Batman: “Superman es un héroe del pasado, ¡yo soy el superhéroe del presente!”

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Cuenta la leyenda que a la salida de un teatro, caminando por un callejón oscuro de Ciudad Gótica, un maleante de poca monta asaltó a la familia Wayne o Díaz. El apellido depende de la latitud en que se encuentre el lector. La familia Wayne (o Díaz) entonces estaba compuesta por una pareja, Thomas y Martha, y su hijo.

Cuenta esa misma leyenda que, en medio del robo, el ladrón, Joe Chill -o los dos o tres ladrones, las versiones de la prensa nunca fueron exactas, como en el asesinato de Kennedy-, revólver en mano, hirió sin misericordia a la pareja, cuya muerte fue inmediata a los ojos del pequeño Bruce o Bruno. El nombre también depende de la latitud en que se encuentre el lector.

Remata esa leyenda diciendo que ese pequeño creció, heredó las cuentas bancarias de sus padres, el mismo mayordomo (Alfred), y las propiedades de finca raíz de la familia. Se hizo hombre, multimillonario, filántropo, y se convirtió en un murciélago humano para vengar la muerte de sus progenitores y erradicar de una vez por todas la maldad, el crimen y la injusticia de esa ciudad que llaman Gótica y que se parece tanto al mundo en que vivimos.

La leyenda se extendió y narra que ese niño, que se hizo adulto, vestido de mallas grises, capa oscura, a juego con el tono de las mallas, y una especie de casco antifaz con orejas puntiagudas, se dio a conocer al mundo como Batman, fruto del trabajo entre el artista Bob Kane y el escritor Bill Finger. Fue en el número 27 de la revista Detective Comics de 1939. Ante tanta personalidad y oscuridad, el personaje se independizó y logró tener sus propias aventuras en la revista del mismo nombre, Batman, en la primavera de 1940.

De esa manera, el enmascarado que le disputa el liderazgo a Superman, en la Liga de la Justicia, tiene hoy 76 años y sigue tan tranquilo. Va y viene por el mundo. En uno de esos viajes, lo encontré en la puerta de un quiosco, en el 33º Salón del Cómic de Barcelona. “Esta clase de trabajos, tipo cameos o bolos, me vienen bien porque rebajan la tensión de los rodajes y me acercan a la gente. Muchos no saben que soy el verdadero Batman y me toman por un simple guardia de seguridad, así puedo palpar lo que pasa en realidad en el mundo”, dice el caballero oscuro, con una voz ronca y gruesa que sale de su boca. Y que de cuando en vez, antes de responder, suelta al piso un escupitajo. ¡Puaj!

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Señor Wayne (Díaz), perdón, Batman, a pesar de su edad lo noto bastante bien, músculos marcados y un físico que le envidiaría cualquier tipo de 30 o 40 años…
¡Puaj! Voy al mismo gimnasio que van Arnold (Schwarzeneger) y Sly (Stallone), hacemos algo de pesas y piernas, pero no se equivoque una cosa es lo que ve y otra cosa lo que somos. Ya tenemos una edad y hay que cuidarse. Tomo las mismas cosas que ellos, no piense en Lance Armstrong, solo productos naturales y eso nos mantiene en forma.

Señor Wayne (Díaz), perdón, Batman, comencemos por el principio, ¿Si Joe Chill no hubiera matado a sus padres, qué sería de Bruce (Bruno) en la actualidad?
Esa pregunta es peligrosa porque pone en juego mi identidad secreta, pero no importa, a un periodista no se le puede mentir. Y menos si el que responde es Batman, o sea yo. Mire, joven, esa cuestión llega a mi cabeza todas las noches cuando voy a la cama. Por mi edad, duermo poco y siempre pienso en ello al tomarme un agua de tila. Mi padre, Thomas, me comenzó a educar para que fuera como él, un político para ayudar a la sociedad. Pero él quería que yo fuera más ambicioso y saliera de Gótica. Su sueño era que yo hiciera carrera de senador en el Congreso y luego, quizás, aspirar a la presidencia del Estado. Teníamos todo lo que un político necesita para conseguir eso…

Claro, la educación, inteligencia y sensatez que lo caracterizan a usted…
¡Puaj! ¡Patrañas! Teníamos dinero y eso es lo único que necesita cualquier candidato para ser presidente de cualquier país en el mundo. Mire a Donald (Trump). Pero voy a la respuesta, disculpe usted, joven, tengo problemas de digresión, mi médico me ha dicho que estudié un idioma tan difícil como el alemán para fortalecer la memoria y no caer en la sombra del Alzheimer. ¿En qué estábamos?

¿Qué hubiera sido de usted de no presentarse el asesinato de sus padres?
¡Ah sí! Político, seguro; presidente, quizás. Al final tal vez hubiera terminado siendo como ese chico, ¿cómo se llama el de los ordenadores? ¡Ah sí! Bill Gates.

Claro, por su afición a esas máquinas, hubiera sido un empresario del sector…
¡Paf!, -hace con su mano como si intentará pegarme una bofetada y reproduce la onomatopeya con su boca-. No, muchacho, sería lo que soy en la serie, pero sin la capa y el antifaz, un filántropo. Eso sí muy mayor, como Bill (Gates), George (Soros) o Gordon (Moore). Pero no daría calderilla como ellos, donaría dinero de verdad.

(Aquí hay que hacer un inciso: de Bill Gates, fundador de Microsoft, se dice que ha dado cerca de 28 mil millones de dólares en apoyo a universidades, proyectos científicos e investigaciones para combatir enfermedades. De George Soros, inversionista de origen húngaro, se cuenta que ha donado 7 mil 200 millones en apoyo a causas sociales.
Y de Gordon Moore, creador de Intel, se cuenta que sus donaciones a la capacitación del personal que trabaja en el campo de la salud y el desarrollo de las investigaciones científicas ascienden a los 6 mil 800 millones de dólares).

