esposa de Vicente del Bosque?
15. ¿Qué estaba usted haciendo la mañana del 23 de febrero de 1981?

 

 

 

After derbi català

Desde el color de donde se mire muchas o pocas cosas dejó el derbi jugado entre el F.C. Barcelona y R.C.D. Espanyol que, con gol del chileno Alexis, en el Camp Nou, ganó el primero sobre el segundo por un gol contra cero. Una de ellas, pocas o muchas, la encontré en el suplemento deportivo que trae El Periódico los sábados, bajo la cabecera: másdeporte.
En el “unoxuno”, un clásico de la prensa deportiva para resumir la actuación de los jugadores postpartido, cada futbolista recibe una calificación de uno a diez y un adjetivo que describe su papel dentro del campo. Si hacemos a un lado los nombres o apellidos de los futbolistas de cada equipo y lo reemplazamos por la palabra elegida por los redactores en cada caso, las alineaciones fueron las siguientes:
FC Barcelona. Portería: Oportuno. Defensa: Fallón, Dubitativo, Irregular, y Aplicado. Mediocampo: Coartado, Apretado, e Intermitente. Delantera: Salvador, Espeso, e Ingenioso. Salieron del banquillo de suplentes: Animado por Salvador; Útil por Intermitente; y Testimonial por Irregular. El gol lo anotó Salvador.
RCD Espanyol. Portería: Brillante. Defensa: Tenaz, Muro, Sobrio, y Luchador. Mediocampo: Motivado, Colocado, y Potente. Delantera: Apagado, Discreto, y Listo. Salieron del banquillo de suplentes:  Trabajador por Apagado, y Testimonial por Motivado.
Nada más qué decir. Bueno, algunas crónicas escribieron que fue un “intenso partido”. Con tanto adjetivo, ¿cómo no?

 

 

 

 

 

Mundial de Ciclismo de Florencia: ¿homenaje a Armstrong?

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Los italianos aman la bicicleta. Muchos de ellos todavía guardan recuerdos imborrables de los duelos Coppi-Bartali o Saronni-Moser. Otros aún se emocionan al revivir y contar las gestas de Gimondi, Bugno o Pantani en cualquier carretera europea. Es tanto el sentimiento hacia la bici, que los tifosi pueden ser infieles a sus parejas, a sus partidos políticos, a sus familias, pero jamás al deporte “più bello del mondo”. 
Y, precisamente, para corresponder a ese sentimiento, la Unión Ciclista Internacional (UCI) designó a Florencia como sede del Campeonato del Mundo de Ciclismo 2013. Desde el 22 al 29 de septiembre, la ciudad en el centro de la Toscana recibirá a los ciclistas para disputarse las camisetas arco iris en las distintas pruebas y categorías.
Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, además de discutir si el suizo Fabian Cancellara vencerá en la contrarreloj individual al alemán Tony Martin o si los pedalistas locales, encabezados seguramente por Nibali, podrán ganar en la ruta a los Rodríguez, Quintana, Valverde, Pinot, Mollema, Gilbert, Urán, etcétera, esta vez la polémica se centra sobre la mascota que escogió la organización como imagen del certamen.
Vestido con maillot arco iris y cullottè negro, el personaje que da la cara -por no decir la nariz- al Mundial no es otro que Pinocho. La marioneta surgida de Le avventure di Pinocchio, creada por Carlo Collodi en esa ciudad, en el siglo XIX, con ilustraciones de Enrico Mazzanti.
“Es apegado a su tierra, orgulloso y atento. Su mirada se dirige al horizonte con actitud optimista, proyectada hacia el futuro. Es atlético y esbelto, un verdadero atleta”, explican en la página oficial en Internet.
¿Atlético, esbelto, apegado a su tierra, orgulloso, un verdadero atleta? Digo estas palabras en voz alta mientras me fijo detenidamente en el dibujo y no sé, pero tanto ellas como la imagen, en especial la nariz larga, me recuerdan a cierto ¿ciclista? ¿triatleta? ¿timador profesional? que por estos días ha devuelto, descalificado por dopaje, la medalla de bronce de la prueba de ruta de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. ¿Será que los italianos, con todo lo que quieren el ciclismo, buscan rendir homenaje a Armstrong? Para mí, lo aman tanto que con ironía quieren pasar página a los últimos años y limpiar con humor la cara de este maltrecho deporte. ¿Se puede creer?

