Las bicis del Tour de Francia

Diez y nueve marcas utilizan los veintidós equipos que participan en la carrera ciclista más importante del mundo. ¿Cuál es la más antigua de ellas y cuáles son las más nuevas?

bianchita_tdf

Con sus 19 años, el ciclista más joven que corre la actual edición 100 del Tour de Francia se llama Danny Van Poppel (Vacansoleil-DMC). Y lo paradójico del debut del holandés en la Grand Boucle es que lo hace -hablando de marcas- sobre la bicicleta más antigua de la carrera y, quizás, del mundo: la Bianchi.

Bianchito.danny

La legendaria fábrica fue fundada por Edoardo Bianchi en la Vía Nirone, número 7, de Milán en 1885 y desde entonces el celeste, color insignia de la marca, ha formado parte del pelotón ciclista internacional. Recordados son los triunfos de Fausto Coppi o Felice Gimondi sobre estos caballitos de metal por las carreteras europeas. Con sus 128 años rodando sobre el asfalto, la Bianchi es la bicicleta más veterana de la edición centenaria de la carrera francesa. Así que una victoria de etapa de Juan Antonio Flecha, el mismo Danny Van Poppel o cualquier otro integrante del Vancansoleil-DMC, ¿por qué no Jhonny Hoogerland?, sería un justo homenaje a la memoria de Edoardo.

bianchitas

Después de la Bianchi, que ahora pertenece a un consorcio sueco, están las españolas BH (Sojasun) y Orbea (Euskaltel), con 90 y 87 años de historia respectivamente. Las dos tienen en común haber sido fundadas y tener sus sedes en el País Vasco. La BH, que nos recuerda la Vuelta España ganada por Álvaro Pino en 1987, se estrenó en 1923, fundada por los  hermanos Beístegui. De otra parte, Orbea fue creada en 1926 y su marca estuvo en lo más alto en la primera Vuelta a España que ganó Pedro Delgado, en 1985, con el equipo SEAT-Orbea. Todavía eran los tiempos del aluminio como material básico para su fabricación.

pepitosaronni

A este podio de las marcas de bicicletas con mayor número de años en la historia del pedal, y que participan en el actual Tour de Francia, les siguen: la francesa Lapierre (FDJ), con 67 años, fundada en 1946; la Pinarello (Sky y Movistar) y la Colnago (Europcar), con 61 años. Las dos marcas italianas fueron fundadas en el país transalpino en 1952. Mientras Lapierre comenzó en el BTT y desde el 2002 corre el Tour con La Française de Jeux (actual FDJ), Colnago y Pinarello han estado siempre ligadas al ciclismo de ruta. La primera destaca porque fue ganadora del Giro de Italia de 1983, con Giuseppe Saronni (Del Tongo); y la segunda reinó con Miguel Indurain en los cinco Tour de Francia que ganó el ciclista español, del 91 al 95. Además es la actual campeona con la Pinarello-Dogma de Bradley Wiggins, título que espera retener este año con el nacionalizado británico Chris Froome, que corre en el Sky.

Chrisito Sky

Cerrando la parte media de esta clasificación se encuentra un grupo integrado por una nueva generación de constructores, que confirma la globalización del ciclismo como deporte y negocio. Tres marcas estadounidenses y dos taiwanesas ocupan de la séptima a la onceava casilla. Así: Cannondale (Cannondale), 42 años; Giant (Belkin), 41; Merida (Lampre), 41; Specialized (Saxo, Omega y Astana), 39; y Trek (RadioSchak), 38. De este paquete sobresalen, la últimas dos, Specialized y Trek: ganadoras de Tour de Francia. La primera con Alberto Contador (Astana 2008) y, la segunda con el desterrado y descalificado Lance Armstrong (Contador también lo ganó con Trek, tras heredar el lugar de Armstrong en el Discovery Channel, en 2007). Gracias a esto, las dos marcas americanas se han hecho un lugar en el ciclismo de los últimos años.

Del puesto duodécimo al décimo noveno, la grupetta esta integrada por marcas algo nuevas, pero no desconocidas. La primera de ellas es la francesa Look (Cofidis) que, con 27 años, ya tiene la edad para estar más arriba. Hay que decir que se fundó en 1951 con el objetivo de fabricar equipos destinados al esquí. Sin embargo, por la familiaridad de este deporte con el ciclismo de carretera, aplicaron el concepto de las fijaciones al esquí y crearon los pedales automáticos en 1984, ¿recuerdan La Vie Claire de Bernard Hinault? Los pedales automáticos fueron una innovación que borró del pelotón las correas y los calapiés. Después de esto y el quinto Tour de ‘El Caimán’, logrado en 1985, comenzaron a desarrollar cuadros de bici. Uno de los primeros, el KG86, dio su fruto cuando Greg Lemond se enfundó el maillot jeune en el Tour de 1986. Fue hecho de forma manual, combinando kévlar y carbono, materiales que le daban mayor rigidez a la bicicleta.

La suiza Scott (Orica) tiene ciertas similitudes con Look. La compañía se fundó en 1958, pero no fue sino hasta 1986 cuando introdujo al mercado su primera mountain bike. Y como la francesa Look, además de nacer para el esquí, también comparte a Greg Lemond dentro de sus héroes. El estadounidense, ya en el equipo ADR, utilizó un manillar de triatlón en su bicicleta que le ayudó a vencer en la contrarreloj final del Tour de Francia de 1989. Con ella logró los ocho segundos de diferencia para vencer a  Laurent Fignon.

Otra marca suiza, la Bicycle Manufacturing Company (BMC), como las dos anteriores, también tiene 27 años. Y su momento de gloria lo vivió hace un par de años cuando un ciclista venido del mountain bike, el australiano Cadel Evans, ganó el Tour de Francia de 2011, acompañado del siempre recordado George Hincapié. Fue fundada por Bob Biggelow que, tras perder la licencia como distribuidor de la legendaria Raleigh, decidió comenzar su propio camino independiente. La empresa luego pasó a manos de Andy Rihs. Un multimillonario y apasionado por las bicicletas que emprendió una aventura ciclista con el Phonak. Proyecto que tuvo que desparecer luego de catorce casos de dopaje en sus siete años en el pelotón. Uno de los más sonados fue el de Floyd Landis que, tras su positivo, tuvo que devolver el título del Tour 2006 a favor de Oscar Pereiro. Sin embargo, Rihs lo volvió a intentar, queriendo hacer del BMC uno de los mejores equipos de ciclismo del mundo, aprovechando al máximo la tecnología suiza para sus bicicletas. Y ahí marcha.

El triatlón estadounidense vio nacer la Felt (Argos) en 1991. Fue un encargo del motociclista Johnny O’Mara a su mecánico Jim Felt. O’Mara competía en ese entonces nuevo deporte, como entrenamiento para luego enfrentar las carreras de motos. Y el éxito fue tal que dos veteranos negociantes del mercado de las bicis, Bill Duehring y Michael Mullmann, invirtieron sus capitales en la compañía. Duehring, además, puso años de experiencia en el desarrollo de productos y los fuertes lazos de proveedores globales. Y Mullmann sumó una empresa de distribución exitosa en Europa. El resultado: experiencia combinada en el desarrollo, fabricación y distribución de bicicletas de alta calidad. Felt ha desarrollado el sistema de suspensión Equilink, que reduce notablemente la interferencia con el pedaleo y la frenada. La marca no ha olvidado sus orígenes y es una de las más reputadas en la gama de bicis para triatlón.

