La despedida de la Liga de Fútbol Profesional de España

Logo oficial de la Liga de Fútbol Profesional de España. / Imagen: www.laliga.es


Se terminó la Liga
de Fútbol Profesional de España. LFP por su sigla de identidad para vender al exterior. LaLiga. Su marca de competencia frente a la Premier League, la Serie A, la Ligue 1 o la Bundesliga. Finalizaron las 38 jornadas de la temporada 2017-2018 que dejaron como campeón a un claro y muy superior F.C. Barcelona. Se terminó una Liga que se hizo larga. No por la ventaja y el claro dominio de los azulgranas frente a los demás equipos, sino porque al cierre, con tantas despedidas y “pasillo no, pasillo sí”, no se veía el final.

Se despidió Andrés Iniesta. Se irá con sus vinos manchuelos al fútbol japonés, al chino, al catarí, al australiano o terminará jugando pachangas con Ronaldinho y demás en el Barça Legends. Fernando Torres dijo adiós al Atlético Madrid. Torres, que no es tan niño, escribió en su carta: “Gracias por tanto y perdón por tan poco”. Tiene 34 años. Los mismos que Iniesta. Los dos campeones de Europa y del Mundial con ‘La Roja’. Es el fútbol. La vida. Un viejo conocido de Torres: Rafa Benítez, y que ya lo tuvo en el Liverpool y Chelsea, lo quiere en el Newcastle. It is true, Rafa?

Otro que se marchó fue Xabi Prieto. El 10 de las últimas 15 temporadas en la Real Sociedad. El 10 que tentó un par de veces el poderoso vecino, el Athletic Club, pero pudo más la fidelidad. Vaya cosa más extraña en el fútbol. No lo digo con el ánimo de torpedear matrimonios. Xabi, con be, también forma parte del club de los 34 años. Su equipo diseñó una camiseta especial para su último partido, contra el Leganés, en Anoeta. El escudo se transformó en otro con su cara. Metonimia futbolera. Fútbol para coleccionistas.

Iniesta y Xabi, con be, se  abrazaron en el último partido de los dos como profesionales en el Camp Nou. Intercambiaron besos, recuerdos y placas. Uno cuelga las botas. Más pronto que tarde quizás lo veamos en el banquillo, dirigiendo a los de Anoeta. El otro, Iniesta tiene que ingresar dinero para seguir con sus vinos. Se sacará el certificado como entrenador pero será extraño verlo dirigiendo un equipo como míster. Tiene más de maestro de vino que de fútbol, sabiendo más de lo segundo que de lo primero.

Otro que se despidió fue el árbitro David Sánchez Borbalán. Después de 32 años, el almeriense dejó el pito. No hubo ruido ni muchas páginas ni hagiografías. Ser árbitro no vende en un país sin justicia. Solo lo acompañó y aplaudió su familia en San Mamés durante el  Athletic Club-R.C.D. Espanyol.

Otro Xavi, Hernández, se emocionó y lloró en la despedida de Iniesta. Ya hemos perdido la cuenta de cuántas se le han hecho. No más, por favor. “Iniesta: ¡vete ya!”. Se bajó el telón de la Liga de Fútbol Profesional 2017-2018. Liga en la que el Real Madrid desempeñó el trabajo de un doble en una película de acción. Estuvo allí para las escenas peligrosas pero no mostró su cara. Ni siquiera le tocó el papel de extra sin parlamento. Todas las castañas las puso al fuego en la Champions League. Los merengues se jugarán todo al 26-M. Ya veremos si le sale bien. Si no… ¿Bon voyage, Zidane? Se acabó la Liga. Nos queda Rusia 2018. Que es lo mismo decir, la despedida mundial de Iniesta. Otra más.

“Ponle Di Stéfano”

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Hace unos meses, creo que fue en diciembre, mi padre, desde Palmira, a través del teléfono, me dijo: “Ponle Di Stéfano a tu hijo”. Al terminar la conversación, el móvil dio señal de que la llamada había finalizado. Por unos minutos, quedé absorto en esta Barcelona, cavilando en esa posibilidad: Di Stéfano. ¿Por qué no?

Y es que desde que tengo memoria, ese apellido ha sido mencionado por mi padre como sinónimo de fútbol. Huelga decir que de cada cinco conversaciones que tengo con él, cuatro son acerca de este deporte. Repartidas así: tres de y sobre Alfredo por una de Millonarios. La otra, la quinta, se confunde entre temas varios que van desde cómo va la vida de un servidor en Barcelona hasta los más recientes acontecimientos del resto de la familia en Palmira.

