¿@brazuca?

adidas-brazuca
La primera vez
que oí la palabra brazuca se la escuché decir a un amigo argentino en un partido de fútbol. Me sonó peyorativo. Fue en tono de insulto. Hace un par de años disputábamos un partido con mi equipo de entonces, Rosario Central de Catalunya, en el campeonato catalán de la Tercera Territorial. Mi compañero llegó a pelear un balón en una jugada dividida. Y el contrario, un jugador brasileño, entró con la pierna en alto, muy fuerte. ¡Falta! “Brazuca de mierda”, le soltó el argentino. Y brazuca quedó grabado en mi cabeza al lado de sudaca, el insulto preferido de los nacidos acá (Europa) para los nacidos allá (Sudamérica).
Y justo esa palabra, brazuca, fue la escogida para darle nombre al balón que ha sido presentado por Adidas como la pelota oficial del Mundial de Fútbol 2014 de Brasil. No lo entiendo. A mí me sigue sonando a insulto. Sin embargo, no piensan así quienes la escogieron y dicen que es un “gentilicio informal”. De acuerdo con una encuesta realizada por Adidas en Brasil, de 1.119.539 de personas que votaron en Internet, el 77.8% lo hicieron por Brazuca; el 14.6%, por Bossa Nova; y el 7,6%, por Carnavalesca. ¡Qué bonito hubiera sido hablar de Bossa Nova como pelota! Muy musical. Muy brasileña. En fin, en Río de Janeiro fue presentado, en el caso de llamarle balón, o presentada, si le decimos pelota, Brazuca. Entre las luces de la fiesta por su estreno oficial, la imagen que me queda es que a primera vista el balón podría ser fácilmente confundido con un globo de feria. De esos que se les escapan de las manos a los niños mientras prefieren asegurar la manzana caramelizada. (Ojo, con esto último no estoy hablando de cómo le ira a Messi en el Mundial). En fin, que fue presentado Brazuca y en una de las paredes del evento, se veía proyectado el @brazuca. Curioso entre a Twitter y vi que la cuenta que se identifica así: “I’m @brazuca. The official match ball of the 2014 FIFA #WorldCup. I tweet in English & Portuguese. Love me or lose me! Oh, and follow me. #ballin”; ya tiene más de 78.000 seguidores. Y, a su vez, sigue a 27 cuentas o perfiles. Por un momento pensé que entre los seguidos por @brazuca estarían el Jabulani de Sudáfrica 2010; TeamGeist de Alemania 2006, el Tango de Argentina 1978; el viejo Crack de Chile 1962, el Etrusco de Italia 1990, el Telstar de México 1970, y hasta el @Wilson de El Náufrago; pero no, @brazuca se olvida de sus raíces y sabe con quién juntarse. Entre sus seguidos están @SeppBlatter o @FIFAcom. Con esto queda claro aquella máxima que oí en un bar de Can Baró: “Tanto a la pelota como a los jugadores sólo se les sigue sobre el campo de fútbol, lo demás son insultos”.

¿España Ecuatorial?