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Volvamos al comienzo, en uno de los relatos se dice que Joe Chill es hijo de Alice Chilton, mujer que cuidó de usted de pequeño. Chill (ese sería su alías en el mundo del crimen) asesinó a sus padres en venganza al maltrato o al no pago de unos dineros por la liquidación de ella como empleada. ¿Qué sabe de esto?
¡Pamplinas! Eso fueron versiones publicadas en el Daily Planet. Clark Kent siempre utilizó su poder de influencia con el editor de ese periódico, Perry White, para escribir lo que se le daba la gana. Superman es de acero, pero su verdadero y más fuerte poder es que tiene un periodista dentro de él y así la prensa está en su favor. Kent es su relacionista público. Gracias a eso, redactó artículos que insinuaron esa idea, pero no es verdad. Alice sí trabajó con nosotros. La recuerdo como una señora bondadosa y muy tierna, pero su hijo era un adolescente incorregible. Y claro, lo que pasó esa noche fue resultado de eso y de la droga a la que se hizo adicto. ¡Pobre chico! ¿Me puedo sentar? Es que las rodillas ya no resisten el peso del traje y la capa.

Sí, claro, adelante, señor Batman. Su lío con Superman lo dejamos para más adelante. Otra versión dice que su padre, como candidato a la Alcaldía de Ciudad Gótica, tendría en esos momentos nexos con la mafia, que lo aupó a esa aspiración, pero luego él quiso deshacer esa relación, y que Chill sólo apretó el gatillo, pero los autores intelectuales fueron otros. ¿El asesinato de sus padres fue una conspiración?
No sé, ha pasado mucho tiempo y no se ha podido comprobar, pero que hubo “bala mágica”, como en el asesinato de Kennedy, de eso estoy seguro. Ello me llevó a pensar que Chill, esa noche en el callejón, como Oswald, en Dallas, no actuaron solos. De todas maneras, espero aclararlo algún día, quizás contacte con los MythBusters (Los cazadores de mitos) para hacerlo. Eso sí es investigación profesional y efectiva, tal vez el gobierno de Estados Unidos deba contratarlos para definir de una vez por todas quién o quiénes mataron a Kennedy. Y si solicitan que investiguen el asesinato de Lincoln, quizás les hagan rebaja de dos por uno.

Su historia es una bola de nieve que ha crecido por el odio y la venganza. Chill mata a sus padres, usted se venga de él, luego el hijo de Chill quiere vengarse y así sucesivamente. ¿No estaría bien dejarlo ya?
Joven, usted está aquí para preguntar o para juzgar. Y para serle sincero, esos dos sentimientos mueven más la humanidad que cualquier otro. Dígame, ¿qué sería de Israel y Palestina sin odio y venganza? Un simple conflicto de tierras que no ocuparía nunca un titular de primera página.

Después de todos estos años en el negocio, ¿cómo ha sobrevivido un superhéroe como usted sin superpoderes?
Con el más fuerte de los superpoderes que hay en este mundo, joven: el dinero y las influencias.

Dicen sus críticos que usted tiene envidia de que Superman pueda volar y usted no… ¿qué opina?
¡Puaj! No me interesa eso, ¡yo la tengo más larga! Claro, hablo de la capa, para evitar malentendidos.

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En 1940, usted coincidió con Superman en la nueva serie ‘World’s Finest Comics’, de Nacional Publications, ¿qué recuerda de entonces?
Hace ya tanto tiempo, éramos dos jóvenes que nos queríamos comer el mundo. Muchos se burlaron de nosotros porque íbamos de mallas y capa, a mí eso me intimidaba, pero Superman, que ya tenía experiencia en el negocio, me dio seguridad para seguir adelante. Fueron los mejores años de nuestras carreras. Luego aparecería la Mujer Maravilla y la Liga de la Justicia, y eso resquebrajo nuestra relación.

¿Qué sucedió?
Lo normal, muchacho, éramos dos machos alfa, como García Márquez y Vargas Llosa, que queríamos aparearnos con todas y pelearnos por ser el líder de la manada. Una vez, Superman me descubrió en el avión invisible de la Mujer Maravilla y aunque ellos dos no tenían nada, sólo había un deseo platónico de parte de él hacia ella, al ver lo que pasaba hubo una discusión que llegó a los golpes. Yo la tenía amarrada con el lazo mágico de ella y estaba a punto de hacerle sentir maravillas, pero ese chico lo impidió. Peleamos y sólo el rápido movimiento de Flash impidió que pasara algo grave. Luego, la Liga de la Justicia se dividió en dos bandos: “supermanistas” y “batmanistas”. Así ha sido desde entonces. Es algo irreconciliable.

Algunos estudios argumentan que Superman es más popular, pero hay mediciones extraoficiales que se pueden hacer hoy en día y ver lo contrario. Por ejemplo, en Twitter (@Batman), usted tiene 125.293 seguidores, mientras el hombre de acero (@SupermanTweets) llega a 71.290. En Facebook, como figuras públicas, Batman tiene 13.281.293 fanáticos y Superman, 7.343.862. ¿Qué opinión le merece?
Demuestra que los tiempos cambian y los gustos por los superhéroes también. Y eso que por la edad, ninguno de los dos está muy interesado en eso de estar comunicado directamente con los fans. Eso quita mucho tiempo. En mi opinión, Superman sigue en el pasado, es inocente y plano. Lo único que haría realzar su historia es una película porno en la que se vea a Luisa teniendo sexo con él y que Lex Luthor trate de impedirlo a punta de kryptonita. Eso le gustaría al público. Por el contrario, el planteamiento de mis aventuras es más oscuro. Eso llama más atención de la gente. Superman es un héroe del pasado, yo soy el superhéroe del presente.

¿Qué tal está el negocio de ser superhéroe hoy en día? ¿Vale la pena serlo?
¡Puaj! No está mal, no hay la crisis de los 50 que casi acaba con todos, pero tampoco es que esté tan bien. Hoy en día cualquiera puede ser un héroe y eso le quita emoción y dinero a muchos. Hace un par de años, en Estados Unidos, por iniciativa de Lee (Falk), se creo un reality show para escoger a los nuevos superhéroes. Seguí la primera temporada, ganó Feedback, un chico que encarnaba bien lo de ser un superhombre pero, como el buen vino, los superhéroes no se dan de la noche a la mañana, les falta tiempo y maduración. La segunda temporada ya no la vi. Luego, ya no lo hicieron más. No entiendo cómo en España han visto dieciséis temporadas de Gran Hermano con Mercedes Milla. Eso dice mucho de este país donde no reina Felipe VI sino las marujas y el cotilleo.

