La hora del Cholo Simeone

Diego Pablo Simeone rara vez está sentado durante un partido de fútbol. Le da lo mismo que sea contra el Real Madrid o el Sant Andreu, equipo contra el que lo seguí al ver jugar a su “At-letico”, en Barcelona, por los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, en el estadio Narcís Sala. Vestido de camisa blanca, chaqueta negra y pantalón del mismo color, el Cholo se mueve en el banquillo como una pantera enjaulada. La mayor parte del juego lo pasa en el área limitada para los técnicos. Casi quiere mezclarse con los jugadores en la cancha, porque se siente uno más de ellos y no un técnico de corbata y zapatos de calle. Camina. Gesticula. Mueve los brazos. Grita. Reclama al árbitro, central o asistente. Alienta a los hinchas a animar. Algunos fanáticos colchoneros pagan la entrada por verlo a él. Argumentan que mienten los dicen que Simeone dejó de jugar al fútbol. “Sólo se movió de lugar en el campo”, afirman.

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Publicado en el diario El País, abril 6 de 2014

 

¿España Ecuatorial?

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Guinea Ecuatorial es
un pequeño país en la mitad de África. Su población no llega a los dos millones de habitantes y desde un golpe de estado en 1979, el poder está en manos del teniente coronel Teodoro Obiang Nguema. Precisamente desde ese año, ninguna selección de fútbol de Europa había visitado y jugado, en Malabo, contra la Nzalang, así denominan los ecuatoguineanos a su selección de fútbol. El equipo que dirige Vicente del Bosque lo hizo y ganó 1-2. Marcador para la anécdota y la estadística.
Sin embargo, antes del partido que enfrentó a los dos combinados, las alarmas se encendieron en España. De qué otra manera sino en forma de tertulias en televisión, debates en radio, cartas de lectores a diarios, editoriales de periódicos, columnas de opinión, artículos, blogs y demás. Sin olvidar ese deporte nacional que son las discusiones de bar. Todos los interesados -y los que no, también- dejaron oír su voz en ante tal afrenta y atrevimiento. Llevar a la roja a jugar en un país en donde no hay ningún respeto por los derechos humanos y que rige la mano fuerte del dictador Obiang Nguema no es bueno para la tal defendida “marca España”. De todos los flancos llovieron críticas y calificaron este hecho de “despropósito”, “aberrante”, “controvertido”, “buen lío”, “partido políticamente incorrecto”, “juego de la discordia”.
Sin querer defender lo defendible: que los ecuatoguineanos tuviesen el derecho de ver a la actual campeona del mundo. Sin querer defender lo indefendible: el régimen totalitario de Obiang Nguema, cuyo gobierno está considerado por Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) “como uno de los más represores del mundo”. Es oportuno decir, dentro de esta polémica del fútbol utilizado por la política y de la política utilizada por el fútbol, que las camisetas de los tres equipos que lideran la tabla de posiciones de la Liga están vinculadas a gobiernos o regímenes que dejan mucho que desear sobre el cumplimiento de los derechos humanos. Y por tal hecho no hay tertulias en televisión, debates en radio, cartas de lectores a diarios, editoriales de periódicos, columnas de opinión, artículos, blogs y demás. Sin olvidar ese deporte nacional que son las discusiones de bar. O si las hay, no son tan publicitadas como las del juego España-Guinea Ecuatorial. ¿Cuestiones políticas?
Para citar: Qatar Airways, cuya imagen lleva por el mundo el F.C. Barcelona (por tres años recibe 100 millones de euros), la compañía estatal bandera del emirato es controlada por la familia catarí. Y Qatar es un país en el que reina una dictadura de corte monárquico y pseudo-medieval, por tanto tiene un gobierno no democrático anclado en los estilos de hace 500 años, pero funcionando en pleno siglo XXI. Allí las mujeres son discriminadas, se practica la pena de muerte y el derecho a la libertad de expresión y reunión está totalmente restringido.
Azerbaijan: Land of Fire se lee en el pecho de cualquier futbolista que vista los colores del Atlético de Madrid. Con este mensaje, el país del Cáucaso quiere dar a conocer su imagen ante el mundo. Lo que muchos no saben es que el presidente actual, Ilham Aliyev, oficialmente alabado como “líder nacional”, fue elegido en 2003 para sustituir a su padre, Gaydar, un ex funcionario soviético que dirigió los destinos durante una década. Aliyev ha conseguido que se elimine la limitación constitucional de mandatos. Su gobierno suspende en materia de derechos humanos y democracia interna, según denuncian, además de HRW, otras organizaciones como Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras.
Por su parte, la compañía aérea más grande del Medio Oriente, Fly Emirates, pagó 150 millones por la camiseta del Real Madrid durante cinco años. Con sede en Dubái, la aerolínea es propiedad del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos. Un país en donde solo por publicar un tuit puede dar para recibir una pena de prisión. Como le sucedió a Abdulla al-Hadidi. Según la agencia estatal WAM, una corte judicial del país falló que al-Hadidi mintió sobre los procedimientos en sus actualizaciones en Twitter. “Publicó argumentos sobre procedimientos de la corte y circunstancias con deshonestidad y mala fe“. De acuerdo con la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, la excusa de “salvaguardar la seguridad nacional” está siendo usada en ese país para no respetar los derechos fundamentales y atacar el activismo político.
Recordar esto no sirve sino para preguntarse, que ese mediano país que cuelga de Europa, con más de 40 millones de habitantes, ¿también podría refundarse y llamarse España Ecuatorial?

*La foto que ilustra este post fue tomada de La Vanguardia / Juan Flor-AP