espanaecuatorial
Guinea Ecuatorial es
un pequeño país en la mitad de África. Su población no llega a los dos millones de habitantes y desde un golpe de estado en 1979, el poder está en manos del teniente coronel Teodoro Obiang Nguema. Precisamente desde ese año, ninguna selección de fútbol de Europa había visitado y jugado, en Malabo, contra la Nzalang, así denominan los ecuatoguineanos a su selección de fútbol. El equipo que dirige Vicente del Bosque lo hizo y ganó 1-2. Marcador para la anécdota y la estadística.
Sin embargo, antes del partido que enfrentó a los dos combinados, las alarmas se encendieron en España. De qué otra manera sino en forma de tertulias en televisión, debates en radio, cartas de lectores a diarios, editoriales de periódicos, columnas de opinión, artículos, blogs y demás. Sin olvidar ese deporte nacional que son las discusiones de bar. Todos los interesados -y los que no, también- dejaron oír su voz en ante tal afrenta y atrevimiento. Llevar a la roja a jugar en un país en donde no hay ningún respeto por los derechos humanos y que rige la mano fuerte del dictador Obiang Nguema no es bueno para la tal defendida “marca España”. De todos los flancos llovieron críticas y calificaron este hecho de “despropósito”, “aberrante”, “controvertido”, “buen lío”, “partido políticamente incorrecto”, “juego de la discordia”.
Sin querer defender lo defendible: que los ecuatoguineanos tuviesen el derecho de ver a la actual campeona del mundo. Sin querer defender lo indefendible: el régimen totalitario de Obiang Nguema, cuyo gobierno está considerado por Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) “como uno de los más represores del mundo”. Es oportuno decir, dentro de esta polémica del fútbol utilizado por la política y de la política utilizada por el fútbol, que las camisetas de los tres equipos que lideran la tabla de posiciones de la Liga están vinculadas a gobiernos o regímenes que dejan mucho que desear sobre el cumplimiento de los derechos humanos. Y por tal hecho no hay tertulias en televisión, debates en radio, cartas de lectores a diarios, editoriales de periódicos, columnas de opinión, artículos, blogs y demás. Sin olvidar ese deporte nacional que son las discusiones de bar. O si las hay, no son tan publicitadas como las del juego España-Guinea Ecuatorial. ¿Cuestiones políticas?
Para citar: Qatar Airways, cuya imagen lleva por el mundo el F.C. Barcelona (por tres años recibe 100 millones de euros), la compañía estatal bandera del emirato es controlada por la familia catarí. Y Qatar es un país en el que reina una dictadura de corte monárquico y pseudo-medieval, por tanto tiene un gobierno no democrático anclado en los estilos de hace 500 años, pero funcionando en pleno siglo XXI. Allí las mujeres son discriminadas, se practica la pena de muerte y el derecho a la libertad de expresión y reunión está totalmente restringido.
Azerbaijan: Land of Fire se lee en el pecho de cualquier futbolista que vista los colores del Atlético de Madrid. Con este mensaje, el país del Cáucaso quiere dar a conocer su imagen ante el mundo. Lo que muchos no saben es que el presidente actual, Ilham Aliyev, oficialmente alabado como “líder nacional”, fue elegido en 2003 para sustituir a su padre, Gaydar, un ex funcionario soviético que dirigió los destinos durante una década. Aliyev ha conseguido que se elimine la limitación constitucional de mandatos. Su gobierno suspende en materia de derechos humanos y democracia interna, según denuncian, además de HRW, otras organizaciones como Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras.
Por su parte, la compañía aérea más grande del Medio Oriente, Fly Emirates, pagó 150 millones por la camiseta del Real Madrid durante cinco años. Con sede en Dubái, la aerolínea es propiedad del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos. Un país en donde solo por publicar un tuit puede dar para recibir una pena de prisión. Como le sucedió a Abdulla al-Hadidi. Según la agencia estatal WAM, una corte judicial del país falló que al-Hadidi mintió sobre los procedimientos en sus actualizaciones en Twitter. “Publicó argumentos sobre procedimientos de la corte y circunstancias con deshonestidad y mala fe“. De acuerdo con la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, la excusa de “salvaguardar la seguridad nacional” está siendo usada en ese país para no respetar los derechos fundamentales y atacar el activismo político.
Recordar esto no sirve sino para preguntarse, que ese mediano país que cuelga de Europa, con más de 40 millones de habitantes, ¿también podría refundarse y llamarse España Ecuatorial?

*La foto que ilustra este post fue tomada de La Vanguardia / Juan Flor-AP

 

 

 

 

 

 