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Ya que toca a España, usted rodó en Barcelona, en 2009, previo acuerdo de DC comics y Planeta de Agostini, con guión de Mark Waid y dibujo de Diego Olmos, ‘Batman-Barcelona: El caballero del dragón’. Un cómic de 48 páginas que fue catalogado por la crítica de este país como “una aventura simplona, que ocurre en Barcelona, pero pudo haber pasado en cualquier ciudad, el escenario es completamente insustancial y la historia es plana”. ¿Qué dice?
¡Puaj! Mire joven, fue un éxito, se vendieron millones de ejemplares, tanto en Estados Unidos como en Europa. Y lo que digan aquí, me tiene sin cuidado. Rodamos en Barcelona, porque una vez nos encontramos con Woody (Allen), después de uno de sus conciertos de clarinete en la Casa Fuster y nos recomendó que la ciudad era la mejor para hacer una obra de esta magnitud. Que por dinero no nos preocupáramos, que el Ayuntamiento subvencionaba cualquier cosa que vendiera la ciudad al mundo. No importaba de qué fuera la historia o si el guión era bueno o malo, lo importante era mostrar a Barcelona, como el lo hizo con Vicky Cristina y salir de aquí con los bolsillos llenos. Además esa portada, en la que estoy con la Sagrada Familia detrás, quedó muy bien y yo salgo muy guapo.

Otra polémica que siempre lo ha envuelto a usted es su relación con su aprendiz, Robín. De hecho, en 1954, el psiquiatra Fredric Wertham afirmó en su libro ‘Seduction of the Innocent’ que: “sus historias son psicológicamente homosexuales y que podían incitar a los niños hacía las fantasías homosexuales, de una forma de la que serían inconscientes”. ¿Qué puede decir ante esto?
¡Puaj! A Robin y a mí nos une algo muy fuerte: los dos perdimos a nuestros padres en similares circunstancias. A los suyos los mató un tal Tony Zucco, cuando presentaban su espectáculo The Flyings Graysons en el circo. Desde entonces, supe que sería un gran apoyo, lo entrené para que ser lo que es hoy: un superhéroe independiente. Siempre ha sido un hermano menor para mí. ¡Puaj! Lo que digan psicólogos, psiquiatras o psicópatas, por muy expertos y estudiosos que sean, me la suda. Que vengan, si se atreven, a mi Baticueva y ahí les demostraré el hombre que hay debajo de la capa y el traje para que dejen de tanto estudio y tantas patrañas. Si no tienen valor, entonces que solo le pregunten a Gatúbela.

De las ocho películas, si no estoy mal, que se han hecho sobre usted, ¿cuál es la que más le ha gustado y cuál es el actor que mejor lo ha interpretado en el cine?
Las que dirigió Tim (Burton) me gustaron, supo administrar ese tono oscuro y gótico muy propio de su estilo, pero no estuve de acuerdo con Michael Keaton. Lo sentí demasiado blando. Recuerdo una anécdota, yo los asesoré para darle más realismo al personaje. Estábamos trabajando Michael, Jack (Nicholson) y Tim sobre cómo debía interpretarme Keaton. Y éste dijo que lo quería hacer con todas las emociones del caso. Entonces, Jack (Nicholson) tomó la palabra y le dijo: “Tranquilo, muchacho, sólo deja que el disfraz hable y serás Batman”.
En la que dirigió Joel Schumacher, (Batman Forever, 1995) con Val Kilmer en el papel, me gustó que Val le metió esa actitud roquera y rebelde que le quedó de encarnar a Jim Morrison en The Doors. Viéndole, pensé que Batman moriría en París y sería enterrado en Père Lachaise. ¡Puaj! La peor sin duda, y eso se reflejó en la taquilla, fue la que hizo George (Clooney) en Batman y Robín (1997). Ni hablar. Y las interpretación de Christian Bale, en las últimas tres, me ha parecido que es muy flaca, sigo viéndolo como Trevor Reznik y sus problemas sicóticos de El maquinista.

Se le olvida uno muy importante…
¿Quién?

¡Adam West! Que saltó de la serie de TV de los 60 para protagonizar la primera película, en 1966…
¡Puaj! Claro que no, joven, lo quise dejar de último para decir que ese es el Batman más cercano al real que yo he visto. Humano, de costumbres intachables, educado, de buen humor, mitad cómic, mitad caricatura. Nada grotesco, bien podía pasar por un pusilánime o zopenco pero es que así son los héroes, no necesitan más sino la inteligencia para salir de cualquier problema. Además, eso de las onomatopeyas: Pam! Pow! Ouch! Bam! Le dio un aire superlativo. Le cuento otra anécdota, cuando se supo que se iba a hacer Batman con Michael Keaton, a los estudios de Warner, en Los Ángeles, llegaron miles de cartas de fanáticos rogando que el protagonista fuera Adam (West). Luego, nos daríamos cuenta que todas esas cartas las había escrito el mismo actor. Esa es la sagacidad del verdadero Batman.

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Y ¿cuál es el villano que le toma más trabajo enfrentar?
¡Puaj! Gatúbela mueve esa cola y saca de concentración a cualquiera. El Capitán frío te deja de esa temperatura, Hiedra es muy venenosa, Pingüino es corto de ideas, Joker es un bromista, el Dos Caras es ambiguo y esquizofrénico, pero sin duda el más difícil de vencer es el Enigma (Acertijo), es que es una verdadera incógnita.

¿Qué tanto tiene usted de murciélago?
Lo mamífero.

¿Pero ellos pueden volar y usted no?
¡Puaj! Y dale con eso, el no poder hacerlo no me limita como superhéroe. Tengo otras habilidades que exploto y les saco más provecho. Eso me hace distinto a otros superhéroes voladores.

Un estudio de la aerodinámica de su capa, hecho por los estudiantes de Física de la Universidad de Leicester, con motivo del estreno de su más reciente película, publicado en el ‘Journal of Special Physics Topics’, afirma que ésta le permitiría planear con soltura desde un edificio, pero que un aterrizaje fatal sería inevitable y usted moriría al estrellarse contra el suelo, como si lo atropellara un coche que va a más de 80 kilómetros por hora. ¿Qué dice frente a este estudio?
¡Puaj! Nadie es perfecto. Ni siquiera los superhéroes lo somos.

La conclusión del mismo estudio recomienda que usted utilice paracaídas. ¿Es posible?
¡Nunca! Sería rebajarle la tensión al personaje. Lo volvería un señorito andaluz.

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Imposible hablar con usted y no tocar el tema de ‘The Dark Knight Rises’ (2012), la película más reciente de Batman, y el asesinato de 12 personas en la noche de su estreno en Denver (EE.UU.), por parte de James Holmes, que iba disfrazado de usted…
¡Puaj! Mire, joven, allí hay algo muy sospechoso. Sin querer acusar ni ofender a nadie, ¿no le recuerda a alguien muy conocido la cara de ese Holmes?