Por ese Alfredo, él se hizo hincha de Millonarios de Bogotá. El “Ballet azul” del “cinco y baile” lo conquistó para siempre. Cada vez que me habla de ese equipo, integrado entonces, además de Alfredo, por Pedernera, Cozzi, Rossi, Báez, Zuluaga y Pini, entre otros, sus ojos brillan. Él vuelve a la niñez.

Por eso, días antes de que un servidor (yo) fuera padre (mi hijo nació en enero), Pini me llamó. Sí, él mismo se cambió su nombre de pila, Ramiro, por el Pini que se pedía ser de niño, a fuerza de la costumbre, cuando jugaba a la pelota, en cualquier descampando o potrero de Palmira. No entiendo porqué escogió Pini y no Di Stéfano. Quizás de ahí, queriendo corregir esa errata, el espontáneo “Ponle Di Stéfano…”.

“Ponle Di Stéfano”, dijo a través de la línea telefónica que une dos continentes: América y Europa. El mismo camino que hizo Alfredo cuando fue traspasado del Millonarios de Bogotá al Real Madrid de España. Pini lo siguió y con Alfredo se hizo hincha del equipo blanco.

Recuerdo que, hace seis años, cuando le dije que, junto con mi esposa, nos veníamos de Colombia a vivir a España, sus ojos brillaron de felicidad. Elucubro que su mirada de alegría no fue tanto por nosotros y el futuro que se nos abría, sino porque íbamos a estar cerca de Alfredo.

Cuando le dije que el lugar de destino era Barcelona, 600 kilómetros distanciada de Madrid, noté algo de decepción. Sentimiento que cambió con el pasar de los días y las llamadas. Recuerdo que en cada una de ellas, antes de preguntar por cosas nuestras en Barcelona o contarme de las suyas en Palmira, siempre ha comenzado la conversación preguntando por Alfredo. Como si el futbolista argentino viviera en nuestro mismo barrio, Guinardó. Y escribo futbolista, porque si de algo me ha convencido mi padre, es que el prefijo ex es muy corto para ponérselo y calificar así a alguien tan grande.

Una o dos semanas atrás, Alfredo murió en Madrid. Tenía 88 años. Él, que nunca disputó un Mundial de Fútbol, falleció en medio del torneo de la FIFA en Brasil. No había partidos ese día. Desde entonces, Pini no ha vuelto a llamar. Es como si con Alfredo el fútbol también hubiese muerto. Y con su silencio guardase un luto respetuoso y riguroso.

En unas semanas lo visitaré en Palmira. Le presentaré a su nieto de seis meses. Y con el mismo silencio que guarda él a la memoria del fútbol, que es lo mismo que decir a la memoria de Alfredo, le entregaré la edición de MARCA con el suplemento especial sobre la muerte de Alfredo. Seguro que sus ojos volverán a tener ese brillo de la niñez cuando observe la tapa del diario deportivo y vea que, como homenaje, ese periódico decidió bajar su cabecera a la mitad de la página, para poner a Alfredo por encima de todo. Ellos, a su manera, siguieron su consejo: “Ponle Di Stéfano”.

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¿España Ecuatorial?