Quince preguntas para Diego Costa

Costa-Rojo
El otro día llevé mis documentos al Registro Civil de la Plaça del Duc de Medinaceli, en Barcelona, para iniciar el proceso de obtención de la nacionalidad española. Desde que pedí la cita, dos años transcurrieron para cumplir con este paso.
Bajo mi brazo estaba la carpeta que contenía: Certificado literal de nacimiento, del interesado, o sea, su servidor; certificado de empadronamiento de l’Ajuntament de Barcelona. Original y fotocopia de los medios de vida, informe de vida laboral, contrato de trabajo y las tres últimas nóminas; certificado de antecedente penales del país de origen, Colombia; original y fotocopia de la tarjeta de residencia (NIE). Original y fotocopia del certificado de matrimonio, y original del certificado literal de nacimiento de mi cónyuge española, actualizado. Huelga decir que era requerimiento que ella también fuese y llevará consigo original y fotocopia de su DNI (Documento nacional de identidad).
Uno a uno fui entregando los documentos ante la funcionaria correspondiente. Al finalizar, previo aviso para que mi pareja saliese del lugar, pasó a hacerme una serie de preguntas que buscaban comprobar mi conocimiento sobre el estado al que quiero pertenecer como ciudadano. ¿Ha leído la constitución española? ¿Cuál es el punto que más recuerda o cree importante? ¿Cómo está conformado el Gobierno y cuál es la división de poderes? ¿Cómo está organizado territorialmente el Estado? Diga 10 provincias… ¿Cuál es la religión oficial? Diga cinco organizaciones internacionales de las que es miembro el estado? Diga el nombre de cuatro escritores o pintores españoles. Conjugue el verbo haber.  ¿Cómo se llama la esposa del presidente de Gobierno? ¿Cuáles son las últimas cinco letras del abecedario?
Una a una fui respondiendo a las cuestiones. Sin pena, digo que contesté unas con mayor acierto que otras. Gracias a eso, ahora tengo una hoja que dice que se ha dado comienzo a mi caso, que recibiré un carta cuando mis documentos estén en Madrid; luego recibiré una citación de la Policía -para otra entrevista- y finalmente, una segunda carta con el resultado del proceso. Ahí vamos. Entre cinco, seis o más años puede durar todo hasta el sí, para abrazar la rojigualda como mi bandera, o el no.
Recuerdo todo esto, porque justo se ha dado el caso -y la polémica- de la convocatoria a un futbolista oriundo de Brasil, Diego Costa (el fotomontaje de la imagen es del diario Marca), para que integre la selección de España, como nacionalizado. El llamamiento del delantero, que juega en el Atlético de Madrid, ha suscitado opiniones a favor y en contra.
Alejándome de esa controversia y dándole rienda suelta a mi imaginación, veo a Costa sentado en una silla de una oficina de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), en frente de entrenador, Vicente del Bosque, y el presidente de la RFEF, Ángel María Villar, respondiendo un singular cuestionario para verificar su conocimiento del fútbol español y, por ende, aprobar y refrendar su convocatoria. En ese caso, de voz de Del Bosque y Villar saldrían las siguientes preguntas, que se deberían adoptar para cualquier caso similar.
1. ¿En qué fecha se anotó el primer gol de lo que se conoce como Liga de España?
2. ¿En qué partido se dio y quién lo anotó? ¿En qué campo se disputó ese partido?
3. ¿Desde que año España hace parte de la FIFA?
4. ¿Qué es Pichichi?
5. ¿En qué fecha se fundó el primer equipo de fútbol español y cómo se llamó?
6. ¿Cuál fue la primera participación de España en un Mundial de fútbol?
7. ¿Que le dice el nombre de Julio Cardeñosa?
8. Con la Copa Mundial de Brasil de 2014, ¿cuántas clasificaciones ha conseguido España?
9. ¿Quién anotó el gol qué clasificó a España para el Mundial de Argentina de 1978?
10. Diga la alineación de la Selección que jugó la final de la Copa de Europa 1984…
11. ¿Cuántas veces ha salido campeona la Selección en Europa?
12. ¿Quién fue el Divino?
13. ¿Quién marcó el gol para derrotar a Inglaterra en la Copa Mundial de Brasil 1950?
14. ¿Cómo se llama la esposa de Vicente del Bosque?
15. ¿Qué estaba usted haciendo la mañana del 23 de febrero de 1981?