Por su lado, un año menor que la Felt, la Focus (AG2R) lleva 21 en el mercado. Fundada en Alemania, la fábrica que inició el tres veces campeón mundial de ciclocross Mike Kluge se rige bajo el lema que dice: “De profesionales, para profesionales”. Desde su incursión como patrocinador y proveedor de material para el Team Milram en 2009, la firma se ha extendido a 60 países. Esta marca hace parte del histórico consorcio Raleigh Bicycle Company, que también ha ayudado a su expansión por el mundo.

La canadiense Cervélo (Garmin), la belga Ridley (Lotto), y la otra alemana Canyon (Katusha), con 18, 16 y 11 años, cierran la clasificación de las diez y nueve marcas de bicicletas que compiten con los veintidós equipos del actual Tour de Francia.

Cervélo fue fundada por Phil White y Gérard Bromeen en 1995. Originalmente fue una empresa dedicada a desarrollar y fabricar bicis de pista y contrarreloj. Dice su página en Internet que: “las características más importantes de las bicicletas diseñadas por Cervélo son sus cuadros compactos y sus tubos aerodinámicos. Los modelos se dividen en tres importantes divisiones: Las bicicletas ultraligeras de carretera, las bicicletas para contrarreloj y triatlón y las bicicletas de carretera”. A pesar de ser una de las más recientes, ya desfiló por los Campos Elíseos como ganadora de un Tour de Francia. Fue en 2008, con el español Carlos Sastre, en el CSC Team de Bjarne Riis.

La historia de Ridley nace en 1997 con Jochim Aerts, un viejo constructor de cuadros para distintas compañías en Bélgica, que aburrido de estar de un lado para otro decide fundar su propia compañía, gracias a su reputación artesanal. Al principio de su carrera, solamente distribuían los productos en el mercado local, pero en cuestión de pocos años Ridley Bikes conquistó el puesto de líder del mercado belga de bicicletas de carrera. En 2001 lanzó la línea de componentes 4ZA (que se pronuncia “forza”), bajo su propia marca. En 2002 hubo una reestructuración de la compañía como preparación para la salida al mercado mundial. Su gran salto internacional tuvo lugar en 2004, cuando llevaron sus bicicletas de competición a países estratégicos de Europa, países con tradición ciclista como Italia, Holanda, Suiza y Alemania.

evansito2

Por último, la Canyon (Katusha), con sede en Koblenz (Alemania) desde su fundación en 2002, con 11 años es la bicicleta más joven de las que están en Tour de Francia. Sin embargo, tiene una tradición que comienza con los hermanos Arnold, Roman y Arnold, en 1983, al crear Radsport Arnold, una tienda de partes y material para bicis, que luego se transformaría en la marca que conocemos hoy y que tiene como gran estandarte al ciclista catalán Joaquín ‘Purito’ Rodríguez. El primer equipo que la compañía equipó en el pelotón ciclístico fue el Unibet.com. Por ahora y mientras ‘Purito’ no se gane el Tour de Francia, su máximo héroe es Cadel Evans, que logró la camiseta arcoíris como campeón mundial de ruta profesional en 2007. Aquel año, Evans corría para el Silence-Lotto. Allez les vélos!

evansito1

Créditos:
Fotos Bianchi: página de Facebook
Foto Sky: página de Facebook
Fotos Evans: página Cadel Evans

El rey David

David Robert Joseph Beckham no es un futbolista, es una boutique de lujo que ha abierto locales en Manchester, Madrid, Los Ángeles, Milán y ahora París. Y si se cuentan sus 115 convocatorias a la selección inglesa, también en Londres.
David tiene claro -y está en todo su derecho- que antes que deportista es una máquina de publicidad para hacer dinero. Y es que Beckham, además de ser atleta, es una marca. Sí, como Rolex, Louis Vuitton, Gucci, Chanel o Ferrari, que se disputan los locales estratégicos en las ciudades citadas y quieren tener su nombre en boca de todo el mundo. Para vender más.
‘Becks’, como le llaman en Inglaterra, abrió su más reciente tienda en París. El vendedor, entre otros productos, de calzoncillos, slips o gayumbos; relojes, vestidos, videojuegos y hasta fútbol, que está casado con una ex Spice Girls, (chica de las especias, por su traducción literal al español… ¿qué extraño que no le guste el ajo de Madrid?), y que en sus domingos libres, cuando su agenda publicitaria se lo permite, salta a un campo para darle patadas a una pelota, fue recibido en una sala de prensa abarrotada de cámaras y periodistas en su presentación como jugador del Paris Saint Germain (PSG). Con su pelo rubio perfectamente echado para atrás por el fijador, una barba de cuatro días, vestido con un traje oscuro que hacía juego con su corbata y la camisa gris, y un reloj dorado con correa de cuero, el vendedor profesional de 37 años dijo que el dinero de su salario con el PSG lo destinará para apoyar a infantes desprotegidos, a través de fundaciones caritativas. No lo necesita, sabe que con sus entradas por las ventas en sus “tiendas”, tendrá tanto para él como para su esposa, Victoria, y sus cuatro hijos: Brooklyn Joseph, Romeo James, Cruz David y Harper Seven.
A poco tiempo de la llegada de David a La belle Équipe, como le dicen al PSG en París, algunos ya se atreven a decir que la capital francesa está completa: tiene la Torre Eiffel, el museo Louvre, la iglesia de Nòtre Dame, el río Sena y ahora a Beckham, otro ícono para su skyline.

El ‘viejo Patro’

De niño siempre quise ser José Patrocinio Jiménez. De grande, también. ‘El viejo Patro’, como es reconocido en el mundo de las competencias de bicicletas en Colombia, fue una especie de José Manuel ‘El Tarangú’ Fuente en España. Como el asturiano, el ciclista colombiano subía montañas con suma facilidad. Ascendía pendientes en su bici como si estuviera pedaleando sobre un rodillo en la sala de su casa. Con ese don de superhéroe ganó la Vuelta Colombia (1976), la Coors Clasic en Estados Unidos (1982)  y fue el primer colombiano que vistió la camiseta de lunares rojos como líder de la montaña, en el Tour de Francia (1983), cuando todavía la patrocinaba Chocolat Poulain.
Entonces, por él y otros como él, de niño siempre dormía con un radio transistor, para antes de despertarme, encenderlo y oír las transmisiones que hacían las cadenas colombianas desde las carreteras de Francia. “Atención, Colombia -narraban a garganta abierta- Patro ataca subiendo el Tourmalet y deja atrás a Millar, Delgado, Fignon y Arroyo… se va solo”. Luego, de la radio me pasaba a la televisión, para ver el final de cada etapa.
Ese lunes 10 de julio, la décima jornada del Tour de 1983, entre Pau y Bagneres de Luchon, tuvo un recorrido de 201 kilómetros. Por la televisión pude ver como, en el descenso, Robert Millar (Peugeot) alcanzó y sobrepasó al colombiano del Pilas Varta, y finalmente ganó la etapa con un tiempo de 6 horas, 23 minutos y 27 segundos. ¡Seis horas dándole a los pedales! ¡Subiendo y bajando en pleno verano europeo! Al ‘viejo Patro’ lo pasaron, también en la bajada, Pedro Delgado (Reynolds) y Pascal Simon (Peugeot), segundo y tercero en la etapa. Y con una desventaja de 1 minuto y 30 segundos cruzó la meta, en cuarto lugar.
Treinta años después, ya no sigo pegado a la radio. No sé dónde ni cuántos años tendrá el ‘viejo Patro’. Son las 3 de la madrugada en España y ahora estoy, pegado a la televisión, viendo como un tal Lance Armstrong le cuenta a una periodista lo “organizados”, “inteligentes” y “profesionales” que fueron él y su equipo (US Postal) para aplicarse EPO, Testosterona y hacerse transfusiones de sangre, con el objetivo claro de ganar cuántas veces fuera el Tour de Francia. “No es posible que un ciclista ‘limpio’ lo hubiera hecho”, le dice Armstrong a la periodista. Y no sé porqué, pero yo creo que sí, cuando pienso en el ‘viejo Patro’.