No…
El pelo rojo, las pecas, la mirada perdida, ¿no le dicen nada? Vístalo con una camisa, la pajarita y cuélguele una cámara fotográfica al cuello y es el mismo Jaime Olsen. Eso fue un ataque de los “supermanistas”, vestidos como yo, para quitarme popularidad ante las audiencias. De James Holmes a Jaime Olsen no hay mucha diferencia.

Esa es una acusación grave…
¡Puaj! Ve, ni usted, joven, me cree. El mundo está tan “supermanizado” que no ven con objetividad las cosas. Todos creen que Superman es un buenazo, pero no saben que debajo de esa capa hay un fascista reprimido. Un tipo peligroso que está cerrado al progreso por su conservadurismo rural.

¿Y usted como se considera?
Un ateísta científico.

Algunos ven en este enfrentamiento, la típica lucha de clases. Usted: millonario, con buena educación, cosmopolita, dueño de mansiones, soltero deseado, atleta, inteligente; y él: criado en el campo, padres adoptivos mayores y conservadores, lo ven como un campesino que emigra a la ciudad y consigue un trabajo de periodista a sueldo para poder mantenerse, un obrero…
¡Puaj! Todo eso lo ha alimentado él, desde la prensa. Pero sabe una cosa, puede que yo no vuele y no tenga visión de rayos equis ni sea más fuerte que una locomotora y más rápido que un avión, pero hay una cosa que yo tengo y él no tiene y sé, por terceros, que daría todo por tenerlo.

¿Qué?
Mi batimóvil. Lo que todo hombre quiere en la vida: un auto guapo y grande, muy veloz, sofisticado y con toda la tecnología de punta. ¡Ah! Y que atrae y vuelve locas a las mujeres. Todas las mujeres sueñan con mi batimóvil. ¡Puaj!

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Quince preguntas para Diego Costa

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El otro día llevé mis documentos al Registro Civil de la Plaça del Duc de Medinaceli, en Barcelona, para iniciar el proceso de obtención de la nacionalidad española. Desde que pedí la cita, dos años transcurrieron para cumplir con este paso.
Bajo mi brazo estaba la carpeta que contenía: Certificado literal de nacimiento, del interesado, o sea, su servidor; certificado de empadronamiento de l’Ajuntament de Barcelona. Original y fotocopia de los medios de vida, informe de vida laboral, contrato de trabajo y las tres últimas nóminas; certificado de antecedente penales del país de origen, Colombia; original y fotocopia de la tarjeta de residencia (NIE). Original y fotocopia del certificado de matrimonio, y original del certificado literal de nacimiento de mi cónyuge española, actualizado. Huelga decir que era requerimiento que ella también fuese y llevará consigo original y fotocopia de su DNI (Documento nacional de identidad).
Uno a uno fui entregando los documentos ante la funcionaria correspondiente. Al finalizar, previo aviso para que mi pareja saliese del lugar, pasó a hacerme una serie de preguntas que buscaban comprobar mi conocimiento sobre el estado al que quiero pertenecer como ciudadano. ¿Ha leído la constitución española? ¿Cuál es el punto que más recuerda o cree importante? ¿Cómo está conformado el Gobierno y cuál es la división de poderes? ¿Cómo está organizado territorialmente el Estado? Diga 10 provincias… ¿Cuál es la religión oficial? Diga cinco organizaciones internacionales de las que es miembro el estado? Diga el nombre de cuatro escritores o pintores españoles. Conjugue el verbo haber.  ¿Cómo se llama la esposa del presidente de Gobierno? ¿Cuáles son las últimas cinco letras del abecedario?
Una a una fui respondiendo a las cuestiones. Sin pena, digo que contesté unas con mayor acierto que otras. Gracias a eso, ahora tengo una hoja que dice que se ha dado comienzo a mi caso, que recibiré un carta cuando mis documentos estén en Madrid; luego recibiré una citación de la Policía -para otra entrevista- y finalmente, una segunda carta con el resultado del proceso. Ahí vamos. Entre cinco, seis o más años puede durar todo hasta el sí, para abrazar la rojigualda como mi bandera, o el no.
Recuerdo todo esto, porque justo se ha dado el caso -y la polémica- de la convocatoria a un futbolista oriundo de Brasil, Diego Costa (el fotomontaje de la imagen es del diario Marca), para que integre la selección de España, como nacionalizado. El llamamiento del delantero, que juega en el Atlético de Madrid, ha suscitado opiniones a favor y en contra.
Alejándome de esa controversia y dándole rienda suelta a mi imaginación, veo a Costa sentado en una silla de una oficina de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), en frente de entrenador, Vicente del Bosque, y el presidente de la RFEF, Ángel María Villar, respondiendo un singular cuestionario para verificar su conocimiento del fútbol español y, por ende, aprobar y refrendar su convocatoria. En ese caso, de voz de Del Bosque y Villar saldrían las siguientes preguntas, que se deberían adoptar para cualquier caso similar.
1. ¿En qué fecha se anotó el primer gol de lo que se conoce como Liga de España?
2. ¿En qué partido se dio y quién lo anotó? ¿En qué campo se disputó ese partido?
3. ¿Desde que año España hace parte de la FIFA?
4. ¿Qué es Pichichi?
5. ¿En qué fecha se fundó el primer equipo de fútbol español y cómo se llamó?
6. ¿Cuál fue la primera participación de España en un Mundial de fútbol?
7. ¿Que le dice el nombre de Julio Cardeñosa?
8. Con la Copa Mundial de Brasil de 2014, ¿cuántas clasificaciones ha conseguido España?
9. ¿Quién anotó el gol qué clasificó a España para el Mundial de Argentina de 1978?
10. Diga la alineación de la Selección que jugó la final de la Copa de Europa 1984…
11. ¿Cuántas veces ha salido campeona la Selección en Europa?
12. ¿Quién fue el Divino?
13. ¿Quién marcó el gol para derrotar a Inglaterra en la Copa Mundial de Brasil 1950?
14. ¿Cómo se llama la esposa de Vicente del Bosque?
15. ¿Qué estaba usted haciendo la mañana del 23 de febrero de 1981?

 

 

 

Tintín: “Soy más real que ‘Avatar'”

La Rue des Sables es una calle escondida en Bruselas (entre Marais y Meiboom). Allí, en el número 20, está ubicado el Centro Belga del Cómic (Centre Belge de la Bande Dessinee). Un museo en el que vive gran parte de la historia del llamado “Noveno arte”, repartida en los cuatro mil metros del sitio.