 

 

 

After derbi català

Desde el color de donde se mire muchas o pocas cosas dejó el derbi jugado entre el F.C. Barcelona y R.C.D. Espanyol que, con gol del chileno Alexis, en el Camp Nou, ganó el primero sobre el segundo por un gol contra cero. Una de ellas, pocas o muchas, la encontré en el suplemento deportivo que trae El Periódico los sábados, bajo la cabecera: másdeporte.
En el “unoxuno”, un clásico de la prensa deportiva para resumir la actuación de los jugadores postpartido, cada futbolista recibe una calificación de uno a diez y un adjetivo que describe su papel dentro del campo. Si hacemos a un lado los nombres o apellidos de los futbolistas de cada equipo y lo reemplazamos por la palabra elegida por los redactores en cada caso, las alineaciones fueron las siguientes:
FC Barcelona. Portería: Oportuno. Defensa: Fallón, Dubitativo, Irregular, y Aplicado. Mediocampo: Coartado, Apretado, e Intermitente. Delantera: Salvador, Espeso, e Ingenioso. Salieron del banquillo de suplentes: Animado por Salvador; Útil por Intermitente; y Testimonial por Irregular. El gol lo anotó Salvador.
RCD Espanyol. Portería: Brillante. Defensa: Tenaz, Muro, Sobrio, y Luchador. Mediocampo: Motivado, Colocado, y Potente. Delantera: Apagado, Discreto, y Listo. Salieron del banquillo de suplentes:  Trabajador por Apagado, y Testimonial por Motivado.
Nada más qué decir. Bueno, algunas crónicas escribieron que fue un “intenso partido”. Con tanto adjetivo, ¿cómo no?

 

 

 

 

 

Chávez For Ever FC

No sería extraño que en una coyuntura como la que está viviendo Venezuela, ahora naciera un equipo de fútbol que se llame Chávez For Ever FC. Camiseta roja, pantaloneta ocre petróleo y medias verde oliva. Su máximo objetivo sería ganar la Copa Libertadores de América.
Ya veo a sus futbolistas, saltando al campo, en Brasil, Bolivia o Paraguay, con boinas y medallas, derrochando gotas de sudor en homenaje a su fallecido líder. Antes de cada partido, no se llevaría a cabo un minuto de silencio en homenaje a la memoria del prócer boliviariano. Sería todo lo contrario. Diez minutos de bullicio, veinte de algarabía, una hora de gritos, el tiempo que hiciese falta para escuchar de nuevo su voz.
En respuesta a eso, por el servicio de megafonía del Nemesio Camacho El Campín, en Bogotá; el Monumental de River o La Bombonera de Boca, en Buenos Aires, se haría escuchar a todos los asistentes al partido, uno de los tantos discursos del expresidente muerto. La apoteosis máxima sería cuando se oyera el “Huele a azufre”. Los once titulares del Chávez For Ever FC terminarían con el “¡Hasta la victoria siempre!”. Una frase que cabe tanto para cualquier encuentro de fútbol como para cualquier revolución.
Desde el banquillo, con los ojos sin vida, la figura embalsamada del líder seguiría el juego, enfundada en el chándal con la bandera tricolor: amarillo, azul y rojo. Claro, en el vestuario, antes del partido, no habría charla técnica sino lectura de la Constitución Bolivariana de la República de Venezuela. Ese librito azul que guarda los secretos y las tácticas con las que el Chávez For Ever FC pretendería reinar en el mundo del fútbol del continente para alcanzar de una vez y para siempre la tan ansiada Copa Libertadores de América.