¿El patrón del mal?


Lance Armstrong no ganó los siete Tour de Francia que corrió entre 1999 y 2005. Su nombre fue borrado del palmarés de la carrera y el primer cajón del podio ha quedado en blanco (mejor sería decir: en negro). El que fuera “El patrón” del Tour, durante siete años seguidos, tendrá también que devolver el dinero de los premios. Y hasta los leones de peluche del Crédit Lyonnais, el patrocinador del maillot amarillo de campeón.

Así lo determinó la Unión Ciclista Internacional (UCI), tras el informe que hizo público la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (Usada). Un documento de 204 páginas que se lee como si fuera El Padrino de Mario Puzo. Una novela al mejor estilo de la mafia, con capo di tutti capi, código de silencio, impunidades a cambio de acusaciones, soplones, intrigas, amenazas, droga, corrupción, dinero, mucho dinero y, claro, uno que otro italiano de por medio. El guión está servido, Francis Ford: ¿para cuándo la película?

Pero algo que ha salido a flote, paralelo a la investigación, fue el interés o intento de compra del Tour de Francia, por parte del texano, a la familia Amaury, los propietarios de ASO Sport y dueños de la carrera. Lance, como buen cowboy, vio en el Tour de Francia el oro que buscaban sus antecesores en el oeste americano. No por nada le gustaba tanto el amarillo. ¿Querría ser el “dealer” de los nuevos valores de la bici bajo la bandera de la EPO? ¿Sería este un comienzo para hacer del dopaje algo más natural de lo que fue durante su carrera?

Nunca llevé una pulsera de plástico amarillo en mi muñeca. Siempre me pareció, como dicen aquí en España, “hortera”, de mal gusto. Aun así fuera para apoyar a su fundación en la lucha contra el cáncer. Retrocedo en el tiempo y llegó a 2009. Final de etapa de la prueba francesa en Barcelona. Durante tres horas, aguacero de verano incluido, esperé la llegada de la etapa que ganaría Thor Hushovd. Antes, como es tradicional, arribó la caravana publicitaria de los patrocinadores. Entonces fui testigo de cómo un batallón de chicos y chicas, uniformados con chaquetas amarillas, vendía a 1€ cada pulserita de Livestrong. Eran cientos… y el público casi se las quitaba de las manos a los vendedores. Los euros iban y venían. El amigo americano se estaba adueñando poco a poco de la carrera. Cada año su ejército amarillo marchaba así para conquistar París.


Ese 2009 fue el año de su regreso. Con el maillot del Astana y en un estado de guerra fría con Alberto Contador por el liderato del equipo. La gente rodeaba el autocar de la escuadra esperando ver al extraterrestre corredor. Pero los guardespaldas -ahora entiendo el porqué de ellos- lo impedían. Al día siguiente, en la salida de la etapa, tras un tumulto de gente, disparé mi cámara y en la foto descubrí la cara de una persona ambiciosa. Ya no era el chico que había ganado el Campeonato Mundial de Ruta de Oslo, feliz por la victoria. Ahora era alguien más adusto y frío, que había ascendido en la escala deportiva y social.

El lunes, cuando se dio la decisión de la UCI, por casualidad vi en la televisión El Padrino III. Y una frase de Michael Corleone me hizo volver a Armstrong: “nunca me gustó lo que hacía, pero era mi trabajo. Esperaba que cada vez que subía y trataba con personajes de mayor rango y nivel, las cosas fueran más limpias, pero fue todo lo contrario. Entre más subía, todo estaba más podrido”.

Fue ese el caso de Lance. Al que algunos consideran víctima más que victimario. ¿Por qué no se defiende? ¿No hay más fichas de este dominó que tendrían que caer? O calla por que en realidad sí es “El patrón de mal” y el código de silencio es un honor que él no se atrevería a romper, a diferencia de sus lugartenientes. Por ahora, lo único seguro es que además de los premios y los siete Tour de Francia, peluches incluidos, también le serán quitados los puestos 868 y 232 de la Maratón de Nueva York, de 2006 y 2007, respectivamente. Eso por no decir que el alcalde de la localidad en donde queda Alpe d’Huez bajará las placas que, como ganador de etapa -2001 y 2004-, le corresponden en dos de las 21 curvas de la subida a uno de los puertos míticos del Tour. Armstrong es historia. O mejor dicho, ya ni siquiera hace parte de ella.

Fantasmas amarillos en Sarrià*

El 5 de julio se cumplieron 30 años del partido Brasil-Italia, disputado en el demolido Estadio de Sarrià, durante el Mundial de España 1982. La maravillosa selección de Telé Santana era la favorita, pero la Azzurra de Bearzot convirtió el sueño de una gran generación de futbolistas en una pesadilla. El autor de esta crónica no estuvo en la grada pero lo vivió de una manera particular. Por el fútbol comenzó a escribir y del fútbol ha hecho una novela: Los fantasmas de Sarrià visten de chándal (Editorial Milenio) que habla de una Barcelona tan llena de fútbol y turismo como de soledades.

Cuando el árbitro israelí Abraham Klein sopló su silbato para dar comienzo al partido Brasil-Italia, por la segunda fase del campeonato Mundial de España 1982, ese 5 de julio, mi padre apretó con fuerza su santo de devoción: San Judas Tadeo. Luego besó la estatuilla pidiendo algo de ayuda celestial para la selección verdeamarelha, que de manera regular adoptaba como hincha, cada cuatro años, al no estar clasificada Colombia para el campeonato.

Lo miré aferrarse a la figura de cerámica, que se perdía entre sus manos en el mismo momento en que Zico tocó corto, adelante para Serginho, el Tango España 82 de Adidas. Eran las 17.15 en España. Las 10.15 en Colombia. La pantalla del viejo Sharp 20 pulgadas nos mostraba el partido en Palmira mientras casi cincuenta mil personas lo veían en la gradas del demolido Estadio de Sarrià. Dos carnavales se veían la cara en la ciudad: el de Venecia y el de Río de Janeiro. Los primeros habían llegado en aviones, barcos y coches propios. Los segundos, en su mayoría, desembarcaron en el puerto de Barcelona, después de 20 días de navegar en el Trasatlántico Federico C, desde Salvador de Bahía. En el campo, entre la General Mitre, la calle Ricardo Villa y la Doctor Fleming, dos selecciones distintas se enfrentaban para saber cuál avanzaría a las semifinales del torneo.