En esa vieja casona, del más clásico estilo Art Nouveau, que construyó el arquitecto Víctor Horta en 1906 -para ser la sede de los almacenes de tela Waucquez, pude reunirme y hablar con Tintín. Entre exposiciones y viñetas del tamaño de una persona está el intrépido reportero de tupé y pantalones bombachos, que durante casi cincuenta años vivió todo tipo de aventuras de la mano de su creador Hergé (George Remi). A su lado -como siempre- está también Milú, el fox terrier cómplice de 24 álbumes, editados entre 1930 y 1976, que los llevaron a darle la vuelta al mundo y en una ocasión hasta pisar suelo lunar.

Justo después de morir Hergé, en 1983, Steven Spielberg adquirió los derechos para llevar al cine una trilogía del personaje. Proyecto que se estrenará en el 2011 y que, además de los actores reales, mezclará técnica de animación, 3D y el sistema Motion-Capture, el mismo que utilizo James Cameron en Avatar. Cuando le comento esto último, el copete de Tintín se mueve de un lado para otro y el reportero pierde la mesura que se le vio a lo largo de sus aventuras. “Pardonnez-moi, mesié, pero yo soy más real que Avatar. Avatar es una ficción de Cameron llevada al cine. Yo soy un ser vivo, aquí estoy hablando con usted, eso quiere decir que existo”, dice levantando su voz aflautada, que hace que el guardia de seguridad y el jefe de prensa del lugar me miren cómo diciendo “ten cuidado con lo que dices, él es una estrella y tienes que tratarlo como lo que es”. Está bien, “excusez-moi, Monsieur Tintín”.

No es la primera vez que su historia es adaptada al cine, anteriormente hubo dos intentos que fueron sendos fracasos –Tintín y el misterio del Toisón de Oro (1961) y Tintín y las naranjas azules (1964)-, ¿no teme que esto pase con el proyecto de Spielberg y Peter Jackson, y entonces su popularidad se vea disminuida?

N’est pas problème le mien (No es problema mío). Yo estoy por encima de bien y del mal. Tengo una tradición de más de ochenta años. Además, los proyectos de los que usted habla ni siquiera se hicieron basados en mis historias. Fueron guiones originales hechos por sus realizadores. Ni mi ayudante Hergé ni yo tuvimos que ver con eso. De ahí su fracaso. A Spielberg le hicimos ver ese problema y de allí que haya decidido adaptar El secreto del unicornio y no dárselas de creativo para hacer de mí un E.T.

¿Qué opina de que un actor como Jamie Bell –Billy Elliot (2000)- lo encarne en la pantalla grande?

Si le fait comme… (Si lo hace como…) interpretó Billy Elliot, lo siento demasiado masculino para meterse dentro de mí. Su trabajo está en mostrarme tal cual como soy yo… un aventurero que recorre el mundo para tratar de ayudar a la gente en la solución de sus problemas.

Su popularidad siempre ha sido alta. Alguna vez Charles de Gaulle –presidente de Francia entre 1958 y 1969-  llegó a decir que usted era su único rival en el plano internacional, ¿qué dice a eso?

Je suis ici (Yo sigo aquí). ¿Dónde está de Gaulle?

En sus historias usted se presenta como reportero o  periodista, pero nunca se le ve escribir o estar enviando una noticia para un diario; es más, en su primera aventura –Tintín en el país de los soviets (1930)-, al despedirse de su editor, usted le dice: “Te mandaré postales, vodka y caviar…”

Je suis un type de journaliste en actif, chaud, jamais en froid (Soy un tipo de periodista en activo, en caliente, nunca en frío). Escribir es bajarle la tensión a la historia. Un día lo hablamos con Hergé en una taberna de Gante. Nos tomábamos una cerveza Augustijn, mientras oíamos algo de jazz y le dije: “Si le dedicamos tiempo a que yo escriba en la viñetas, no habrá espacio para contar la aventura”. Él aceptó. O usted, sabelotodo, ¿cree que me hubieran leído tanto si en mis álbumes me pasará todo el tiempo en mi casa, frente a la máquina de escribir? Eso es muy aburrido… mírese nomás.

Es imposible hablar con usted y no preguntarle por el tipo de periodismo que se practica en la actualidad. ¿Qué comentario le merece?

Sont d’autres temps (Son otros tiempos). Pero le confieso que el periodismo llegó hasta cuando Bob Woodward y Carl Bernstein destaparon lo del “Watergate” y lograron que Richard Nixon renunciara a la presidencia de los EE.UU. De allí en adelante todo son relaciones públicas. Ahora entro a una sala de redacción y todo es “control-copy”. Solo veo extensiones de oficinas de prensa institucionales. Ya no hay periodistas, los que existen son relacionistas públicos o personas que esperan la llegada, vía correo electrónico, de los comunicados de prensa.

Se imagina en esta época… ¿cómo sería Tintín?

Il ne voyagerait pas (No viajaría). Sería un tipo sedentario. Estaría sentado todo el día frente al ordenador, navegando en internet, preguntándole a Google, actualizando mi perfil en Facebook, escribiendo frasecitas en Twitter, viendo videos en Youtube, subiendo fotos a Flickr y opinando en cuanto foro de los periódicos on line hubiese… ¿lee alguien estos foros?

Pasando a otro tema, el crítico literario español Antonio Altarriba realizó una investigación sobre su historia y dice que usted cambió su perfil periodístico y tuvo que convertirse en un paparazzi por dinero. Cosa que lo hizo tomar un seudónimo y trabajar disfrazado, una de sus grandes virtudes en sus aventuras…

La profession s’est venue a moin (La profesión se ha venido a menos). Cualquiera que tenga un móvil es un periodista potencial. Si sucede algo, puede hablar o tomar fotos. Hay que diversificar el talento y tratar de sobrevivir en estos tiempos de crisis y desempleo. Además estoy pensando en adoptar un bebé del Congo y para lograrlo, para ser padre soltero, necesito dinero.

¡Tintín, papá! ¿De dónde le surgió esa idea?