El rey David

David Robert Joseph Beckham no es un futbolista, es una boutique de lujo que ha abierto locales en Manchester, Madrid, Los Ángeles, Milán y ahora París. Y si se cuentan sus 115 convocatorias a la selección inglesa, también en Londres.
David tiene claro -y está en todo su derecho- que antes que deportista es una máquina de publicidad para hacer dinero. Y es que Beckham, además de ser atleta, es una marca. Sí, como Rolex, Louis Vuitton, Gucci, Chanel o Ferrari, que se disputan los locales estratégicos en las ciudades citadas y quieren tener su nombre en boca de todo el mundo. Para vender más.
‘Becks’, como le llaman en Inglaterra, abrió su más reciente tienda en París. El vendedor, entre otros productos, de calzoncillos, slips o gayumbos; relojes, vestidos, videojuegos y hasta fútbol, que está casado con una ex Spice Girls, (chica de las especias, por su traducción literal al español… ¿qué extraño que no le guste el ajo de Madrid?), y que en sus domingos libres, cuando su agenda publicitaria se lo permite, salta a un campo para darle patadas a una pelota, fue recibido en una sala de prensa abarrotada de cámaras y periodistas en su presentación como jugador del Paris Saint Germain (PSG). Con su pelo rubio perfectamente echado para atrás por el fijador, una barba de cuatro días, vestido con un traje oscuro que hacía juego con su corbata y la camisa gris, y un reloj dorado con correa de cuero, el vendedor profesional de 37 años dijo que el dinero de su salario con el PSG lo destinará para apoyar a infantes desprotegidos, a través de fundaciones caritativas. No lo necesita, sabe que con sus entradas por las ventas en sus “tiendas”, tendrá tanto para él como para su esposa, Victoria, y sus cuatro hijos: Brooklyn Joseph, Romeo James, Cruz David y Harper Seven.
A poco tiempo de la llegada de David a La belle Équipe, como le dicen al PSG en París, algunos ya se atreven a decir que la capital francesa está completa: tiene la Torre Eiffel, el museo Louvre, la iglesia de Nòtre Dame, el río Sena y ahora a Beckham, otro ícono para su skyline.

Los fichajes del Sabadell: dibujitos animados para mayores


El Sabadell F.C. es el tercer equipo de Catalunya. No lo dice este servidor. Lo dice la historia. De las 81 temporadas del fútbol en España, el club arlequinado ha jugado 14 en Primera, 40 en Segunda A, 17 en Segunda B, y 8 en Tercera. Por delante están el F.C. Barcelona, siempre en Primera, y el R.C.D. Espanyol, 77 años en Primera y 4 en Segunda A.

Actualmente, el equipo de esa ciudad que creció al ritmo de la industria textil y el sonido de las máquinas tejedoras juega en Segunda A. La denominada categoría de plata o Liga Adelante en España. En este campeonato, después de once fechas, el Sabadell F.C. ocupa el noveno lugar con 15 puntos -igualado con el Real Madrid B-. Trece por debajo del líder Elche, que tiene 28.

Pero esta semana, un mes antes de que se abra oficialmente el mercado de invierno, este equipo se le ha adelantado a todos los demás anunciando sus nuevos fichajes con miras a 2013. Pero no se trata de un delantero con acento de tango que le represente 20 o 25 goles por temporada. Tampoco un mediático inglés que aumente el número de camisetas vendidas y menos un chino  o un turco que lo dé a conocer en el mercado de eso países. No.

Se trata de un japonés de apellido Takahashi y de nombre Yoichi. No hay datos de que sea muy diestro con el balón, no juega al fútbol, pero es un talento con la mano, el lápiz y el papel. Quizás es un fichaje que busca darle un nuevo “dibujo futbolístico” al equipo. El maestro Takahashi pintará unos paneles en el estadio del equipo, la Nova Creu Alta, con los personajes de la serie que creo para la televisión. Oliver Atom, Benji Price, Mark Lenders, Bruce Harper y los gemelos Derrik, desde la tribuna, vestirán los colores del club y harán parte de la nómina sabadellense, tal vez buscando contagiar al equipo de sus saltos, cabriolas, regates y, claro está, campeonatos. Quizás la realidad necesite algo de ficción. Y si es ficción animada, mejor.

Pero el trabajo de Takahashi, que llegará el 9 de noviembre para conocer el club y su idiosincracia, no termina allí. Viene también para cumplir con otra misión: crear un nuevo personaje que lucirá la camiseta arlequinada. Un fichaje estrella para impregnar a los jugadores de carne y hueso del espíritu deportivo de la serie. Quizás con este aire de manga, el equipo puede dar un salto animado y aterrizar en la ansiada Primera División. Con justa o más razón que el F.C. Barcelona de Messi o el Real Madrid de Ronaldo,  sería un verdadero equipo para la llamada “Liga de las Estrellas” (animadas). Lo que vendría a confirmar esa frase de Osvaldo Soriano que dice: “El fútbol no es más que una fantasía. Dibujitos animados para mayores.