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Guinea Ecuatorial es
un pequeño país en la mitad de África. Su población no llega a los dos millones de habitantes y desde un golpe de estado en 1979, el poder está en manos del teniente coronel Teodoro Obiang Nguema. Precisamente desde ese año, ninguna selección de fútbol de Europa había visitado y jugado, en Malabo, contra la Nzalang, así denominan los ecuatoguineanos a su selección de fútbol. El equipo que dirige Vicente del Bosque lo hizo y ganó 1-2. Marcador para la anécdota y la estadística.
Sin embargo, antes del partido que enfrentó a los dos combinados, las alarmas se encendieron en España. De qué otra manera sino en forma de tertulias en televisión, debates en radio, cartas de lectores a diarios, editoriales de periódicos, columnas de opinión, artículos, blogs y demás. Sin olvidar ese deporte nacional que son las discusiones de bar. Todos los interesados -y los que no, también- dejaron oír su voz en ante tal afrenta y atrevimiento. Llevar a la roja a jugar en un país en donde no hay ningún respeto por los derechos humanos y que rige la mano fuerte del dictador Obiang Nguema no es bueno para la tal defendida “marca España”. De todos los flancos llovieron críticas y calificaron este hecho de “despropósito”, “aberrante”, “controvertido”, “buen lío”, “partido políticamente incorrecto”, “juego de la discordia”.
Sin querer defender lo defendible: que los ecuatoguineanos tuviesen el derecho de ver a la actual campeona del mundo. Sin querer defender lo indefendible: el régimen totalitario de Obiang Nguema, cuyo gobierno está considerado por Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) “como uno de los más represores del mundo”. Es oportuno decir, dentro de esta polémica del fútbol utilizado por la política y de la política utilizada por el fútbol, que las camisetas de los tres equipos que lideran la tabla de posiciones de la Liga están vinculadas a gobiernos o regímenes que dejan mucho que desear sobre el cumplimiento de los derechos humanos. Y por tal hecho no hay tertulias en televisión, debates en radio, cartas de lectores a diarios, editoriales de periódicos, columnas de opinión, artículos, blogs y demás. Sin olvidar ese deporte nacional que son las discusiones de bar. O si las hay, no son tan publicitadas como las del juego España-Guinea Ecuatorial. ¿Cuestiones políticas?
Para citar: Qatar Airways, cuya imagen lleva por el mundo el F.C. Barcelona (por tres años recibe 100 millones de euros), la compañía estatal bandera del emirato es controlada por la familia catarí. Y Qatar es un país en el que reina una dictadura de corte monárquico y pseudo-medieval, por tanto tiene un gobierno no democrático anclado en los estilos de hace 500 años, pero funcionando en pleno siglo XXI. Allí las mujeres son discriminadas, se practica la pena de muerte y el derecho a la libertad de expresión y reunión está totalmente restringido.
Azerbaijan: Land of Fire se lee en el pecho de cualquier futbolista que vista los colores del Atlético de Madrid. Con este mensaje, el país del Cáucaso quiere dar a conocer su imagen ante el mundo. Lo que muchos no saben es que el presidente actual, Ilham Aliyev, oficialmente alabado como “líder nacional”, fue elegido en 2003 para sustituir a su padre, Gaydar, un ex funcionario soviético que dirigió los destinos durante una década. Aliyev ha conseguido que se elimine la limitación constitucional de mandatos. Su gobierno suspende en materia de derechos humanos y democracia interna, según denuncian, además de HRW, otras organizaciones como Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras.
Por su parte, la compañía aérea más grande del Medio Oriente, Fly Emirates, pagó 150 millones por la camiseta del Real Madrid durante cinco años. Con sede en Dubái, la aerolínea es propiedad del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos. Un país en donde solo por publicar un tuit puede dar para recibir una pena de prisión. Como le sucedió a Abdulla al-Hadidi. Según la agencia estatal WAM, una corte judicial del país falló que al-Hadidi mintió sobre los procedimientos en sus actualizaciones en Twitter. “Publicó argumentos sobre procedimientos de la corte y circunstancias con deshonestidad y mala fe“. De acuerdo con la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, la excusa de “salvaguardar la seguridad nacional” está siendo usada en ese país para no respetar los derechos fundamentales y atacar el activismo político.
Recordar esto no sirve sino para preguntarse, que ese mediano país que cuelga de Europa, con más de 40 millones de habitantes, ¿también podría refundarse y llamarse España Ecuatorial?

*La foto que ilustra este post fue tomada de La Vanguardia / Juan Flor-AP

 

 

 

 

 

 

Una de espías (Mou: nosaltres t’estimem)

No entiendo porque los seguidores del F.C. Barcelona detestan a José Mourinho. No me explico la razón del odio de los culés hacia el técnico portugués. Deberían adorarlo, amarlo –sería un buen detalle llevar pancartas al próximo partido en el Camp Nou en la que se lean “Mou: nosaltres t’estimem” –. Y tampoco dejaría de lado planear construirle una estatua al lado de la fuente de Canaletes, donde acostumbran a celebrar los títulos y copas conseguidas por el Barça.

Sí, lo sé, estoy elucubrando. Y la razón es muy sencilla. Con su propuesta, estrategia y discurso, el entrenador lusitano al servicio del Real Madrid está logrando lo que todo fanático blaugrana ha soñado alguna vez: acabar de una vez por todas con el club blanco. Hacerlo explotar en mil pedazos. De una vez y para siempre.