J’ai travaillé de paparazzi… (Estuve trabajando de paparazzi…) en un crucero y seguí de cerca a Angelina Jolie y Brad Pitt con sus hijos… en el bar del crucero, tomando unos gins tonic, conversé con ellos y me convencieron… es más, después de que me invitaron a pasar la noche en su camarote –no me pregunté qué pasó ahí- quedamos en que cuando ellos se cansasen de uno de sus hijas, quizás Shiloh o Zahara, me la pasarían a mí. Sale más barato ser papá de un niño de segunda mano. Y sería la parejita para el que me pienso traer del Congo. Así los dos serían africanos.

Hay una polémica reciente…

Celle de ma supposée homosexualité ? (¿La de mi supuesta homosexualidad?).

No, esa la dejamos para más adelante. Ya que se refiere a ese país, hablo de una polémica que tiene que ver con una acusación contra usted y Hergé por racismo en el volumen Tintín en el Congo (1931). El estudiante Bienvenu Mbutu Mondondo, en su momento, denunció que esa historia hace ver a los habitantes de ese país como tontos y que los animales salvajes hablan mejor francés que ellos. “Actualmente son (las ediciones de ese libro) un insulto para los congoleños”, dijo Mbutu.

Il n’est pas racisme (No es racismo). El buen Mbutu debería saber que así funcionaban las cosas en aquel tiempo. Ese álbum es de 1931, entonces Europa era como una mamá para África. Europa cuidaba y mantenía sus colonias en ese continente y recogía lo que sembraba. Pero no hay que mirarlo fuera de contexto. Hacer eso es incurrir en un gran error. ¿Acaso el que un gran número de películas en Hollywood se hayan hecho, durante la época dorada, con tintes racistas, se ve con el mismo ojo? No. Esa es una opinión impulsada por los Marvel o DC Cómic, desde Estados Unidos, para bajarme popularidad y subirles puntos al Hombre Araña o Supermán. Por eso no hablo más de ese tema…

Antes de que se me olvide, una pregunta que siempre le quise hacer, ¿qué le gustaría tener del periodismo que hacía Clart Kent?

¡Donc à Superman! (¡Pues a Supermán!). El hombre de la capa le daba los artículos casi escritos a Kent.

¿En qué periódico o revista le hubiera gustado publicar alguno de sus artículos inéditos?

Je ne sais pas, il ne m’avait jamais fait cette question (No sé, nunca me había hecho esa pregunta). Pero ahora que lo pienso, alguna vez supe de una revista que hicieron en Colombia. Creo que se llamaba El Gusano y su lema era: “La única revista que no tiene eslogan”… ese doble sentido me llamó mucho la atención. Apetece publicar en una revista de ese estilo y clase.

Volviendo a la historieta, el nombre original de la serie era Las aventuras de Tintín y Milú (Les aventures de Tintin et Milou), ¿por qué en la traducción al español se cortó el nombre del perro y se dejo sólo el suyo? ¿Hubo problemas entre usted y Milú?

Regardez, il s’a toujours su que je était l’étoile de l’historieta (Mire, siempre se supo que yo era la estrella de la historieta). El perro creyó tener algún protagonismo, pero eso de que era un actor secundario siempre estuvo claro. Era tan secundario que le voy a decir un secreto: Milú no fue uno solo, fueron muchos fox terrier. El primero se quedó en Moscú, se cruzó con una tal Laika. Tuvieron una camada de Laikas, de ellas, una fue la que voló al espacio. A su reemplazo se lo comió una tribu en el Congo. Luego otro murió por sarna. Otro cuarto falleció al caérsele encima una columna de una de las pirámides en Egipto, cuando rodamos Los cigarros del Faraón (1934)… y el que ahora me acompaña ya no sé qué número es, perdí la cuenta.

Ya para terminar, porque esta entrevista se está haciendo muy extensa, hablemos de un tema que tocó antes…

¿La polémique par le racisme de Tintin au Congo? (¿La polémica por el racismo de Tintín en el Congo?).

No, el de su supuesta homosexualidad…

Je lui offre le mot “supposée”… (Le regalo la palabra “supuesta”…) y sobre ese tema tengo que decirle que cada quién tiene derecho a vivir su vida como mejor le parezca. En mi caso fue algo difícil, eran tiempos que no podías decir esto o aquello porque la gente no iba a tus películas, recuerde a Rock Hudson –que se casó con su secretaria, obligado por el estudio, para ocultarlo- o Richard Chamberlain que sólo hasta el 2003  lo pudo confesar en su autobiografía Shattered Love.

Ya que toca el tema del cine, ¿tiene una película para recomendar?

Par profession… (Por profesión): Under Fire, de 1983, con Nick Nolte, Gene Hackman y Joanna Cassidy; sobre la guerra civil en Nicaragua, donde me hubiera gustado estar.  Por vida personal: A Single Man, la reciente de Tom Ford, con Colin Firth y Julianne Moore… después de verla, salí con la cara llena de lágrimas. Y no hay que olvidar a Brokeback Mountain (2005).

Desde la historieta Tintín en el país del oro negro (1962), usted se fue a vivir al castillo Moulisart, residencia del capitán Haddock, ¿tuvieron alguna relación más allá de las viñetas?

D’accord avec… (De acuerdo con) Antonio Altarriba, el investigador aragonés que usted citó anteriormente, al terminar nuestro trabajo en la historieta, el capitán Haddock se volvió alcohólico y el profesor Tornasol está internado en un psiquiátrico. Pregúntele a Altarriba, él parece saber más de mi vida que yo mismo.

Una última, a David Beckham Gillette le pagó en el 2004 para que cortara su pelo y con la cabeza rapada fuera imagen de la campaña publicitaria de entonces, ¿si le ofrecieran lo mismo por su copete, usted lo haría?

Mon tupé il est pour le meilleur postor (Mi tupé está para el mejor postor). Sólo espero que, al leer esto, suene mi móvil y sea la gente de Gillette.

Barbie: “Soy una muñeca hueca”

Barbara Millicent Robert nació el 9 de marzo de 1959. La muñeca, que el mundo luego conocería como Barbie, se estrenó en la American International Toy Far, en Wisconsin (E.U). Desde entonces han pasado 50 años. Medio siglo de existencia en el que esta figura ha dejado de ser un simple juguete de niñas para convertirse en una diva de la moda y un símbolo de la cultura pop.

De paso por Barcelona, donde se exhibe una colección de las más representivas, en La Sala Vinçon del Paseo de Gracia -hasta el 29 de agosto-, la muñeca-maniquí-modelo de 1,75 metros de estatura, melena lisa, ojos claros y una boca cerrada que apenas entreabre para responder, me habló de algunos aspectos de su vida que rodean su cincuentenario.

