Operación CR

La película se llama Operación E. Narra la vida de un campesino colombiano, como muchos otros, entre dos fuegos: guerrilla y ejército. En España y Francia, países coproductores, ya se estrenó y fue recibida con algo de interés por los espectadores y la crítica. Aquí, en Barcelona, sigue en cartelera. La otra noche la fui a ver y, sin ser una obra para recordar, pasará a ser otra cinta más que muestra el conflicto que vive Colombia, desde otra perspectiva. Hasta ahí todo marcha bien. Sin embargo, fuera de la pantalla grande, al otro lado del Atlántico, en ese país donde nacen historias silvestres todos los días, ha surgido otra. Se podría titular Operación CR y daría para otra película. Allí Operación E no puede ser exhibida. Un juez decidió avalar la demanda interpuesta por una señora CR, que argumenta defender la privacidad de su hijo, nacido cuando ella estuvo secuestrada por la guerrilla. Ese niño le fue dado al campesino para que lo cuidara y claro, forma parte de la historia que narra el filme de Miguel Cortuois. Guardando las proporciones, lo hecho por la señora CR sería como si uno de los descendientes de los náugrafos del Titanic hubiera pedido y tratado por todos los medios, para salvaguardar la integridad de su familia, impedir la proyección de la película de James Cameron. ¿Se hubiese podido contar la historia del Titanic sin los náufragos? Entonces, la pregunta, en lo que respeta a Operación E, sería : ¿cómo contar la historia de Crisanto sin Emmanuel? Me gustaría saber qué piensa Luis Tosar de esto.

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