Publicada por Editorial Candaya, ‘Mandíbula’ es como un avión en pleno vuelo lleno de turbulencias.

 

La perversión humana tiene matices. Es una paleta de colores. Del más claro al más oscuro. Y de esa gama se vale y da cuenta Mandíbula, la más reciente novela de la escritora ecuatoriana Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988), publicada por Editorial Candaya.

De manera natural, esta historia, que narra el secuestro de una alumna por parte de una profesora, en venganza al suplicio y al martirio ejercido por las estudiantes dentro de la clase, puede encajar fácilmente como un thriller. Ese tipo de historia que genera ansiedad en el lector. Miedo. Terror.

Algunos críticos han coincidido y le han puesto la etiqueta de “novela psicológica”. Otros han ido más allá y le han dado la bendición como una historia sin tabúes, que trata de soslayo el amor lésbico entre adolescentes en un colegio del Opus Dei. Adolescentes que se autodescubren y descubren el mundo. Adolescentes que consumen sin parar creppypastas (Breves historias de horror gestadas en Internet que se vuelven virales).

Mandíbula es eso y mucho más. Un avión en pleno vuelo lleno de turbulencias. Una creppypasta hecha novela marcada por el dolor. Una historia que discurre fácilmente entre la prosa fluida que le imprime su autora. Una historia con muchos visos poéticos y uno que otro ensayístico, que le dan el tono necesario para que este ambicioso experimento, tras 288 páginas, logre salir avante hasta el punto final.

Con Mandíbula, Ojeda, que es egresada del máster en creación literaria de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona -donde ahora es profesora-, confirma la capacidad de la que ya dio muestra en sus anteriores novelas La desfiguración Silva y Nefando. Talento por el que fue escogida dentro de la lista de Bogotá 39-2017, como una de las escritoras menores de 40 años con mayor proyección en Latinoamérica.

Mandíbula, editada en 2018, además de otros reconocimientos recogidos al finalizar el año, fue escogida entre las 10 novelas finalistas al Premio Vargas Llosa. Concurso al que se presentaron 426 obras de 20 países. Entre los finalistas también destacan la colombiana Laura Restrepo y el mexicano Álvaro Enrigue. El fallo del premio, con una dotación de 100.000 dólares, se entregará a finales de mayo.

*Reseña publicada en la revista Lecturas, de El Tiempo, domingo 21 de abril, de 2019

Crimen en la ‘James Carpenter Library’

 

 

 

 

 

 


Mi favorito era Silver Kane.
No recuerdo un título en especial. Y mucho menos una historia, pero el solo hecho de ver ese nombre en una portada de un libro de bolsillo daba para que me metiera de lleno en cientos de páginas amarillentas (¿o eran ocres?), en la que el héroe de turno, a caballo o vestido de corbata y americana, trataba de dilucidar un crimen. Una matanza. Eran funambulistas que caminaban por el hilo de lo moral y lo ético.


Entonces, lo políticamente correcto no existía. Patrañas. De esa manera intentaban hacer justicia en calles y desiertos sin rastro de ella. Historias de hombres duros, con el polvo como piel, y mujeres voluptuosas, llenas de curvas por doquier. Historias de asesinos. Relatos de sangre. Historias de balas que salían disparadas por homicidas sin rostro. Fuego cruzado en el que ni siquiera el lector quedaba ileso. Indemne. Condenado, tenía que ir a por más. Siempre. Buscar otro pequeño libro de lo que los estudiosos llaman literatura pulp. Bolsilibros. Matarían por ellos.

Claro, también había otras historias firmadas por Curtis Garland, Frank Caudett, Peter Debry, Keith Luger, Lou Cardigan o Duncan M. Cody. A punta de azotar el teclado de viejas máquinas de escribir Olivetti, cada uno de esos autores, que es lo mismo decir: Juan Gallardo, Francisco Caudett, Pedro Víctor Debrigode, Miguel Oliveros o Antonio Vera Ramírez, pasaron de las mil novelas. Dos mil. Tres mil.