Los Fantasmas de Sarrià visten de chándal

portada21Es verano y mientras en Sudáfrica se realiza el Mundial de Fútbol 2010, a cientos de kilómetros de allí, en Barcelona, tres inmigrantes disímiles, un exfutbolista argentino, un periodista colombiano y un gángster búlgaro, se toman la tarea de revivir el partido Italia Brasil del Campeonato Mundial de España 1982. Lo hacen con el fin único de crear un ¿falso? tour que atraiga a los visitantes llegados a la Ciudad Condal. Un tour que recorra las calles y plazas que reemplazaron al estadio de Sarrià, entre el triángulo marcado por la avenida del mismo nombre, la General Mitre y la calle doctor Fleming. Los tres quieren aprovechar el flujo de turistas para venderles la ruta, la historia y simulados souvenirs –incluso hierba de un campo que ya no existe-. Sin embargo, su idea se ve truncada cuando intentan convencer al jardinero que cuidó el césped durante cuarenta y tres años para ser el guía del recorrido. El viejo prefiere seguir en un geriátrico, en donde se recluyó, queriendo olvidarse del fútbol, tras la demolición del estadio en 1997.

Los fantasmas de Sarrià visten de chándal, más que una novela, es una “almazuela literaria” que mezcla, agrupa, contiene, incorpora y combina: ficción, crónica deportiva, realidad, periodismo, inmigración, soledad, olvido, supervivencia y turismo futbolero. Una historia para leer más allá de los 90 minutos.

“Revivir un partido mítico como la derrota de Brasil frente a Italia en el Mundial de España  regala grandes momentos de disfrute en esta novela”. David Trueba.

Más Información
www.losfantasmasdesarriavistendechandal.com

 

 

La ruta del fútbol en Barcelona*

Barcelona es una ciudad turística. Hay rutas para todos los que llegan: ruta modernista, ruta literaria, ruta del vino, ruta cinematográfica, ruta medieval, ruta de bodegas, ruta de cementerios. Y, gracias a los títulos del equipo dirigido por Pep Guardiola, y al moderno estadio del Espanyol, en Cornellà-El Prat, se podría tejer una línea imaginaria que conecte a estos dos puntos, para aprovechar una visita de 48 horas y dedicársela solo al fútbol. Haga una pared con la ciudad y grite gol.

La sensación que todavía recuerdo de la primera vez que entré al Camp Nou fue de mucho frío. Entré para ver un partido de fútbol, F.C. Barcelona-Getafe C.F. El resultado fue un empate a un gol: Manu, por el visitante, y Keita, por el local, anotaron los tantos. Recién había aterrizado en la ciudad ese otoño. Se jugaba la Liga 2008-2009 y el equipo dirigido por Josep Guardiola, aún con pelo y en su primera temporada, comenzaba su camino hacia la cima del fútbol mundial.

Hoy, cuatro años después, con la friolera de trece títulos en sus vitrinas (catorce si ganan la Copa del Rey), conseguidos durante este tiempo, el F.C. Barcelona, Pep Guardiola y Lionel Messi han hecho de la capital catalana un nuevo y obligado destino para todo hincha del balompié. ‘La Meca’ de este deporte. Una ciudad que todo amante del gol, como máxima manifestación del fútbol, para confirmar su fe frente al balón, debe visitar al menos una vez en su vida.

Así Barcelona, esta ciudad sin río pero con el Mediterráneo como cómplice, por la que desfilan un sinnúmero de personas todo el año, sin importar que haga frío, llueva granizo, suba la temperatura o caiga nieve, se ha sumado como el cuarto punto cardinal que le faltaba al eje futbolero que conforman Buenos Aires, Río de Janeiro y Londres. Ahora sí, los cuatro punto cardinales que le señalan el camino a peregrinar a cualquier hincha, forofo, tifossi o torcedor, de estadio en estadio, de cancha en cancha, están completos.

Si a Buenos Aires la desborda la pasión con que se vive el fútbol; y Río de Janeiro siempre es una fiesta carioca alrededor de la pelota y el Maracaná; y Londres es una cita fija para ver campos con vida y estadios con personalidad, en cada barrio, donde todo huele a césped recién cortado; Barcelona es una oda al fútbol y en sus calles también se vive y respira ambiente de vestuario, clima de partido.