Una era la Italia de Enzo Bearzot, que pasó segunda en su grupo, tras lograr tres rácanos empates contra Perú, Polonia y Camerún. Y que había cerrado su actuación en el grupo A de Vigo y La Coruña con dos goles a favor y dos en contra. Vestidos en su azul Saboya y pantalón blanco, uniforme confeccionado por Le Coq Sportif, y revestidos en un Silenzio Stampa, los chicos de Bearzot seis días antes habían comenzado a cambiar su suerte, tras vencer 2-1 en ese grupo de tres selecciones, al campeón defensor, Argentina, con  Maradona incluido. Los goles de Cabrini y Conti hicieron que el mundo mirara de otra forma a Italia. Y que mi padre sacará del fondo del armario a San Judas Tadeo, “el santo patrón de las dificultades”.

*Artículo publicado en EL PERIÓDICO de Catalunya, domingo 1 de julio de 2012.
(Para seguir leyendo haz clic aquí, en Ver página 1 y Ver página 2 )


El primer punto de Colombia en un Mundial*

Antes de que existieran Valderrama, Higuita, Asprilla y Rincón, Colombia sólo había asistido a una Copa Mundo de Fútbol. Fue en el campeonato de Chile 1962. Capitaneados por Efraín ‘Caimán’ Sánchez, los suramericanos lograron un hito que alimentó la leyenda del balompié en ese país: empatarle 4-4 (con gol olímpico incluido) a la poderosa URSS, de Lev Yashin. Sánchez fue el portero de ese equipo y hoy, de 85 años, al cumplirse medio siglo del partido, rememora en presente el juego que significó el primer punto de Colombia en un Mundial.

Lento. Muy lento fue el trayecto entre el hotel El Morro y el campo. El autobús que llevó a los jugadores de Colombia al estadio, para disputar el partido contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), se demoró más de lo acostumbrado.

Efraín Sanchéz, el portero y capitán de Colombia, no recuerda cuánto. “Fue más de lo habíamos hecho en el partido anterior contra Uruguay”, dice el exfutbolista, al que un periodista argentino le apodó el ‘Caimán’, cuando llegó a jugar en 1948 para el San Lorenzo de Almagro.

Lento. Muy lento fue el recorrido, porque ese domingo 3 de junio de 1962, además de los coches que transitaban por la Avenida 18 de septiembre, en su ruta desde el centro de Arica hasta el estadio Carlos Dittborn Pinto, la calle estaba atestada de aficionados que no dejaban de gritar vivas para animar a esa selección que había llegado desde la otra punta de Suramérica.

Los “¡vamos Colombia!” ya no les eran extraños en ese lugar del Chile, pues el equipo los había escuchado tan pronto llegaron a la que entonces era la capital de la provincia de Tarapacá (hoy hace parte de la XV Región), en el norte del país austral, para disputar la que sería la primera participación del amarillo, azul y rojo en un Campeonato Mundial de Fútbol, que entonces vestía de camiseta azul y pantalón blanco.

“Debido a eso, los tres kilómetros que separan al estadio del centro se nos hicieron eternos. Tardamos más que cuando jugamos contra Uruguay, cuatro días antes, en un partido que perdimos 2-1”, rememora Sánchez, que también integró, entre otros equipos, al América, Cali y Millonarios.

En días normales el trayecto desde El Morro al estadio se hacía en cinco minutos pero esa tarde a Colombia, cuando el equipo iba de camino para el encuentro contra la URSS, le tomó casi media hora. Algunos jugadores hablan hasta de más tiempo. Casi el mismo de otro partido. Quizás por eso comenzaron el juego algo dormidos.

Dentro del autobús, Sánchez no pensaba en otra cosa sino en la gente. Sí así estaban allí, ¿cómo serían las cosas en Colombia? Pero antes de encontrar respuesta a esa pregunta, ante él apareció el estadio que le había costado al gobierno chileno 400.000 dólares. Lo habían construido para el Mundial y fue estrenado en abril de 1962. El nombre que le dieron fue un homenaje al presidente de la Conmebol y del Comité Organizador de la Copa Mundo en ese país, que murió un mes antes del partido inaugural. Juego en el que los locales vencieron a Suiza 3-1, el 30 de mayo. El mismo día que Colombia perdió, según las crónicas de los diarios, “injustamente” contra los charrúas.

Tan pronto descendieron los jugadores del autobús y entraron por el corredor, de camino al vestuario, el capitán colombiano sintió que su cuerpo le picaba. Los rusos ya corrían y calentaban en una cancha anexa. Habían llegado cuarenta y cinco minutos antes. Los nervios se hacían presentes porque el equipo soviético era uno de los favoritos para ganar el torneo. Además venía de ganar en su debut a Yugoslavia 2-0 y enfrente estaría uno de sus ídolos del momento, Lev Yashin, el que era considerado, por la crítica de entonces, “el mejor portero del mundo”. Así el partido se convertiría en un duelo, como en el viejo oeste de las películas del western spaghetti. Un duelo del ‘Caimán’ contra la ‘Araña negra’.

*(Para seguir leyendo haz clic aquí, en DONJUAN (# 62, marzo, 2012)

Málaga (C.F.): Patrimonio Histórico de la Humanidad… Futbolística

¡Lo tengo claro! A punto de comenzar otra temporada bipolar de la Liga de Fútbol en España (trofeo que sólo disputan el Real Madrid C.F. y el F.C. Barcelona), además de apoyar al Athletic Club -soy hincha desde los títulos 82-83 y 83-84-, este campeonato voy a hacerle fuerza al “Patrimonio Histórico Mundial Fútbol Club” -léase Málaga C.F.-, que este año luce orgulloso en su camiseta Nike el logo de la UNESCO.

Es curioso. De los 50 bienes con el sello Patrimonio Histórico de la Humanidad que hay en este país, ninguno de ellos está en Málaga. Muy a pesar de que la ciudad cuenta, entre otros, con la Alcazaba -esa fortificación palaciega de la época musulmana, situada en las faldas del monte Gibralfaro-, o la misma Catedral -una de las joyas renacentistas más valiosas de Andalucía-. Por no hablar de ser la ciudad natal de Pablo Ruiz Picasso.

Sin embargo, el jeque catarí Abdullah ben Nasser Al Thani a punta de chequera quiere cambiar esa historia. Propietario desde el año pasado del Málaga Club de Fútbol, con una millonaria inversión en el equipo -que ronda los 60 millones de euros-, Al Thani apuesta fuertemente esta temporada para conseguir y llevar el título de la Liga a la ciudad. Y hacer así de La Rosaleda, el estadio local, la sede del primer equipo del mundo, campeón por encima de merengones y culés. Una verdadera hazaña que lo pondría en bandeja de plata para ser candidato a ser declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad… Futbolística. ¿Por qué no?