Escribían a destajo.  Malpagados. Noche y día. Día y noche. Casi sufrían lo mismo o más que los personajes a los que daban vida. O muerte. Era difícil que sobrevivieran a su propia historia. A su propia imaginación, pero lo lograban. Triunfaban, a su modo, ante el destino. Ante el peligro. Ante Bruguera. Esa mítica editorial que los lanzó a la fama y que, al tiempo, los esclavizó.

Por estos días, en Barcelona, una pequeña exposición (¿de qué otro tamaño podría ser?) les rinde homenaje. Caminar por esa sala de la biblioteca Jaume Fuster (Está abierta hasta el 21 de marzo), que en este caso sería “James Carpenter Library”, es volver a la escena del crimen, para sentir ese vértigo del delito hecho relato y esa emoción de pasar las páginas amarillentas (¿o eran ocres?), de una novela firmada por Garland, Caudett, Cody, Debry, Luger o el mismo Silver Kane, que es lo mismo decir Francisco González Ledesma. Mi favorito.

La despedida de la Liga de Fútbol Profesional de España

Logo oficial de la Liga de Fútbol Profesional de España. / Imagen: www.laliga.es


Se terminó la Liga
de Fútbol Profesional de España. LFP por su sigla de identidad para vender al exterior. LaLiga. Su marca de competencia frente a la Premier League, la Serie A, la Ligue 1 o la Bundesliga. Finalizaron las 38 jornadas de la temporada 2017-2018 que dejaron como campeón a un claro y muy superior F.C. Barcelona. Se terminó una Liga que se hizo larga. No por la ventaja y el claro dominio de los azulgranas frente a los demás equipos, sino porque al cierre, con tantas despedidas y “pasillo no, pasillo sí”, no se veía el final.

Se despidió Andrés Iniesta. Se irá con sus vinos manchuelos al fútbol japonés, al chino, al catarí, al australiano o terminará jugando pachangas con Ronaldinho y demás en el Barça Legends. Fernando Torres dijo adiós al Atlético Madrid. Torres, que no es tan niño, escribió en su carta: “Gracias por tanto y perdón por tan poco”. Tiene 34 años. Los mismos que Iniesta. Los dos campeones de Europa y del Mundial con ‘La Roja’. Es el fútbol. La vida. Un viejo conocido de Torres: Rafa Benítez, y que ya lo tuvo en el Liverpool y Chelsea, lo quiere en el Newcastle. It is true, Rafa?

Otro que se marchó fue Xabi Prieto. El 10 de las últimas 15 temporadas en la Real Sociedad. El 10 que tentó un par de veces el poderoso vecino, el Athletic Club, pero pudo más la fidelidad. Vaya cosa más extraña en el fútbol. No lo digo con el ánimo de torpedear matrimonios. Xabi, con be, también forma parte del club de los 34 años. Su equipo diseñó una camiseta especial para su último partido, contra el Leganés, en Anoeta. El escudo se transformó en otro con su cara. Metonimia futbolera. Fútbol para coleccionistas.

Iniesta y Xabi, con be, se  abrazaron en el último partido de los dos como profesionales en el Camp Nou. Intercambiaron besos, recuerdos y placas. Uno cuelga las botas. Más pronto que tarde quizás lo veamos en el banquillo, dirigiendo a los de Anoeta. El otro, Iniesta tiene que ingresar dinero para seguir con sus vinos. Se sacará el certificado como entrenador pero será extraño verlo dirigiendo un equipo como míster. Tiene más de maestro de vino que de fútbol, sabiendo más de lo segundo que de lo primero.

Otro que se despidió fue el árbitro David Sánchez Borbalán. Después de 32 años, el almeriense dejó el pito. No hubo ruido ni muchas páginas ni hagiografías. Ser árbitro no vende en un país sin justicia. Solo lo acompañó y aplaudió su familia en San Mamés durante el  Athletic Club-R.C.D. Espanyol.

