Sólo falta Roma (Instantánea de una celebración)

El partido FC Barcelona-CA Osasuna ya es historia. La estadística dirá que el marcador fue favorable al visitante 0-1. Gol del uruguayo Walter Pandiani, a tiro de esquina. Otro más que se come la defensa azulgrana de pelota quieta, como el de Gaizka Torquero, del Athletic de Bilbao, en la final de la Copa del Rey, y como otros tantos en esta temporada. Seguramente ‘Sir’ Alex Ferguson, con su Manchester United de siempre, volvió a tomar nota y tiene todo listo para atacar esta debilidad del Barça en el Olímpico de Roma, durante el duelo del miércoles que definirá quién se queda con la ‘Champions’.

El juego entre el campeón y los ‘Rojillos’ -que se jugaban la permanencia en la Primera del fútbol español- es pasado. Ahora el césped del Camp Nou está vacío. No hay jugadores. En el centro del campo, el trofeo de la Liga, que desde la tribuna de prensa la veo brillar tanto como la coronilla pelada de un Johan Cruyff en el palco oficial, espera por sus nuevos dueños.

La casi 78 mil personas que ocupan las graderías del estadio aplauden llevando el ritmo de la música. Una que otra bandera se agita a lo lejos. Puyol y Xavi encabezan la marcha del equipo de Pep Guardiola que regresa desde el vestuario, tras la derrota de esta noche, para celebrar la victoria del año. Enfundados en la misma camiseta que jugaron este 2008-2009 –durante el choque contra el Osasuna estrenaron el primer uniforme del siguiente campeonato- son recibidos por el público como guerreros que se marchan a conquistar otras tierras. Vuelan los papelitos azulgranas.

“Buenas noches”, resuena la voz de Puyol por los amplificadores del estadio. “Gracias por estar aquí –agrega el capitán-, ya tenemos dos títulos… ahora vamos por la ‘Champions’. La ovación como respuesta no se hace esperar. La fiesta continúa y los jugadores comienzan a pasarse el micrófono como si fuera la misma pelota que tan bien han tratado este torneo. Tuyo-mío. Mío-tuyo.

El turno es para Guardiola. Con traje y corbata gris, camisa blanca y zapatos negros, Pep parece más un Sinatra que un entrenador de fútbol. “El miércoles estos jugadores no nos fallarán”, dice como el mismo Frank cuando cantaba ‘My Way’. Y así, a su manera, le lanza el micrófono a Piqué. Éste se lo suelta a Xavi, quien dribla a Cáceres y se lo pasa a Iniesta. Todos prometen la ‘Orejona’. Así siguen Busquets, Messi, Valdes. Henry y su “es un placer jugar en un equipo así”; para que finalmente –quién sino-, Eto´o defina con un “este ha sido un buen año… si el miércoles hace falta correr 80 kilómetros para ganar lo haré”.

A esta hora, las 11: 38 de la noche, media hora después de haber recibido el trofeo, quizás por lo atronador de la pólvora, ya nadie se acuerda de la derrota contra el Osasuna. Menos de la expulsión del debutante Marc Muniesa –que entró por Sylvinho-, o de la también expulsión de Guardiola al protestar esa roja, lo que originó una ‘pañolada’ y rechifla general del público al árbitro Antonio Rubinos.

A esta hora todos ya tienen la mente en blanco. El color del uniforme que vestirá el Manchester United en el partido del miércoles. El último obstáculo que se interpone entre el Barça, el triplete (Copa del Rey-título de Liga-‘Champions’), y la historia.

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