 

 

Las bicis del Tour de Francia

Diez y nueve marcas utilizan los veintidós equipos que participan en la carrera ciclista más importante del mundo. ¿Cuál es la más antigua de ellas y cuáles son las más nuevas?

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Con sus 19 años, el ciclista más joven que corre la actual edición 100 del Tour de Francia se llama Danny Van Poppel (Vacansoleil-DMC). Y lo paradójico del debut del holandés en la Grand Boucle es que lo hace -hablando de marcas- sobre la bicicleta más antigua de la carrera y, quizás, del mundo: la Bianchi.

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La legendaria fábrica fue fundada por Edoardo Bianchi en la Vía Nirone, número 7, de Milán en 1885 y desde entonces el celeste, color insignia de la marca, ha formado parte del pelotón ciclista internacional. Recordados son los triunfos de Fausto Coppi o Felice Gimondi sobre estos caballitos de metal por las carreteras europeas. Con sus 128 años rodando sobre el asfalto, la Bianchi es la bicicleta más veterana de la edición centenaria de la carrera francesa. Así que una victoria de etapa de Juan Antonio Flecha, el mismo Danny Van Poppel o cualquier otro integrante del Vancansoleil-DMC, ¿por qué no Jhonny Hoogerland?, sería un justo homenaje a la memoria de Edoardo.

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Después de la Bianchi, que ahora pertenece a un consorcio sueco, están las españolas BH (Sojasun) y Orbea (Euskaltel), con 90 y 87 años de historia respectivamente. Las dos tienen en común haber sido fundadas y tener sus sedes en el País Vasco. La BH, que nos recuerda la Vuelta España ganada por Álvaro Pino en 1987, se estrenó en 1923, fundada por los  hermanos Beístegui. De otra parte, Orbea fue creada en 1926 y su marca estuvo en lo más alto en la primera Vuelta a España que ganó Pedro Delgado, en 1985, con el equipo SEAT-Orbea. Todavía eran los tiempos del aluminio como material básico para su fabricación.

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A este podio de las marcas de bicicletas con mayor número de años en la historia del pedal, y que participan en el actual Tour de Francia, les siguen: la francesa Lapierre (FDJ), con 67 años, fundada en 1946; la Pinarello (Sky y Movistar) y la Colnago (Europcar), con 61 años. Las dos marcas italianas fueron fundadas en el país transalpino en 1952. Mientras Lapierre comenzó en el BTT y desde el 2002 corre el Tour con La Française de Jeux (actual FDJ), Colnago y Pinarello han estado siempre ligadas al ciclismo de ruta. La primera destaca porque fue ganadora del Giro de Italia de 1983, con Giuseppe Saronni (Del Tongo); y la segunda reinó con Miguel Indurain en los cinco Tour de Francia que ganó el ciclista español, del 91 al 95. Además es la actual campeona con la Pinarello-Dogma de Bradley Wiggins, título que espera retener este año con el nacionalizado británico Chris Froome, que corre en el Sky.

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Cerrando la parte media de esta clasificación se encuentra un grupo integrado por una nueva generación de constructores, que confirma la globalización del ciclismo como deporte y negocio. Tres marcas estadounidenses y dos taiwanesas ocupan de la séptima a la onceava casilla. Así: Cannondale (Cannondale), 42 años; Giant (Belkin), 41; Merida (Lampre), 41; Specialized (Saxo, Omega y Astana), 39; y Trek (RadioSchak), 38. De este paquete sobresalen, la últimas dos, Specialized y Trek: ganadoras de Tour de Francia. La primera con Alberto Contador (Astana 2008) y, la segunda con el desterrado y descalificado Lance Armstrong (Contador también lo ganó con Trek, tras heredar el lugar de Armstrong en el Discovery Channel, en 2007). Gracias a esto, las dos marcas americanas se han hecho un lugar en el ciclismo de los últimos años.