Otro Xavi, Hernández, se emocionó y lloró en la despedida de Iniesta. Ya hemos perdido la cuenta de cuántas se le han hecho. No más, por favor. “Iniesta: ¡vete ya!”. Se bajó el telón de la Liga de Fútbol Profesional 2017-2018. Liga en la que el Real Madrid desempeñó el trabajo de un doble en una película de acción. Estuvo allí para las escenas peligrosas pero no mostró su cara. Ni siquiera le tocó el papel de extra sin parlamento. Todas las castañas las puso al fuego en la Champions League. Los merengues se jugarán todo al 26-M. Ya veremos si le sale bien. Si no… ¿Bon voyage, Zidane? Se acabó la Liga. Nos queda Rusia 2018. Que es lo mismo decir, la despedida mundial de Iniesta. Otra más.

El doctor del fútbol

Un colombiano se dio a la tarea de investigar las raíces y el desarrollo de las letras iberoamericanas sobre el deporte más popular en el mundo. Como resultado, entre novela, cuento y poesía, encontró 110 libros que analiza en su tesis doctoral ‘Literatura y fútbol: otros horizontes de la literatura en España e Hispanoamérica’, presentada en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Lucho

Se llama Luis Alejandro Díaz Zuluaga y puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que es el único doctor especialista en literatura y fútbol que tiene Colombia. Y, claro, como tantos otros investigadores, Díaz Zuluaga es otro científico social -cerebro fugado, dirían algunos- que se labra su futuro fuera de ese país.

Nacido en Bogotá un 1 de febrero de 1978 y con una licenciatura en Literatura de la Universidad Javeriana, este furibundo hincha de Millonarios hace cinco años aterrizó en España. Primero, en Madrid. Ciudad en la que hizo un máster en Filología hispánica, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, (CSIC), que se puede considerar el primer tiempo de su trabajo académico. Actualmente vive en Barcelona. A la capital de Cataluña vino para seguir sus estudios, en forma de doctorado, en la Universidad Autónoma de Barcelona, y disputar el segundo tiempo de ese partido personal que lo enfrenta con el tema de la literatura y el fútbol.

Después de siete años de investigación, Díaz Zuluaga presentó su tesis Literatura y fútbol: otros horizontes de la literatura en España e Hispanoamérica, dirigida por el escritor, periodista y profesor español Fernando Valls, ante un jurado que le dio el aprobado para alcanzar el título de doctor. En este partido no hubo necesidad de alargue ni mucho menos de definición con tiros desde el punto penal. Lo suyo fue una victoria por goleada. En Barcelona, en un estadio de fútbol, el Nou Sardenya de Gràcia, hablé con él sobre su tema de investigación: la pelota y las letras.

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¿Cuándo y por qué decidió hacer una investigación de doctorado sobre el fútbol en la literatura hispánica?
Cuando leí los primeros cuentos de fútbol que conocí, que fueron los de Osvaldo Soriano, vi que ahí había un campo de investigación que me interesaba mucho. Pensé que sería suficiente con una tesis de maestría, pero fue apareciendo mucha bibliografía y no tuve más remedio que meterme en un doctorado para poder tener un conocimiento real del tema.

Si se puede hablar de una relación, ¿qué tipo de relación tienen el fútbol y la literatura?
Creo que tienen una relación simbólica, es decir, ficcional, de mentiras, de juego, de ilusión. Por eso pueden darse la mano sin problema.

¿Cuál es la obra más antigua que encontró?
En español, el cuento de Horacio Quiroga: Juan Pólit-Half Back. Supongo que en el mundo anglosajón debe haber algo del siglo XIX. De hecho hay rastros en Shakespeare y en el Popol Vuh. Sin embargo, allí se habla de deportes muy parecidos al fútbol que no son el que nosotros jugamos. Sobre este fútbol moderno, por llamarlo de alguna manera, el primer cuento en español es el de Quiroga.

¿Cuál es la más reciente?
Mercado de invierno, de Philip Kerr, en el mundo anglosajón.

¿Y en el mundo hispánico?
Creo que La inmensa minoría, de Miguel Ángel Ortiz, publicada por Random House.

¿Cuántos libros componen su investigación?
Ciento diez libros entre novelas, cuentos y poseía. Además de algunos de crónicas y unos pocos de teoría.

De acuerdo con su criterio ¿cuál es el más extraño? ¿Cómo lo encontró?
Hay dos libros inesperados: Uno de cuentos de fútbol cubano, -donde el fútbol no representa ningún interés más allá de seguir por TV ligas europeas-, y una antología de textos literarios sobre fútbol hecha en Honduras por una mujer.