Hacerse a una boleta de fútbol es fácil. Se compran por Internet, bien sea para ver a los azulgranas del F.C. Barcelona en el Camp Nou o a los blanquiazules del R.C.D. Espanyol en el estadio de Cornellà-El Prat, con precios desde los 30 o 40 euros. Claro está, para visitas de mayor abolengo, tipo Real Madrid, en caso de partido contra los culés, un tiquete puede llegar a costar 800 o 1000 euros en la reventa, por las calles alrededor del estadio. Así que si está preparado y lleva ese dinero en su billetera, no se preocupe por comprarla de forma anticipada a través de la red. Llegue con tiempo pero no intente regatear mucho. Como dirían en catalán “Tu mateix” (“Tú mismo”). Los revendedores son duros y duchos en el asunto, siempre le dirán que si no se la lleva, esa boleta les durará poco en sus manos.

Antes del partido es religioso un buen vermut, acompañado de aceitunas o anchoas, tortilla de papa y un crujiente sánduche de jamón ibérico. Este avituallamiento lo dejará a tono para aguantar los noventa minutos y correr más que Messi y Ronaldo juntos. La tradición no se improvisa. ­­­

Pero si no tiene, durante su visita, la suerte de una fecha de la Liga o eliminatoria de la Copa del Rey, tómeselo con calma, como si fuera a patear ese penal que decide un campeonato. Nada mejor, para empezar su recorrido, que un itinerario más íntimo y  personal, desde los lugares fundacionales de los clubes y rivales en la ciudad.

En el caso del los culés, una pared en el barrio el Raval, en la intersección de la calle Montjuïc del Carme y la calle Pintor Fortuny es el sitio para dar el punto de salida. Allí, junto a la nomenclatura en mármol que identifica el lugar, está la placa recuperada del antiguo gimnasio en el que Hans Gamper fundó al Barça. La placa la fijaron en homenaje a los cien años de creación de club, que se cumplieron en 1999. Fue en el mismo edificio, pero con otra fachada, cuando la fijaron primero en 1974.

En cuanto a los periquitos, así les dicen al equipo, hinchas y todo cuanto tenga que ver con el Espanyol, la plaza en honor a su fundador, Ángel Rodríguez, está ubicada en Sarriá. Es un desangelado lugar, detrás del Colegio Mayor Sant Jordi. Lo interesante del asunto es que está en medio de “Tierra Santa” futbolera. Pues es el mismo lugar que ocupó la cancha que fue propiedad del club entre 1923 y 1997, el campo de Sarriá.

Un estadio levantado en el triángulo de la avenida del mismo nombre, la calle General Mitre y la calle Doctor Fleming, que fue demolido para vender el terreno y pagar las deudas que acumulaba el club. Y si esto no le atrae como para pasarse por el parque y los cuatro o cinco conjuntos de edificios que lo rodean, quizás el hecho de saber que allí, sobre ese mismo terreno, Italia venció a Brasil, durante el Mundial de España 1982, por marcador de 3-2, en uno de los mejores partidos en la historia de los mundiales, le haga tomar el impulso necesario para pisar la misma hierba por la que corrieron Zico, Sócrates, Eder, Junior, Falcao y el gigante Serginho.

Con tiempo, puede cruzar la avenida de Sarriá y llegar hasta el bar Sarriá 82. Allí, mientras se toma una cerveza y se come un sánduche de chorizo, podrá escuchar en la voz del barman cómo eran los domingos de fútbol en el barrio. Talvez le cuenten más anécdotas de la tarde del verano de 1982, cuando los tres goles de Rossi mandaron de regreso, a Suramérica, a la mejor selección de fútbol de Brasil desde el Mundial de México 1970. Sí, más historias en viva voz de la tarde cuando los tres goles de Paolo Rossi catapultaron a la Italia de Enzo Bearzot hasta el título de ese campeonato.