Del puesto duodécimo al décimo noveno, la grupetta esta integrada por marcas algo nuevas, pero no desconocidas. La primera de ellas es la francesa Look (Cofidis) que, con 27 años, ya tiene la edad para estar más arriba. Hay que decir que se fundó en 1951 con el objetivo de fabricar equipos destinados al esquí. Sin embargo, por la familiaridad de este deporte con el ciclismo de carretera, aplicaron el concepto de las fijaciones al esquí y crearon los pedales automáticos en 1984, ¿recuerdan La Vie Claire de Bernard Hinault? Los pedales automáticos fueron una innovación que borró del pelotón las correas y los calapiés. Después de esto y el quinto Tour de ‘El Caimán’, logrado en 1985, comenzaron a desarrollar cuadros de bici. Uno de los primeros, el KG86, dio su fruto cuando Greg Lemond se enfundó el maillot jeune en el Tour de 1986. Fue hecho de forma manual, combinando kévlar y carbono, materiales que le daban mayor rigidez a la bicicleta.

La suiza Scott (Orica) tiene ciertas similitudes con Look. La compañía se fundó en 1958, pero no fue sino hasta 1986 cuando introdujo al mercado su primera mountain bike. Y como la francesa Look, además de nacer para el esquí, también comparte a Greg Lemond dentro de sus héroes. El estadounidense, ya en el equipo ADR, utilizó un manillar de triatlón en su bicicleta que le ayudó a vencer en la contrarreloj final del Tour de Francia de 1989. Con ella logró los ocho segundos de diferencia para vencer a  Laurent Fignon.

Otra marca suiza, la Bicycle Manufacturing Company (BMC), como las dos anteriores, también tiene 27 años. Y su momento de gloria lo vivió hace un par de años cuando un ciclista venido del mountain bike, el australiano Cadel Evans, ganó el Tour de Francia de 2011, acompañado del siempre recordado George Hincapié. Fue fundada por Bob Biggelow que, tras perder la licencia como distribuidor de la legendaria Raleigh, decidió comenzar su propio camino independiente. La empresa luego pasó a manos de Andy Rihs. Un multimillonario y apasionado por las bicicletas que emprendió una aventura ciclista con el Phonak. Proyecto que tuvo que desparecer luego de catorce casos de dopaje en sus siete años en el pelotón. Uno de los más sonados fue el de Floyd Landis que, tras su positivo, tuvo que devolver el título del Tour 2006 a favor de Oscar Pereiro. Sin embargo, Rihs lo volvió a intentar, queriendo hacer del BMC uno de los mejores equipos de ciclismo del mundo, aprovechando al máximo la tecnología suiza para sus bicicletas. Y ahí marcha.

El triatlón estadounidense vio nacer la Felt (Argos) en 1991. Fue un encargo del motociclista Johnny O’Mara a su mecánico Jim Felt. O’Mara competía en ese entonces nuevo deporte, como entrenamiento para luego enfrentar las carreras de motos. Y el éxito fue tal que dos veteranos negociantes del mercado de las bicis, Bill Duehring y Michael Mullmann, invirtieron sus capitales en la compañía. Duehring, además, puso años de experiencia en el desarrollo de productos y los fuertes lazos de proveedores globales. Y Mullmann sumó una empresa de distribución exitosa en Europa. El resultado: experiencia combinada en el desarrollo, fabricación y distribución de bicicletas de alta calidad. Felt ha desarrollado el sistema de suspensión Equilink, que reduce notablemente la interferencia con el pedaleo y la frenada. La marca no ha olvidado sus orígenes y es una de las más reputadas en la gama de bicis para triatlón.

Por su lado, un año menor que la Felt, la Focus (AG2R) lleva 21 en el mercado. Fundada en Alemania, la fábrica que inició el tres veces campeón mundial de ciclocross Mike Kluge se rige bajo el lema que dice: “De profesionales, para profesionales”. Desde su incursión como patrocinador y proveedor de material para el Team Milram en 2009, la firma se ha extendido a 60 países. Esta marca hace parte del histórico consorcio Raleigh Bicycle Company, que también ha ayudado a su expansión por el mundo.

La canadiense Cervélo (Garmin), la belga Ridley (Lotto), y la otra alemana Canyon (Katusha), con 18, 16 y 11 años, cierran la clasificación de las diez y nueve marcas de bicicletas que compiten con los veintidós equipos del actual Tour de Francia.