Sin mover mucho las manos, luciendo un pantaloncito corto -que deja ver sus piernas eternas-, una blusa de color gris, unas botas de tacón de 10 centímetros y un sombrero de ala corta, Barbie me confesó que está cansada de ser una figura decorativa, pero que asume su trabajo y el paso de los años. “Es algo natural, contra lo que no hay nada que hacer, por más operaciones que la gente se haga”, dice con su voz suave y delgada.

En Colombia, cuando una mujer mayor no acepta el paso de la edad y se viste y vive como una adolescente se le dice “cuchibarbie”. Usted ya tiene 50 años, ¿siente que ya no es la Barbie de antes sino una “cuchibarbie”?

No. Madonna tiene 50; Nicole Kidman, 42; Cher, 63; Sharon Stone, 51; la Duquesa de Alba, Cayetana, 83; la edad no es sinónimo de decadencia sino de experiencia. Hay que saberla aprovechar y volcarla en lo que quieres ser y cómo lo quieres hacer. Además, una cosa es el estilo, que nunca se puede perder, otra la juventud, que es una cosa que pasa y ya. Hay que aceptarlo así.

A esta edad, ¿posaría desnuda en una revista para hombres, tipo Playboy?

Sí, ¿por qué no?. Creo que soy más natural y tengo más atributos que cualquiera de las chicas que salen en ese tipo de publicaciones. A mis 50 años no me he hecho una cirugia estética. Además les saldría económica, conmigo no tendrían que utilizar el photoshop.

¿Qué es lo más aburrido de la vida de una muñeca?

Que lo traten a uno como una porcelana, como un adorno, como alguien qué mostrar. No tener propia determinación, en otras palabras, que hagan con uno lo que quieran. Esto también se lo podrían contestar Carla Bruni de Sarkozy, la princesa de España, Letizia Ortiz de Borbón, o cualquier candidata en el Reinado Nacional de la Belleza en Colombia. Claro, tambien le pasa a Dimitir Medvédev con Vladimir Putin, en Rusia; o Mahmud Ahmadineyad con el ayatolá Alí Jamenei, en Irán.

Veo que está al tanto de la política internacional. ¿Cuál es su opinión sobre la presidencia de Obama en E.U.?

Es igual a los demás, pero con un pasado, presente y futuro más oscuro. El verdadero cambio en E.U. se dará cuándo el país vote a mi amiga Paris Hilton como su presidenta. Ahí empezará una nueva historia. ¿Se imagina la Casa Blanca toda rosadita? Eso sí sería estilo, como Cristina Kirchner en Argentina.

Usted no es la única muñeca famosa, otras colegas suyas, tambien lo son, por ejemplo, la matrioska rusa. ¿Qué le gustaría tener de ella?

La matrioska es una muñeca que tiene otras como ella por dentro, más pequeñas, eso la hace más interesante. Como si se pensara a ella misma, sin ser egocéntrica, sino pensándose para definir su lugar en el mundo. Yo, por el contrario, soy totalmente hueca. Dentro de mí no hay nada, pero soy profundamente superficial.

Aunque acordamos fuera de grabación que no le iba a preguntar por su relación con Ken, es imposible que no lo haga. ¿Cómo están, qué pasó con él?

Ken es un pasado que no quiero tocar. Sin embargo, a manera de exorcismo, le puedo contar que ahora la relación se reduce solo a lo comercial, como Tom Cruise y Katie Holmes. Ya no vivimos juntos, pero su contrato con Mattel lo obliga a estar en uno que otro lanzamiento de cualquiera de mis modelos. Él “salió del armario” y ahora disfruta su homosexualidad plenamente. Una amiga me contó que vive en Sitges con su nueva pareja, Woody, el vaquero de Toy Story.

Si no fue Ken, entonces ¿cuál es su hombre ideal?

De carne y hueso, el ‘Papi’ Silvio Berlusconi. Es tan culto, imagínese que sabe contar hasta 10. Y entre los colegas, Pinocho… con esa nariz para que olfato.

¿Conoce a ‘Uribito’, el muñeco del presidente de Colombia, Álvaro Uribe?

Sí, me lo presentaron en Caracas, en una fiesta que organizó su colega ‘Chavecito’. Me llamó la atención que fuera tan pequeño, solo mide 30 centímetros frente a los 51 de ‘Chavecito’. Creo que la prensa de su país lo hace ver más grande de lo que es en verdad. Es un juguete que me aburrió porque solo habla de guerras, bandidos y “trabajar, trabajar, trabajar”. ¡Ah! y de caballos. Es perfecto para que me cuide un rancho que tengo en Texas.

En el mundo del espectáculo se dice que usted tuvo un romance con Chucky…

Sí, pero a él le gustaba el sexo violento, y siempre estaba con ese cuchillo. Era una relación amorosa muy difícil de llevar. Es muy diabólico. No quiso casarse por la iglesia, por eso terminamos. Solo le gustan las diablas tipo Dolly Monthly, ¿recuerda esa modelo que fue portada alguna vez de la revista El Gusano?

¿Dolly Monthly? No… Pero ya que habla de amor, ¿qué significa ese sentimiento para usted?

Es muy difícil responder eso, pero le puedo decir que el amor, en cuanto a lo que a mí me toca, se reduce a que alguien que me vea en una vitrina, me compre por cierto precio y me lleve a vivir a su casa. Pueden creer que soy materialista, pero para que no se equivoquen y piensen otra cosa, de una vez les digo que sí, soy materialista.

¿Materialista histórica como Marx?

No, simplemente, materialista como Barbie.

Seamos materialistas como Barbie, un piropo para no olvidar…

Jijiji… uno que me llega al corazón: “Adiós, muñeca”.

A usted la han vestido los principales diseñadores del mundo, ¿se siente un ícono de la moda?

No. Como dice la canción de La Oreja de Van Gogh: “Mis ojos son dos cruces negras / Que no han hablado nunca claro, / Mi corazón lleno de pena, / Y yo una muñeca de trapo”. Eso soy yo.

Es una letra triste…

No puedo vivir una vida normal. Siempre he tenido una nube de gente, de periodistas, como usted, siguiéndome y preguntando… a veces me da envidia del anonimato que gozan otras de mis colegas, por ejemplo, las muñecas inflables o hinchables. Ellas van por el mundo y nadie les dice nada. Yo quiero esa libertad para mí. No quiero que me vistan, quiero que me desvistan y punto.