Por eso, la actitud de Mourinho se me hace algo sospechosa. Más que un entrenador, lo veo como un agente infiltrado que el FCB logró meter dentro del Madrid. Un agente cuya única misión, con su comportamiento, es borrar parte de la historia del, según la FIFA, el mejor equipo de fútbol del siglo XX, para que sólo, en el XXI, reine el FCB en el mundo del balón.

Siguiendo los partidos Madrid-Barça con tranquilidad, dejando a un lado la furia y la pasión -soy hincha del Athletic Club y mi neutralidad entre merengues y catalanes me lo permite-, eso es lo único que explica el papel del entrenador durante este fin de temporada. Frases salidas de tono, quejas frente a las decisiones de los árbitros y un victimismo sin razón con un club que tiene a varios de los mejores futbolistas del planeta. Lo de espía infiltrado no es una idea al viento y las unidades investigativas de Marca, As y realmadrid.com deberían estar trabajando para desenmascararlo.

Fácil la tienen. Mourinho estuvo cuatro años en Barcelona (1996-2000) como miembro del cuerpo técnico del FCB. “Se amamantó de Masía”, como dicen por acá. Ahí nació todo. Su paso por el Porto, Chelsea e Inter, solo fue una manera de darle confianza al enemigo -el Madrid- para que lo contratara.Y es que en esta guerra que se han convertido los enfrentamientos Madrid-Barça o Barça-Madrid, con demandas de lado y lado, la idea de un topo para acabar con el otro equipo no es demasiado lejana. ¿Shakira vendría siendo la Mata Hari que se mueve, de bando en bando, llevando informes secretos a cada uno de los enfrentados?

Durante esos cuatro años a Mourinho lo adoctrinaron con ideología “gamperiana”. Entrenamientos duros, que ningún marine estadounidense o soldado de Her Majesty estaría capacitado para aguantar y ejecutar. Jornadas de solo comer pan amb tomàquet. Todo para construir esa personalidad que desborda el de Setúbal y que ni siquiera un interrogador en Guantánamo, por más que lo pudiera torturar, podría descifrar.

No hay más. A por las pruebas. El portugués es un infiltrado blaugrana que busca ejercer dentro del equipo blanco aquella manida frase: “para vencer a tu enemigo, únete a él y destrúyelo por dentro”. Pues eso. Ahí radica el modo de actuar del míster merengue. Lo tremendo del caso es que, a estas alturas, la contrainteligencia del Madrid no se haya dado cuenta del topo que tiene dentro del equipo. Hoy por hoy, el enemigo a vencer no es FCB. El topo al que hay que cortarle la cabeza es Mou, que en el fondo es más culé y blaugrana que Sandro Rosell, Xavi Hernández y Pep Guardiola juntos.

Los amigos de Pepe Fútbol Club

Si al defensa del Real Madrid que, según muchos y él mismo, perdió la razón durante el partido contra el Getafe, en una acción en la que empuja, patea (hasta dos veces), pellizca y pisa a Casquero; le da un puñetazo a Albín; y termina gritándoles a los árbitros “son todos unos hijos de putas” -todo esto en menos de dos minutos-; sí… si a el mismísimo Pepe le da por hacer un partido en contra de la violencia en el fútbol, como forma de exorcizar sus minutos de gloria antideportiva -no está demás decir que el dinero recogido sería en beneficio de sus propias víctimas-, Desde la multitud le quiero ahorrar al portugués compungido el trabajo de pensar quienes podrían integrar su equipo. 

Repasando archivos y recurriendo en algunos casos a la escasa memoria, logré definir un once -resultó un trece- que espantaría hasta el mismo demonio que hace unos años protagonizó un comercial de Nike en la T.V. Aquí va pues mi propuesta para el querido Pepe:

En el arco, desde Alemania vendría Harald ‘Toni’ Schumacher. Portero con aires de dentista. Era tal su manejo del área que, dentro de ella misma y con la pelota en movimiento, dedicaba parte de su tiempo en el juego a extraer muelas y dientes de sus rivales. Su caso más exitoso me lleva a Sevilla, en la semifinal del Mundial de 1982, que su selección disputó contra Francia.