Razones las tiene. Dice la carta de la UNESCO que para adquirir ese sello, los bienes culturales deben reunir al menos las siguientes características:

“1) Representar una obra maestra de genio creativo humano”. ¿Acaso lo de reunir en un mismo equipo a Julio ‘La Bestia’ Baptista, Ruud Van Nistelrooy, Diego Buenanote, Joaquín Sánchez, Jerémy Toulalan, Natxo Monreal, Martín Demichelis y Santi Cazorla (y de DT a Manuel Pellegrini), no es de un genio tipo Aladino? Con chequera, pero genio.

“2) Ser la manifestación de un intercambio considerable de valores humanos durante un determinado período o en un área cultural específica”. Con treinta jugadores en su plantilla, y 10 nacionalidades distintas (España, Argentina, Portugal, Brasil, Holanda, Uruguay, Dinamarca, Venezuela, Italia y Francia) lo del “intercambio considerable de valores” está más que asegurado en toda la temporada que se avecina.

“3) Ser y aportar un testimonio único o por lo menos excepcional, de una tradición cultural o de una civilización desaparecida o que sigue viva”. Está la tienen más fácil, pues el Málaga C.F. es el sucesor del desaparecido en 1992, por problemas económicos, Club Deportivo Málaga.

“4) Constituir un ejemplo sobresaliente de hábitat o establecimiento humano tradicional, representativo de una cultura o de culturas ahora vulnerables por el impacto de un cambio irreversible”. Que Buenanote, Demichelis y Cousillas -asistente de Manuel Pellegrini- dején a un lado del Atlántico la carne y se acostumbren a los espetos de sardinas en la playa mediterránea, cubre este ítem.

“5) Recuperar, proteger y conservar un tesoro o bien cultural”. Contratar por cero euros a un goleador como Van Nistelrooy, traerlo de la fría liga alemana para la caliente Málaga ya es una obra de incunable valor museístico (y futbolístico).

Por eso, Desde la multitud apoyamos ese proyecto y lanzamos la candidatura del Málaga C.F. para ser considerado bien de Patrimonio Histórico de la Humanidad. Sólo le falta un requisito, que veremos si cumple al final de la temporada: ganar el título de la Liga y vencer al Real Portuguesa (Real Madrid C.F.) y al Qatar Foundation Royal (Barcelona F.C.). Con eso terminaría de cuajar la idea y Al(adino) Thani no tendría que seguir frotando su lámpara de deseos. No hay duda. El jeque quiere que el Málaga C.F. lleve más turistas a la ciudad que la Catedral, Picasso y la Alcazaba juntos.  ¡A por ello!

La lengua del fútbol o el fútbol jugado con el pico

“Lo bonito del fútbol es que es un deporte que se juega con los pies, pero se piensa con la cabeza”. Semejante elucubración mental la dijo el entrenador vasco Xabier Azcargorta, que clasificó por vez primera –y única hasta ahora- a la selección de Bolivia a un Mundial de este deporte (EE. UU. 1994). ¡Joder, Azcargorta, que le diste al pavo! Con esta cita abro esta entrada –post, dirán otros- porque, a un mes exacto de que ruede la pelota en el partido inaugural del Mundial en Sudáfrica, hay otro órgano -quizás más importante- con el se disputan juegos y se pelean títulos y que al bigotudo de Azcargorta se le olvidó mencionar. Y esa es la boca. Antes, durante y después de los partidos es mucho lo que se dice. Pero el ingenio de los jugadores, no sólo les da para utilizarla y salir campeones. También la usan con fina ironía o desfachatez total (“…que la sigan chupando”. DM=D10S) o para decir chorradas; en fin, que fútbol sin lengua es como un gin tonic sin piel de limón o una playa sin sol y tantas otras metáforas como le quieran sumar. Y para no alargarme, y como estamos en semana en que todos los países clasificados a Sudáfrica definen sus nóminas, aquí está mi plantilla de 23 jugadores. Claro está, seleccionados no tanto por lo que hicieron en la cancha sino por su talento a la hora de regatear o chutar con la lengua. Aquí está mi equipo de Frases Fútbol Club.

Porteros:

1-Amadeo Carrizo: “Siempre recuerdo más los goles que me hicieron que los remates que atajé”. – Frase dicha por el portero del River y Millonarios, no desde el fondo del corazón sino desde el fondo de la red. Muy sincera.

12-José Luis Chilavert: “Este Mundial (2002) sin mí sería como el de México sin Maradona”. -Durante su carrera en San Lorenzo, Vélez Sarfield y Zaragoza, entre otros, el paraguayo siempre estuvo agitando el cañaveral.

23-Mario Cejas: “Fueron batallas más que partidos. Planificábamos todo, la estrategia del juego y la de la guerra. Había que ganar en el quilombo. En la charla previa nos designaban un hombre a cada uno. Pero no para marcarlo, cada jugador sabía a quién ir a buscar en caso de pelea”. -El ex portero de equipos como Santos, Racing y Huracán, no habla de la guerra sino del fútbol. Suena a veterano de Vietnam.

Defensas:

2-Abelardo: “Si no cometiera fallos, me llamarían Beckenbauer”. -Modestia y sentido común dentro y fuera del campo para el ex jugador asturiano del Sporting de Gijón y FC Barcelona.

3-Alan Hansen: “Nunca disputé los balones aéreos en el Liverpool. Se sabe que cada vez que cabeceas el balón se pierden ciento cincuenta neuronas. Así que mandaba a Mark Lawrenson a hacer ese trabajo. Siempre conviene delegar. Es la prerrogativa de los capitanes”. -Es mejor estar informado. El fútbol es un deporte de alto riesgo. ¿No es cierto, Alan?

4-David Albelda: “Estoy muy jodido. Es que yo el fútbol me lo tomo como si fuera mi trabajo”. -El jugador del Valencia seguramente soltó esta perla tras alguna derrota de su equipo. Menos mal se toma su trabajo en serio.

6-Daniel Alberto Passarella: “Yo pegaba por placer, no como esos mediocres que, dentro de la cancha, golpean al rival por necesidad”. -El ex futbolista de River, Fiorentina e Inter y campeón como capitán de Argentina del Mundial 78, le respondió así a un Jorge Valdano que lo azuzó por su juego fuerte.

13-Sergei Baltacha: “En Rusia primero jugamos el balón. En Inglaterra, a veces, el hombre es jugado primero. Estoy aprendiendo”. -Querido Sergei, recuerda que el marxismo nació en esa isla. “Futbolistas de todo el mundo: uníos”.

21-Vinnie Jones: “Ganar no es lo importante, siempre y cuando ganes.” -A Vinnie Jones, después de su retiro como futbolista, la vida le dio otra oportunidad como actor en el cine. Adaptada a la pantalla grande, la frase del ex de siete clubes ingleses y uno sueco quedaría: “Filmar no es lo importante, siempre y cuando filmes”. Vamos, Vinnie.

Volantes:

5- Reinaldo Merlo: “Uno, como todo el mundo”. -Respuesta del jugador de River Plate ante la pregunta-elogio de un periodista (¿Gordo Muñoz?) que le interrogó: “¡Qué barbaridad, cómo corriste! ¿Cuántos pulmones tenés?”.