¿Cuáles son los títulos de esos libros?
Cábalas y amuletos, de Ariel Lunar; y La garra catracha, de Helen Umaña.

Catracha

Su investigación comprende la literatura hispánica en cuanto al fútbol desde géneros como la novela, el cuento y la poesía, si le tocará escoger un poema de los encontrados en su investigación para hacer enamorar a alguien de la pelota, ¿cuál escogería y por qué?
No escogería nada de literatura. Le regalaría una pelota y lo acompañaría a un parque a patear penaltis, o lo invitaría a ver una repetición de la final de la Champions entre el Liverpool y el Milan del 2005. Ahora, si el gancho fuera por medio de la literatura con un cuento de Roberto Fontanarrosa sería suficiente. Pero si fuera por medio de la poesía, hay muchos versos con imágenes preciosas en Parra del Riego, o en Canal Feijoó. Pero hay un poema de Blanca Varela titulado: Fútbol. Es la vida.

¿Cómo dice ese poema?
Juega con la tierra / como con una pelota / báilala / estréllala / reviéntala / no es sino eso la tierra / tú en el jardín / mi guardavalla mi espantapájaro / mi atila mi niño / la tierra entre tus pies / gira como nunca / prodigiosamente bella. Es más que una invitación a pensar con los pies, es la certeza de que hay quienes tratamos el mundo a las patadas.

¿Es factible considerar a la literatura del fútbol en español como un subgénero de la literatura?
Es arriesgado. Es atrevido. No creo que sea un subgénero. Creo que es más bien un tema con mucho mercado actualmente y por eso las editoriales piden a sus escritores novelas sobre fútbol.

Hay autores consagrados que dicen que del fútbol es difícil escribir una novela porque el fútbol es épico en su momento, el instante es que es jugado, y recontarlo es imposible. Es decir que no vale una segunda narración, porque lo que estamos viendo ya es y lo demás es tratar de condensar lo imposible… ¿Usted que dice frente a esto?
El problema de escribir una novela sobre fútbol es que se piensa que el éxito está en narrar partidos literariamente. Esto hace que siempre se terminen escribiendo historias que apenas tienen el fútbol como excusa para profundizar otros temas ya que eso le resulta más cómodo y viable al autor. Eso sí, siempre con algún partido de fondo. Pero la cosa es más sencilla de lo que parece: una novela sobre fútbol debe contar una historia en la que la pasión por el fútbol sea el hilo narrativo, en el que una visión de mundo condicionada por la pasión por este deporte altere, incida, influya, marque y explique la vida de un individuo. Incluso no sería necesario un partido de fútbol en sí, sino la ilusión constante de vivir como si la vida fuera un partido de fútbol.

¿Por qué muchas de las novelas de fútbol decantan hacía historias del tipo de la novela negra: muertos, corrupción, detectives que investigan casos?
Las mafias y el mundo oscuro del espionaje y las conspiraciones siempre han estado muy cerca del fútbol. Y esto, teniendo como base lo dicho anteriormente, le facilita al autor “escribir una novela sobre fútbol” aprovechando que hoy en día interesan y venden mucho las ficciones narrativas sobre intrigas. En este caso, el fútbol es apenas un pretexto ya que no son novelas futboleras ni mucho menos.

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De acuerdo con su criterio ¿cómo debería ser o en qué debería centrarse una novela de fútbol para ser eso, una buena novela de fútbol?
Una novela de fútbol -eso de buena o mala es un juicio de valor hermenéutico- debe ofrecer la posibilidad de que el lector logre reconocer los elementos por medio de los cuales una persona puede llegar a perder la cabeza -me refiero a darle un vuelco total a su vida, o a empezar a tomar decisiones trascendentales para su vida a la luz del fútbol-, ante la presencia de una pelota de fútbol en su vida. Es eso. Es más: debería también tener las claves a propósito de qué es o de qué elementos está hecha una pelota de fútbol a sabiendas de que una vez llega al pie del hombre, es capaz de robar toda su atención haciéndolo víctima de una situación de juego ficcional, que luego puede llegar a trasladarse a la vida diaria en la mente de ese hombre.