Cervélo fue fundada por Phil White y Gérard Bromeen en 1995. Originalmente fue una empresa dedicada a desarrollar y fabricar bicis de pista y contrarreloj. Dice su página en Internet que: “las características más importantes de las bicicletas diseñadas por Cervélo son sus cuadros compactos y sus tubos aerodinámicos. Los modelos se dividen en tres importantes divisiones: Las bicicletas ultraligeras de carretera, las bicicletas para contrarreloj y triatlón y las bicicletas de carretera”. A pesar de ser una de las más recientes, ya desfiló por los Campos Elíseos como ganadora de un Tour de Francia. Fue en 2008, con el español Carlos Sastre, en el CSC Team de Bjarne Riis.

La historia de Ridley nace en 1997 con Jochim Aerts, un viejo constructor de cuadros para distintas compañías en Bélgica, que aburrido de estar de un lado para otro decide fundar su propia compañía, gracias a su reputación artesanal. Al principio de su carrera, solamente distribuían los productos en el mercado local, pero en cuestión de pocos años Ridley Bikes conquistó el puesto de líder del mercado belga de bicicletas de carrera. En 2001 lanzó la línea de componentes 4ZA (que se pronuncia “forza”), bajo su propia marca. En 2002 hubo una reestructuración de la compañía como preparación para la salida al mercado mundial. Su gran salto internacional tuvo lugar en 2004, cuando llevaron sus bicicletas de competición a países estratégicos de Europa, países con tradición ciclista como Italia, Holanda, Suiza y Alemania.

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Por último, la Canyon (Katusha), con sede en Koblenz (Alemania) desde su fundación en 2002, con 11 años es la bicicleta más joven de las que están en Tour de Francia. Sin embargo, tiene una tradición que comienza con los hermanos Arnold, Roman y Arnold, en 1983, al crear Radsport Arnold, una tienda de partes y material para bicis, que luego se transformaría en la marca que conocemos hoy y que tiene como gran estandarte al ciclista catalán Joaquín ‘Purito’ Rodríguez. El primer equipo que la compañía equipó en el pelotón ciclístico fue el Unibet.com. Por ahora y mientras ‘Purito’ no se gane el Tour de Francia, su máximo héroe es Cadel Evans, que logró la camiseta arcoíris como campeón mundial de ruta profesional en 2007. Aquel año, Evans corría para el Silence-Lotto. Allez les vélos!

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Créditos:
Fotos Bianchi: página de Facebook
Foto Sky: página de Facebook
Fotos Evans: página Cadel Evans

Chávez For Ever FC

No sería extraño que en una coyuntura como la que está viviendo Venezuela, ahora naciera un equipo de fútbol que se llame Chávez For Ever FC. Camiseta roja, pantaloneta ocre petróleo y medias verde oliva. Su máximo objetivo sería ganar la Copa Libertadores de América.
Ya veo a sus futbolistas, saltando al campo, en Brasil, Bolivia o Paraguay, con boinas y medallas, derrochando gotas de sudor en homenaje a su fallecido líder. Antes de cada partido, no se llevaría a cabo un minuto de silencio en homenaje a la memoria del prócer boliviariano. Sería todo lo contrario. Diez minutos de bullicio, veinte de algarabía, una hora de gritos, el tiempo que hiciese falta para escuchar de nuevo su voz.
En respuesta a eso, por el servicio de megafonía del Nemesio Camacho El Campín, en Bogotá; el Monumental de River o La Bombonera de Boca, en Buenos Aires, se haría escuchar a todos los asistentes al partido, uno de los tantos discursos del expresidente muerto. La apoteosis máxima sería cuando se oyera el “Huele a azufre”. Los once titulares del Chávez For Ever FC terminarían con el “¡Hasta la victoria siempre!”. Una frase que cabe tanto para cualquier encuentro de fútbol como para cualquier revolución.
Desde el banquillo, con los ojos sin vida, la figura embalsamada del líder seguiría el juego, enfundada en el chándal con la bandera tricolor: amarillo, azul y rojo. Claro, en el vestuario, antes del partido, no habría charla técnica sino lectura de la Constitución Bolivariana de la República de Venezuela. Ese librito azul que guarda los secretos y las tácticas con las que el Chávez For Ever FC pretendería reinar en el mundo del fútbol del continente para alcanzar de una vez y para siempre la tan ansiada Copa Libertadores de América.