7-Eric Cantona: “¿Mi mejor momento futbolístico? Sin duda, cuando le di la patada a ese hooligan”. –Esa patada, a un aficionado en la gradería, le valió un año de suspensión al ahora también actor francés. Y  eso que ganó unos cuantos títulos y más partidos.

8-Héctor Enrique: “Todos felicitan a Maradona, pero el que le dio el pase y lo dejó ‘solo’ frente al arquero fui yo”. –Otro argentino, otro jugador de River Plate, que fue el último en tocar la pelota –él insiste en que fue pase- antes de que Maradona tomara el balón en la mitad del campo, corriera 60 metros, burlando a cinco o seis jugadores británicos, hasta la portería de Shilton y anotara el gol del triunfo frente a Inglaterra, en México 1986.

10-Diego Maradona: “En la clínica hay uno que se cree Robinson Crusoe y a mí no me creen que soy Maradona”. –Hay muchas, tiene más frases que goles y títulos en su carrera. Desde la del pibe que soñaba salir campeón hasta la trillada “me cortaron las piernas”. Esta la dijo tras su hospitalización en el 2004.

17- Tostao: “No, pesa lo mismo que la del Cruzeiro (su equipo de entonces)”. –Respuesta, encima de una báscula, a la pregunta “¿No le pesa la camiseta verdeamarelha?”, que le hizo un periodista cuando el futbolista se estrenó en la selección brasileña:.

14-Ruud Gullit: “Si hubiera querido ser individualista, hubiese elegido el tenis y no el fútbol”. -Práctico, como en el campo, el holandés que jugó para Feyenord, Milán AC y Chelsea; y que salió campeón con su selección en la Eurocopa de 1988.

22-Paul Gascoigne: “No me gusta estar solo porque piensas demasiado, y a mí no me gusta pensar demasiado”. -De ahí que, cuando estaba solo, frente al portero, al ex de Tottenham Hotspur, Lazio y Rangers,no le quedaba otra sino definir para que sus compañeros de equipo lo rodearan de cariño.

Delanteros:

9-Bobby Charlton: “Algunos amigos me dicen que los jugadores profesionales son esclavos. Bien, si eso es esclavitud, que me condenen a ella de por vida”.  -No fue condenado, como pedía, pero sí jugó casi toda su carrera para un único club: Manchester United.

15-Christian Vieri: “El fútbol es fácil. No hay por qué tocar el balón, basta con echarlo adelante.” -Si el fútbol pudiera hablar del goleador de Juventus, Fiorentina, Atlético de Madrid, Lazio, e Inter, diría: “Vieri es fácil, no hay que tocarlo, basta con echarlo adelante”.

16-Romario: “Si no salgo por la noche, no marco goles”. -¿Acaso hay que comentarla?

11-George Best: ”Gasté mucho dinero en licor, mujeres y carros de carrera. El resto lo desperdicié”. -¡Chapeau!

18-Gary Loneker: “El fútbol es un juego que enfrenta a once contra once y en el que siempre gana Alemania”. -Por mas psicoanalistas que visite, el buenazo de Lineker no se podrá quitar nunca de su cabeza la eliminación de su selección, Inglaterra, contra su similar de Alemania en la semifinal de Italia 90.

19-Jimmy Hasselbaink: “El fútbol es tan sencillo. No entiendo porqué los entrenadores lo hacen tan difícil con sus charlas”. -Toda una declaración de principios de este anarquista del fútbol. Un trotamundos que pasó por equipos de Portugal, Holanda, España, Inglaterra y Gales. ¿Le habrá hecho caso a alguna indicación de sus jefes?

20-Alcides Ghiggia: “Sólo tres personas callaron Maracaná con 200.000 personas: Frank Sinatra, el Papa y yo”. –Ghiggia fue el autor del gol que dio el título a Uruguay en el Mundial de Brasil 1950. Lo que la leyenda del fútbol conoce como el ‘Maracanazo’.

Y como a este equipo lo tiene que entrenar alguien, así Hasselbaink esté en desacuerdo, pues aquí están los que se sentarían en el banquillo para dirigirlo.

DT. Johan Cruyff: “En fútbol lo más sencillo es lo fácil”. -Una entre las cientos de frases del ahora presidente de honor del FC Barcelona.

AT. Jorge Valdano: “De todas las cosas menos importantes, el fútbol es la más importante”. -Pero como algunos se la adjudican a Franz Beckenbauer, pues el alemán será el manager del equipo. Apenas para enfrentarlos a un once que dirija Bill Shankly, otrora entrenador del Liverpool, que dejó como herencia: “El fútbol no es cuestión de vida o muerte. Es algo más importante que todo eso”.

Algo muy claro es que esta selección jugará al estilo del técnico del Perú en el Mundial de España 1982. El técnico brasileño Elba de Paula Lima, conocido como TIM, decía: “Todos atrás y Dios delante”.

¡Ah! se me olvidaba, en estas épocas es importante tener en el puesto de jefe de prensa a alguien que tenga muy claro lo que es este deporte. Para ese cargo, nadie mejor que el escritor argentino, y maestro de muchos, Osvaldo Soriano, que lo definió así: “El fútbol no es nada más que una fantasía, dibujitos animados para mayores”.

Sólo falta Roma (Instantánea de una celebración)

El partido FC Barcelona-CA Osasuna ya es historia. La estadística dirá que el marcador fue favorable al visitante 0-1. Gol del uruguayo Walter Pandiani, a tiro de esquina. Otro más que se come la defensa azulgrana de pelota quieta, como el de Gaizka Torquero, del Athletic de Bilbao, en la final de la Copa del Rey, y como otros tantos en esta temporada. Seguramente ‘Sir’ Alex Ferguson, con su Manchester United de siempre, volvió a tomar nota y tiene todo listo para atacar esta debilidad del Barça en el Olímpico de Roma, durante el duelo del miércoles que definirá quién se queda con la ‘Champions’.

El juego entre el campeón y los ‘Rojillos’ -que se jugaban la permanencia en la Primera del fútbol español- es pasado. Ahora el césped del Camp Nou está vacío. No hay jugadores. En el centro del campo, el trofeo de la Liga, que desde la tribuna de prensa la veo brillar tanto como la coronilla pelada de un Johan Cruyff en el palco oficial, espera por sus nuevos dueños.

La casi 78 mil personas que ocupan las graderías del estadio aplauden llevando el ritmo de la música. Una que otra bandera se agita a lo lejos. Puyol y Xavi encabezan la marcha del equipo de Pep Guardiola que regresa desde el vestuario, tras la derrota de esta noche, para celebrar la victoria del año. Enfundados en la misma camiseta que jugaron este 2008-2009 –durante el choque contra el Osasuna estrenaron el primer uniforme del siguiente campeonato- son recibidos por el público como guerreros que se marchan a conquistar otras tierras. Vuelan los papelitos azulgranas.

“Buenas noches”, resuena la voz de Puyol por los amplificadores del estadio. “Gracias por estar aquí –agrega el capitán-, ya tenemos dos títulos… ahora vamos por la ‘Champions’. La ovación como respuesta no se hace esperar. La fiesta continúa y los jugadores comienzan a pasarse el micrófono como si fuera la misma pelota que tan bien han tratado este torneo. Tuyo-mío. Mío-tuyo.