¿Hay futuro para la literatura de fútbol? Más allá de los que se ve cada cuatro años en tiempo de Mundial.
Yo creo que sí. Hay novelas y cuentos muy interesantes que han llamado la atención frente al hecho de que todavía no sabemos qué es lo que nos embruja del fútbol.

Si se hiciera un triangular de literatura de fútbol entre la poesía, el cuento y la novela, ¿cuál saldría ganando? La pregunta va encaminada a qué se escribe más: poesía, cuento o novela de fútbol.
Se publican más novelas, se escriben más cuentos, pero la poesía es el mejor lugar para poder hacerse a una idea de lo que puede ser el fútbol: un universo poético cargado de símbolos y de reglas capaces de dotar a los jugadores de una épica, una tragedia, un drama o una comedia en la que se juega a ganar intentando controlar con los pies un elemento redondo celoso y arisco.

¿Qué autores recomienda para el lector que se acerca por primera vez a este, digamos, subgénero literario?
A mí me gusta mucho leer crónicas. Pero no crónicas de partidos ni mucho menos sino crónicas en las que alguien reflexiona el porqué de lo que pasa en el terreno de juego, interpretando eso a la luz de un contexto social. Puede sonar inútil y contradictorio frente a lo dicho anteriormente. Pero lo que realmente tiene de valioso una crónica es que intenta explicarse a sí misma el porqué de la locura social y deportiva ante el fútbol. Un ejemplo: Enric González. La crónica puede ser una puerta de entrada.

¿Usted jugó o juega al fútbol? ¿Qué posición hacía? Como escritor y futbolista aficionado, ¿qué es más difícil escribir sobre fútbol, bien sea novela, cuento o poesía, o anotar un gol en un partido?
Jugué fútbol desde muy niño. Era mi vida. Quise ser futbolista pero tuve lesiones y ahí se acabo todo. Jugaba de delantero. Creo que es más difícil anotar un gol por toda la dificultad que tiene el juego con rivales y con una pelota en disputa. Además, no he intentado todavía escribir sobre fútbol pero creo que también puede ser muy difícil si no hay pasión. Quien juega al fútbol es un apasionado.

¿Y quién escribe literatura de fútbol?
¡Un soñador!

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Publicado en el periódico EL TIEMPO, 3 de junio de 2015

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La primera dama del Barcelona

Desde la suite 2507 del hotel W se ve el Mediterráneo que se mece suavemente sobre las playas de Barcelona. El espacio es un compendio de tres dormitorios de grandes ventanales, cada uno con baño, que suman trescientos metros cuadrados. En la habitación más grande, con comedor para seis personas, sala, cocina, cafetera espresso Francis Francis Illy, vinoteca climatizada, tina independiente, jacuzzi y una vista al mar de 180 grados, es la cita con Shakira Isabel Mebarak Ripoll, para hablar de su disco, de su carrera, de su familia y de… ¿sus aspiraciones políticas en el F.C. Barcelona?

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Publicado en revista BOCAS, No.29, de abril de 2014

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La voz del Camp Nou

El estadio del Fútbol Club Barcelona tiene voz propia. Muchos la han escuchado pero pocos conocen el rostro de la persona que está frente al micrófono. Manel Vich está a punto de cumplir 76 años y su deseo de seguir siendo el locutor del Camp Nou es latente. En más de medio siglo, sólo un cáncer de riñón y las bodas de sus hijos han hecho que falte alguna vez a un trabajo por el que nunca ha cobrado. Crónica de un hombre a una voz pegado. Escrita para la revista Panenka, No. 27, de febrero de 2014.