Cósmico (Doraemon):”Sueño con comerme al ratón Mickey”

Sincera. Con esa palabra se resume la charla que tuve con el Gato Cósmico, como lo conocemos en Colombia, invitado especial al XIV Salón de Manga en L’Hospitalet, distrito en el sur de Barcelona, a 20 minutos del centro, en la Línea 1 del metro.

Gracias a que se cumplen 15 años de ser emitido en la televisión de España y a que recientemente, Doraemon, como lo conocen acá, fue nombrado por el ministro de Asutos Exteriores del Japón, Masahiko Komura, como “embajador” del animado de ese país por el planeta, el gato fue la estrella de la reunión.

Con su pelo azul, ojos grandes, boca roja y su bolsillo en la panza, de donde saca cuanto objeto sirve para salvar de apuros a Nobita en la serie animada, el felino se tomó un instante, entre tanto visitante, y nos recibió para maullarnos detrás de bambalinas. Eso sí, más allá de sus mil capítulos en TV y sus cuatro películas en la pantalla grande.

¿Cómo recibe el nombramiento de “Embajador del anime” que le hizo el gobierno japonés y que le da licencia para viajar por el mundo dando a conocer este género?

Es un honor, pero también es el reconocimiento a una larga carrera. No soy nada diplomático y siendo sincero, eso de trabajar para el Estado, es bueno; más en estos tiempos de crisis económica. También necesito descansar, quizás escriba mis memorias, y qué mejor que un cargo como éste, donde solo hay que viajar y poner la cara. Nada mal. Estoy un poco saturado de las grabaciones. Esto no es fácil, sino pregúntele a Tom, que lleva más que yo en el mundo del espectáculo y no ha podido con Jerry.

A propósito, habla con sus colegas del oficio…

Muy poco, por ahí nos ronroneamos algo, pero cada quien hace lo suyo. Una vez nos encontramos para la entrega del premio Catstar (se entregaba al mejor gato del entertaiment, pero al no tener apoyo económico se dejó de hacer en 1977) con Silvestre (de Piolín), con Tom (de Tom&Jerry), y yo les traté de aconsejar para que armaran sus propios programas, para que dejarán de perseguir animales tan insignificantes, como sus partners, pero lo tomaron a mal. Ni modo.

¿Lo mismo le aconsejaría ‘Snowball’ o ‘Bola de nieve’, en Los Simpson? Ese un gato que se ha ido consiguiendo su lugar en la serie…

No, a Matt (Groening), le diría, como ya se lo hice saber una vez que nos encontramos en una playa nudista en Malibú, que la clave y renovación de Los Simpson está e darle más vuelo, y porqué no, su propio show, a Itchy&Scratchy. Creo que aquí en España le llaman Rasca y Pica. Esta miniserie, que ven Bart y Lisa en la TV, reúne todo para ser un éxito del animado: violencia moderada, el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal, y algo de sangre. Ahí está la salvación, Matt. Es que sabe que me pasa, cuando veo un capítulo de Los Simpson, así sea nuevo, siento como si ya me lo hubiera visto antes.

Hablando de Los Simpson, como ellos, muchos dibujos animados (Mickey Mouse, Winnie the Pooh, Pato Donald y Bugs Bunny) ya tienen su estrella en el Boulevard de la Fama, en Hollywood, ¿no siente qué hace falta la suya?

¡No! A mí lo que me hace falta es una gata siamesa y una buena lata de comida. Con eso, estoy contento. Además, en Estados Unidos todavía no olvidan Pearl Harbor.

Algunos expertos de los animados opinan que usted es una mala copia de Félix, el gato, ese personaje de pelaje negro y risa aguda, que brilló desde 1919 y que se autodefinía como “Félix, el único, único gato”, ¿qué opina de esas críticas?

Nunca le he parado la cola a ese tipo de comentarios. Además, el hecho de que yo tenga una bolsa en mi panza y que Félix tuviera una maleta, de las que saquemos cosas, es una casualidad argumental. Además, sabe una cosa, los críticos están un escalón antes en la Teoría de la Evolución de Darwin. Luego de ellos sigue el mono y, finalmente, el ser humano.

… y en esa Teoría de la Evolución, según usted, ¿dónde están los gatos?

El hombre fue el borrador del gato. Lo que pasa es que a nosotros nos gusta el bajo y rastrero perfil.

Aprovechando su sinceridad, se dice que en un momento, por allá en los años 80, estuvieron a punto de terminar la serie por sus disputas y egos con Nobita…

Él nunca supo que su trabajo era secundario. La estrella del programa era yo. ¿Acaso en Colombia, donde lo trasmitieron durante casi 10 años, lo tradujeron como Nobita Cósmico? No, allá se llamó El gato Cósmico. Otro ejemplo es que acá, en España, no le llaman Nobita sino Doraemon, que es mi nombre artístico. ¿Alguna duda?

¿Qué le dice esta letra: El gato que está triste y azul…?

Es una bonita balada del brasileño Roberto Carlos, no el jugador de fútbol sino el cantante, pero me quedo con El gato volador, de El Chombo; o El gato y yo, de Amanda Miguel; y Mi gato y yo, de Rosario. Cada una para hacer lo que quiera.

Ya que lo tengo aquí, ¿de dónde salió la creencia de que si uno se cruza con un gato negro, eso significa mala suerte?

No sé exactamente, pero esa mala prensa se la dio Édgar Allan Poe, con su cuento Gato negro, creo que tuvo que ver mucho eso.

Para usted, ¿cuál es la mejor película animada de todos los tiempos?

Pensaría en Hormiguitaz o Hormigaz de Eric Darnell y Tim Johnson, con voz de Woody Allen, pero quedaría como un intelectual de caricatura. Sacando las cuatro mías, para no pecar de prepotente y arrogante, y para no dejar al gremio por fuera, diría que El gato Fritz, una obra de arte sobre la decadencia de ser y del hacer.

En estos 40 años de existencia, en estas casi cuatro décadas de estar en el mundo de entretenimiento, ¿qué le queda por hacer a usted? ¿Tiene algún sueño por cumplir?

Sí, sabe que no hablo mucho de eso, pero se lo voy a decir sin tapujos: sueño con comerme algún día y de una buena vez al ratón Mickey.

Durante los cuatro días que duró el Salón de Manga, alrededor de 60 mil personas, incluyendo otakus -personas que visten y disfrazan como su anime favorito- de toda la región de Cataluña y sur de Francia, visitaron el lugar.