El turno es para Guardiola. Con traje y corbata gris, camisa blanca y zapatos negros, Pep parece más un Sinatra que un entrenador de fútbol. “El miércoles estos jugadores no nos fallarán”, dice como el mismo Frank cuando cantaba ‘My Way’. Y así, a su manera, le lanza el micrófono a Piqué. Éste se lo suelta a Xavi, quien dribla a Cáceres y se lo pasa a Iniesta. Todos prometen la ‘Orejona’. Así siguen Busquets, Messi, Valdes. Henry y su “es un placer jugar en un equipo así”; para que finalmente –quién sino-, Eto´o defina con un “este ha sido un buen año… si el miércoles hace falta correr 80 kilómetros para ganar lo haré”.

A esta hora, las 11: 38 de la noche, media hora después de haber recibido el trofeo, quizás por lo atronador de la pólvora, ya nadie se acuerda de la derrota contra el Osasuna. Menos de la expulsión del debutante Marc Muniesa –que entró por Sylvinho-, o de la también expulsión de Guardiola al protestar esa roja, lo que originó una ‘pañolada’ y rechifla general del público al árbitro Antonio Rubinos.

A esta hora todos ya tienen la mente en blanco. El color del uniforme que vestirá el Manchester United en el partido del miércoles. El último obstáculo que se interpone entre el Barça, el triplete (Copa del Rey-título de Liga-‘Champions’), y la historia.

Vea las fotos en http://www.facebook.com/album.php?aid=94175&id=584761639&l=ce124841e6

Los amigos de Pepe Fútbol Club

Si al defensa del Real Madrid que, según muchos y él mismo, perdió la razón durante el partido contra el Getafe, en una acción en la que empuja, patea (hasta dos veces), pellizca y pisa a Casquero; le da un puñetazo a Albín; y termina gritándoles a los árbitros “son todos unos hijos de putas” -todo esto en menos de dos minutos-; sí… si a el mismísimo Pepe le da por hacer un partido en contra de la violencia en el fútbol, como forma de exorcizar sus minutos de gloria antideportiva -no está demás decir que el dinero recogido sería en beneficio de sus propias víctimas-, Desde la multitud le quiero ahorrar al portugués compungido el trabajo de pensar quienes podrían integrar su equipo. 

Repasando archivos y recurriendo en algunos casos a la escasa memoria, logré definir un once -resultó un trece- que espantaría hasta el mismo demonio que hace unos años protagonizó un comercial de Nike en la T.V. Aquí va pues mi propuesta para el querido Pepe:

En el arco, desde Alemania vendría Harald ‘Toni’ Schumacher. Portero con aires de dentista. Era tal su manejo del área que, dentro de ella misma y con la pelota en movimiento, dedicaba parte de su tiempo en el juego a extraer muelas y dientes de sus rivales. Su caso más exitoso me lleva a Sevilla, en la semifinal del Mundial de 1982, que su selección disputó contra Francia.

 

Así fue: Michel Platini metió un balón profundo, en el área alemana, a Patrick Battiston. Manfred Kaltz no llegó a cerrar. Solo quedaron el buenazo de Patrick y el ‘sacamuelas’ Schumacher. El francés alcanzó a tocar la pelota y fue en ese momento, cuando la rodilla derecha del guardameta alemán conectó con la mandíbula del galo. ¡K.O. fulminante! Sin sentido y sin haber anotado, el jugador ‘bleu’ cayó al suelo. Schumacher, a quien el árbitro ni siquiera le llamó la atención, quiso reiniciar de inmediato el partido, mientras entraba la camilla por Patrick. Hoy todavía los cuidadores del césped en el Sánchez Pizjuán, siguen encontrando dientes del malogrado Battiston.

Un suplente ideal para ‘El loco’ Schumacher sería su alumno aventajado: Gastón Sessa. Este portero, quizás queriendo homenajear al primero, en un partido de su Vélez Sarsfield contra Boca Juniors, en la Copa Libertadores de 2007, salió a cortar un pelotazo en su área, levantó la pierna derecha, cual karateca, y le marcó los tacos de su botín en la cara de Rodrigo Palacio. Uno, en el pómulo derecho; el otro, en la frente… “quise sacarle una mugre que le había caído en su ojo”, pudo haber explicado en su defensa el ‘Gato’ Sessa ¿Alguien le habría creído? Aquella noche, por esa acción, el árbitro lo expulsó y pitó penal.

En defensa, queriendo proteger a los jugadores del equipo contrario de cualquiera de este par de arqueros, he puesto, como dirían los expertos del fútbol, una “muralla infranqueable”. Una pared que ni juntos los muros de Berlín y el que divide a árabes y judios, entre Cisjordanía e Israel, podrían equipararla.

Claro está, el eje sería Pepe, por muy arrepentido que se muestre, con su acción y las 10 fechas de sanción, ya se ganó su lugar en la historia. Junto al central luso, el cuatro defensivo lo completarían, por su talento para espantar y romper rivales, Vinnie Jones, Andoni Goikoetxea y Marco Materazzi. ¿Quién pasa? Ni la Wehrmacht alemana en la Segunda Guerra Mundial.

El galés Jones hizo tan bien su papel de jugador sucio en el fútbol británico que extendió su carrera al cine. No está demás decir que en roles de villano (Snatch y X-Men 3, entre otras cintas). Además de la foto que le dio la vuelta al mundo, en la que se ve estrujándole los huevos a Paul Gascoigne, sus entradas con la pierna en alto se hicieron famosas y hasta fueron declaradas “planchas de autor”. Un técnico justificando la contratación de Jones dijo: “Yo no busco chicos para que se casen con mis hijas, busco jugadores que sepan hacer su trabajo”. Jones tenía muy claro cual era el suyo: destruir al rival.

De Goikoetxea, quien más lo recuerda es Diego Maradona. El vasco que ya tenía en su prontuario haber lesionado, dos años antes, a Bernd Schuster, volvió por sus fueros naturales. El día de la Mercé de 1983, en el partido que enfrentó al Barcelona contra el Athletic de Bilbao, la víctima fue el ídolo argentino. Maradona recibió una pelota en la mitad de la cancha y antes de que pensara cuál sería su destino, con la misión de marcarlo, Goiko llegó como un cohete obuz que hizo blanco en el tobillo del ‘Pelusa’. Lo voló en mil pedazos. Por esta acción, el diario londinense The Times, en el 2007, lo declaró el jugador “más duro”  en la historia del fútbol. ¡Vaya título!

En el caso de Materazzi, las cosas son irónicas y hasta extrañas. Famoso por su dureza, por sus planchas y por sus pocos amigos dentro del calcio italiano (Pipo Inzaghi, Andriy Shevchenko y Rui Costa, entre otros, pueden dar razón), el defensa italiano del Inter de Milán y de la ‘Nazionale Azurra’ se convirtió en víctima de sus propias palabras, cuando Zidane le estampó un cabezazo en su pecho en la final del Mundial de Alemania 2006. Desde allí… Marco, ‘El anikilador’ sigue yendo igual. Rodillas, tobillos, canillas, son su objetivo. Si se cruza una cabeza, pues también. Nunca la pelota. Si la toca es por accidente.