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Publicado en Revista Panenka No. 27, Febrero, 2014

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El dilema… de Martino

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“Fue un error de apreciación la tardía utilización de la palabra crisis”, dijo José Luis Rodríguez Zapatero, en una confesión autocrítica de su papel como presidente del gobierno español, que hizo durante la presentación de su libro a los medios, en Madrid.
En ese texto, El dilema (Planeta, 2013) que, a manera de memorias, repasa y revive sus años como jefe de Gobierno, Rodríguez Zapatero deja en claro que debió asumir con anterioridad el uso de esta palabra para tratar de resguardar la insalvable economía española. Aceptar ese término era comenzar a reconocer el mal. Y, como tal, formaría parte de su tratamiento. Cosa que no hizo y ya sabemos cómo estamos y cómo vamos. En fin…
Cito esto, porque después de ver jugar al Fútbol Club Barcelona contra el Ajax, partido de la Champions League que perdió 1-2, en el Ámsterdam Arena, y luego de la derrota 1-0 contra el Athletic de Bilbao, en el nuevo San Mamés, su entrenador, Gerardo Martino, está aún a tiempo de incluir esta palabra en su léxico y discurso de cara al pueblo culé: dirigentes, jugadores, socios, simpatizantes y hasta los turistas que sin saber de fútbol, lo primero que hacen, al llegar a Barcelona, es comprar la camiseta blaugrana como souvenir.
Líder sólido y mandamás de la Liga española, el Fútbol Club Barcelona está en crisis. Hay que reconocerlo. Lo está porque todos los citados anteriormente –hasta los turistas que sin saber de fútbol, lo primero que hacen, al llegar a Barcelona, es comprar la camiseta blaugrana como souvenir– quieren que el equipo de Martino juegue como el de Guardiola. Y no es posible. A pesar de tener casi los mismos jugadores y la misma columna vertebral: Valdes, Piqué, Xavi y Messi, el del míster argentino y el del míster catalán son dos conceptos distintos de poner en práctica sobre el campo. El FCB está en crisis porque su máxima estrella, Messi, está lesionado. Está en crisis, a pesar de Neymar y el resurgimiento de Álexis. El equipo que se autodenomina “más que un club” está en crisis, por eso mismo que dice ser: “más que un club”. El Barça está en crisis porque los equipos que ha entrenado el ‘Tata’ se paran y juegan muy distinto a los equipos del ‘Pep’. El dilema que tiene Martino es reconocer esto y dar vuelta de página a la época guardiolista e imponer su propio estilo en el Camp Nou. Sin embargo, quizás eso le cueste el puesto. De ahí el dilema.