*(Para seguir leyendo haz clic aquí, en DONJUAN (# 65, junio, 2012)

 

El primer punto de Colombia en un Mundial*

Antes de que existieran Valderrama, Higuita, Asprilla y Rincón, Colombia sólo había asistido a una Copa Mundo de Fútbol. Fue en el campeonato de Chile 1962. Capitaneados por Efraín ‘Caimán’ Sánchez, los suramericanos lograron un hito que alimentó la leyenda del balompié en ese país: empatarle 4-4 (con gol olímpico incluido) a la poderosa URSS, de Lev Yashin. Sánchez fue el portero de ese equipo y hoy, de 85 años, al cumplirse medio siglo del partido, rememora en presente el juego que significó el primer punto de Colombia en un Mundial.

Lento. Muy lento fue el trayecto entre el hotel El Morro y el campo. El autobús que llevó a los jugadores de Colombia al estadio, para disputar el partido contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), se demoró más de lo acostumbrado.

Efraín Sanchéz, el portero y capitán de Colombia, no recuerda cuánto. “Fue más de lo habíamos hecho en el partido anterior contra Uruguay”, dice el exfutbolista, al que un periodista argentino le apodó el ‘Caimán’, cuando llegó a jugar en 1948 para el San Lorenzo de Almagro.

Lento. Muy lento fue el recorrido, porque ese domingo 3 de junio de 1962, además de los coches que transitaban por la Avenida 18 de septiembre, en su ruta desde el centro de Arica hasta el estadio Carlos Dittborn Pinto, la calle estaba atestada de aficionados que no dejaban de gritar vivas para animar a esa selección que había llegado desde la otra punta de Suramérica.

Los “¡vamos Colombia!” ya no les eran extraños en ese lugar del Chile, pues el equipo los había escuchado tan pronto llegaron a la que entonces era la capital de la provincia de Tarapacá (hoy hace parte de la XV Región), en el norte del país austral, para disputar la que sería la primera participación del amarillo, azul y rojo en un Campeonato Mundial de Fútbol, que entonces vestía de camiseta azul y pantalón blanco.

“Debido a eso, los tres kilómetros que separan al estadio del centro se nos hicieron eternos. Tardamos más que cuando jugamos contra Uruguay, cuatro días antes, en un partido que perdimos 2-1”, rememora Sánchez, que también integró, entre otros equipos, al América, Cali y Millonarios.

En días normales el trayecto desde El Morro al estadio se hacía en cinco minutos pero esa tarde a Colombia, cuando el equipo iba de camino para el encuentro contra la URSS, le tomó casi media hora. Algunos jugadores hablan hasta de más tiempo. Casi el mismo de otro partido. Quizás por eso comenzaron el juego algo dormidos.

Dentro del autobús, Sánchez no pensaba en otra cosa sino en la gente. Sí así estaban allí, ¿cómo serían las cosas en Colombia? Pero antes de encontrar respuesta a esa pregunta, ante él apareció el estadio que le había costado al gobierno chileno 400.000 dólares. Lo habían construido para el Mundial y fue estrenado en abril de 1962. El nombre que le dieron fue un homenaje al presidente de la Conmebol y del Comité Organizador de la Copa Mundo en ese país, que murió un mes antes del partido inaugural. Juego en el que los locales vencieron a Suiza 3-1, el 30 de mayo. El mismo día que Colombia perdió, según las crónicas de los diarios, “injustamente” contra los charrúas.

Tan pronto descendieron los jugadores del autobús y entraron por el corredor, de camino al vestuario, el capitán colombiano sintió que su cuerpo le picaba. Los rusos ya corrían y calentaban en una cancha anexa. Habían llegado cuarenta y cinco minutos antes. Los nervios se hacían presentes porque el equipo soviético era uno de los favoritos para ganar el torneo. Además venía de ganar en su debut a Yugoslavia 2-0 y enfrente estaría uno de sus ídolos del momento, Lev Yashin, el que era considerado, por la crítica de entonces, “el mejor portero del mundo”. Así el partido se convertiría en un duelo, como en el viejo oeste de las películas del western spaghetti. Un duelo del ‘Caimán’ contra la ‘Araña negra’.

*(Para seguir leyendo haz clic aquí, en DONJUAN (# 62, marzo, 2012)