La mitad del campo de Los amigos de Pepe FC (LAPFC) está clara. Se necesita alguien que piense, que juegue un poco, pero que no desentone con los demás. Eso, además de apretar al árbitro. Por si las decisiones del colegiado son injustas. Para ello nadie mejor que el bulgaro Hristo Stoichkov.

Conocido por su fuerte temperamento y la facilidad para irritarse dentro del campo, el “bulgaro loco” es recordado por una sanción de seis meses -que luego se reduciría a dos- por pisar al árbitro Urízar Azpitarte, en un partido de la Supercopa de España, contra el Real Madrid, en 1990. Todo por estar en desacuerdo con la expulsión del entonces técnico del FC Barcelona, el mítico Johan Cruyff. Tras el pisotón, el jugador también tuvo que salir del campo ese miércoles 5 de diciembre. Y Urízar fue intervenido al alimón, por lo médicos de los dos equipos rivales.

Para evitar estas salidas de madre de Stoichkov, el bulgaro estaría secundado por dos cuasi desconocidos, pero no por eso, menos duros que los anteriores.

El primero sería Thomas Gravesen. Un danés llamado ‘El ogro’, que dio sus primeras patadas en su natal Vejle. Además de ser el inventor de la ‘gravesinha’, un amago de plancha en el que medio cae de rodilla -sí, una sola- para luego levantarse y salir jugando -todo un crac, digo, por el sonido de su propia rodilla al golpear el suelo-, pasó a los anales del fútbol como “el más sucio de todos los sucios”. Tanto que ni en los entrenamientos sus compañeros se libraban de su juego. Mientras ellos entrenaban con la pelota, el danés la emprendía a golpes… “Bueno, también tenía que practicar”, diría en su defensa.  Una de sus víctimas fue Robinho en la pretemporada de 2006, con el Madrid, pero el brasileño respondió y Gravesen después terminó yéndose al Celtic de Glasgow.

Y el segundo de Stoichkov, en la mitad del campo de LADPFC, sería Martin Taylor. Muchos se preguntarán quién es, de dónde es, Martin qué. Bueno, si les digo una fecha: 28 de febrero de 2008. Un campeonato: Premier League. Dos equipos: Birmingham City y Arsenal. Dos huesos rotos: tibia y peroné. un Nombre: Eduardo Da Silva. De inmediato se acordarán de la entrada de Taylor contra el brasileño nacionalizado croata, que lo tuvo fuera de las canchas durante un año. “Si no hubiera sido atendido de manera rápida, hubiéramos tenido que amputar”, dijo el médico que trató a Eduardo en Londres. A Taylor lo sancionaron con tres fechas. No hay que escribir más.

Pero como cualquiera de estos tres (Gravesen, Taylor y Stoichkov) pueden dejar al equipo con 10 hombres -yéndonos bien, porque fácilmente todo este mediocampo podría salir expulsado en una misma jugada de un mismo partido-, he escogido un suplente a su altura, para tapar cualquier hueco. O abrirlo. Como fue el caso de Diego Pablo ‘Cholo’ Simeone contra Julen Guerrero, cuando en 1996, en el partido que enfrentó al Atlético de Madrid y el Athletic Club de Bilbao, el argentino abrió con su taco el muslo -dos centímetros- del vasco, que necesitó tres puntos de sutura… ahí está, el suplente ideal.

Arriba, la cosa (no) pinta mejor. Habilidad y dureza. Dureza y Habilidad. Una tripleta de buenos-malos o malos-buenos, llámelos como quiera. No abundan, pero tampoco faltan.

Delantera que lidera Éric Pierre Daniel Cantona. La punta del iceberg de su prontuario lo muestra un 25 de enero de 1995. Esa fecha, jugando para el Manchester United, el ‘demonio rojo’ fue expulsado por darle una patada, tras un forcejeo, al defensa del Crystal Palace Richard Shaw. De camino al camerino, desde la grada, un hincha del Palace lo insultó. Como respuesta, monsieur Cantona se elevó desde el campo para golpear al fanático Matthew Simmons, que se llevó sendas patadas al mejor estilo del kung-fu. El delantero fue castigado con siete días de cárcel -solo pagó uno-, obligado a prestar 120 horas de servicio comunitario y sancionado en la liga inglesa durante 10 meses. “¿Mi mejor momento futbolístico? Pues fue cuando le pegué a ese holligan“, respondió en una entrevista.

Junto a él estaría el brasileño Edmundo, conocido en su país como ‘El Animal’. Su habilidad con el balón era directamente proporcional a lo que hacía en una cancha con puños, manos, patadas, pies, lengua, boca, en fin… con lo que le valiese de arma para enfrentar al rival. Un verdadero maestro -para no seguir- en el arte de humillar y provocar al contrario. Clásicas son las tánganas, entre muchas, que originó, como las de partidos que enfrentaron a Palmeiras -uno de los muchos equipos en que jugo- contra Sao Paulo, en 1994; o la de la Supercopa Suramericana, en 1995, que involucró al Vélez Sarsfield y su Flamengo. Eso sí, respaldado, en este última, por Romario.

Para terminar esta convocatoría al LAPFC. El elegido es el paraguayo Roberto Cabañas. De similares características que el anterior. Buen jugador pero un provocador por naturaleza. Sus peores armas, los codos. De acuerdo con las palabras de este guaraní, nada más ni nada menos, Pelé fue quien le enseñó a utilizarlos.

En entrevista con el periodista argentino Alejandro Fantino, que reprodujo el portal ultimahora.com, así lo confirmó el ex jugador de Cerro Porteño (Paraguay), Cosmos (EE.UU.), América (Colombia), Brest y Lyon (Francia), Boca Junior (Argentina), Barcelona (Ecuador), Libertad (Paraguay), Medellín y Real Cartagena (Colombia). “Cuando estaba en Nueva York, yo miraba los videos de Pelé. Una vez él tiró un codazo y todos hablaban del codazo de Pelé. Y un día me tocó preguntarle cómo era que él pegaba. Y me dijo “Cabanás”, porque el me decía así, y me empezó a mostrar la técnica del codo, porque él no soltaba el codo. El me explicó la técnica. Entonces, fui y la utilicé muy bien en Argentina; porque allá el fútbol es muy competitivo, hay mucho roce, mucha fricción y realmente empecé a utilizarlo”.

Repasemos la alineación de LAPFC: Portero, Harald Schumacher; defensas, Vinnie Jones, Pepe, Marco Materazzi y Andoni Goikoetxea; mediocampo, Martin Taylor, Thomas Gravesen y Hristo Stoichkov; delantera, Eric Cantona, Roberto Cabañas y Edmundo. Suplentes: Gastón Sessa (portero) y Diego Pablo Simeone (mediocampista).

Además de encontrar un equipo que se les quiera y pueda enfrentar -sacrificar, sería el verbo correcto-, solo falta el director técnico. ¿Usted a quién postularía? ¿Bilardo? ¿Dunga? ¿Nereo Rocco? ¿Uno de la escuela del catenaccio italiano? Bueno y si tiene más candidatos para integrar el equipo Los amigos de Pepe Fútbol Club, ¿quiénes serían y por qué? La pelota está en juego… ah! y no olviden, también las canillas, rodillas, tobillos y cabezas.