Quince preguntas para Diego Costa

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El otro día llevé mis documentos al Registro Civil de la Plaça del Duc de Medinaceli, en Barcelona, para iniciar el proceso de obtención de la nacionalidad española. Desde que pedí la cita, dos años transcurrieron para cumplir con este paso.
Bajo mi brazo estaba la carpeta que contenía: Certificado literal de nacimiento, del interesado, o sea, su servidor; certificado de empadronamiento de l’Ajuntament de Barcelona. Original y fotocopia de los medios de vida, informe de vida laboral, contrato de trabajo y las tres últimas nóminas; certificado de antecedente penales del país de origen, Colombia; original y fotocopia de la tarjeta de residencia (NIE). Original y fotocopia del certificado de matrimonio, y original del certificado literal de nacimiento de mi cónyuge española, actualizado. Huelga decir que era requerimiento que ella también fuese y llevará consigo original y fotocopia de su DNI (Documento nacional de identidad).
Uno a uno fui entregando los documentos ante la funcionaria correspondiente. Al finalizar, previo aviso para que mi pareja saliese del lugar, pasó a hacerme una serie de preguntas que buscaban comprobar mi conocimiento sobre el estado al que quiero pertenecer como ciudadano. ¿Ha leído la constitución española? ¿Cuál es el punto que más recuerda o cree importante? ¿Cómo está conformado el Gobierno y cuál es la división de poderes? ¿Cómo está organizado territorialmente el Estado? Diga 10 provincias… ¿Cuál es la religión oficial? Diga cinco organizaciones internacionales de las que es miembro el estado? Diga el nombre de cuatro escritores o pintores españoles. Conjugue el verbo haber.  ¿Cómo se llama la esposa del presidente de Gobierno? ¿Cuáles son las últimas cinco letras del abecedario?
Una a una fui respondiendo a las cuestiones. Sin pena, digo que contesté unas con mayor acierto que otras. Gracias a eso, ahora tengo una hoja que dice que se ha dado comienzo a mi caso, que recibiré un carta cuando mis documentos estén en Madrid; luego recibiré una citación de la Policía -para otra entrevista- y finalmente, una segunda carta con el resultado del proceso. Ahí vamos. Entre cinco, seis o más años puede durar todo hasta el sí, para abrazar la rojigualda como mi bandera, o el no.
Recuerdo todo esto, porque justo se ha dado el caso -y la polémica- de la convocatoria a un futbolista oriundo de Brasil, Diego Costa (el fotomontaje de la imagen es del diario Marca), para que integre la selección de España, como nacionalizado. El llamamiento del delantero, que juega en el Atlético de Madrid, ha suscitado opiniones a favor y en contra.
Alejándome de esa controversia y dándole rienda suelta a mi imaginación, veo a Costa sentado en una silla de una oficina de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), en frente de entrenador, Vicente del Bosque, y el presidente de la RFEF, Ángel María Villar, respondiendo un singular cuestionario para verificar su conocimiento del fútbol español y, por ende, aprobar y refrendar su convocatoria. En ese caso, de voz de Del Bosque y Villar saldrían las siguientes preguntas, que se deberían adoptar para cualquier caso similar.
1. ¿En qué fecha se anotó el primer gol de lo que se conoce como Liga de España?
2. ¿En qué partido se dio y quién lo anotó? ¿En qué campo se disputó ese partido?
3. ¿Desde que año España hace parte de la FIFA?
4. ¿Qué es Pichichi?
5. ¿En qué fecha se fundó el primer equipo de fútbol español y cómo se llamó?
6. ¿Cuál fue la primera participación de España en un Mundial de fútbol?
7. ¿Que le dice el nombre de Julio Cardeñosa?
8. Con la Copa Mundial de Brasil de 2014, ¿cuántas clasificaciones ha conseguido España?
9. ¿Quién anotó el gol qué clasificó a España para el Mundial de Argentina de 1978?
10. Diga la alineación de la Selección que jugó la final de la Copa de Europa 1984…
11. ¿Cuántas veces ha salido campeona la Selección en Europa?
12. ¿Quién fue el Divino?
13. ¿Quién marcó el gol para derrotar a Inglaterra en la Copa Mundial de Brasil 1950?
14. ¿Cómo se llama la esposa de Vicente del Bosque?
15. ¿Qué estaba usted haciendo la mañana del 23 de febrero de 1981?

 

 

 

After derbi català

Desde el color de donde se mire muchas o pocas cosas dejó el derbi jugado entre el F.C. Barcelona y R.C.D. Espanyol que, con gol del chileno Alexis, en el Camp Nou, ganó el primero sobre el segundo por un gol contra cero. Una de ellas, pocas o muchas, la encontré en el suplemento deportivo que trae El Periódico los sábados, bajo la cabecera: másdeporte.
En el “unoxuno”, un clásico de la prensa deportiva para resumir la actuación de los jugadores postpartido, cada futbolista recibe una calificación de uno a diez y un adjetivo que describe su papel dentro del campo. Si hacemos a un lado los nombres o apellidos de los futbolistas de cada equipo y lo reemplazamos por la palabra elegida por los redactores en cada caso, las alineaciones fueron las siguientes:
FC Barcelona. Portería: Oportuno. Defensa: Fallón, Dubitativo, Irregular, y Aplicado. Mediocampo: Coartado, Apretado, e Intermitente. Delantera: Salvador, Espeso, e Ingenioso. Salieron del banquillo de suplentes: Animado por Salvador; Útil por Intermitente; y Testimonial por Irregular. El gol lo anotó Salvador.
RCD Espanyol. Portería: Brillante. Defensa: Tenaz, Muro, Sobrio, y Luchador. Mediocampo: Motivado, Colocado, y Potente. Delantera: Apagado, Discreto, y Listo. Salieron del banquillo de suplentes:  Trabajador por Apagado, y Testimonial por Motivado.
Nada más qué decir. Bueno, algunas crónicas escribieron que fue un “intenso partido”. Con tanto adjetivo, ¿cómo no?