 

Así fue: Michel Platini metió un balón profundo, en el área alemana, a Patrick Battiston. Manfred Kaltz no llegó a cerrar. Solo quedaron el buenazo de Patrick y el ‘sacamuelas’ Schumacher. El francés alcanzó a tocar la pelota y fue en ese momento, cuando la rodilla derecha del guardameta alemán conectó con la mandíbula del galo. ¡K.O. fulminante! Sin sentido y sin haber anotado, el jugador ‘bleu’ cayó al suelo. Schumacher, a quien el árbitro ni siquiera le llamó la atención, quiso reiniciar de inmediato el partido, mientras entraba la camilla por Patrick. Hoy todavía los cuidadores del césped en el Sánchez Pizjuán, siguen encontrando dientes del malogrado Battiston.

Un suplente ideal para ‘El loco’ Schumacher sería su alumno aventajado: Gastón Sessa. Este portero, quizás queriendo homenajear al primero, en un partido de su Vélez Sarsfield contra Boca Juniors, en la Copa Libertadores de 2007, salió a cortar un pelotazo en su área, levantó la pierna derecha, cual karateca, y le marcó los tacos de su botín en la cara de Rodrigo Palacio. Uno, en el pómulo derecho; el otro, en la frente… “quise sacarle una mugre que le había caído en su ojo”, pudo haber explicado en su defensa el ‘Gato’ Sessa ¿Alguien le habría creído? Aquella noche, por esa acción, el árbitro lo expulsó y pitó penal.

En defensa, queriendo proteger a los jugadores del equipo contrario de cualquiera de este par de arqueros, he puesto, como dirían los expertos del fútbol, una “muralla infranqueable”. Una pared que ni juntos los muros de Berlín y el que divide a árabes y judios, entre Cisjordanía e Israel, podrían equipararla.

Claro está, el eje sería Pepe, por muy arrepentido que se muestre, con su acción y las 10 fechas de sanción, ya se ganó su lugar en la historia. Junto al central luso, el cuatro defensivo lo completarían, por su talento para espantar y romper rivales, Vinnie Jones, Andoni Goikoetxea y Marco Materazzi. ¿Quién pasa? Ni la Wehrmacht alemana en la Segunda Guerra Mundial.

El galés Jones hizo tan bien su papel de jugador sucio en el fútbol británico que extendió su carrera al cine. No está demás decir que en roles de villano (Snatch y X-Men 3, entre otras cintas). Además de la foto que le dio la vuelta al mundo, en la que se ve estrujándole los huevos a Paul Gascoigne, sus entradas con la pierna en alto se hicieron famosas y hasta fueron declaradas “planchas de autor”. Un técnico justificando la contratación de Jones dijo: “Yo no busco chicos para que se casen con mis hijas, busco jugadores que sepan hacer su trabajo”. Jones tenía muy claro cual era el suyo: destruir al rival.

De Goikoetxea, quien más lo recuerda es Diego Maradona. El vasco que ya tenía en su prontuario haber lesionado, dos años antes, a Bernd Schuster, volvió por sus fueros naturales. El día de la Mercé de 1983, en el partido que enfrentó al Barcelona contra el Athletic de Bilbao, la víctima fue el ídolo argentino. Maradona recibió una pelota en la mitad de la cancha y antes de que pensara cuál sería su destino, con la misión de marcarlo, Goiko llegó como un cohete obuz que hizo blanco en el tobillo del ‘Pelusa’. Lo voló en mil pedazos. Por esta acción, el diario londinense The Times, en el 2007, lo declaró el jugador “más duro”  en la historia del fútbol. ¡Vaya título!

En el caso de Materazzi, las cosas son irónicas y hasta extrañas. Famoso por su dureza, por sus planchas y por sus pocos amigos dentro del calcio italiano (Pipo Inzaghi, Andriy Shevchenko y Rui Costa, entre otros, pueden dar razón), el defensa italiano del Inter de Milán y de la ‘Nazionale Azurra’ se convirtió en víctima de sus propias palabras, cuando Zidane le estampó un cabezazo en su pecho en la final del Mundial de Alemania 2006. Desde allí… Marco, ‘El anikilador’ sigue yendo igual. Rodillas, tobillos, canillas, son su objetivo. Si se cruza una cabeza, pues también. Nunca la pelota. Si la toca es por accidente.

La mitad del campo de Los amigos de Pepe FC (LAPFC) está clara. Se necesita alguien que piense, que juegue un poco, pero que no desentone con los demás. Eso, además de apretar al árbitro. Por si las decisiones del colegiado son injustas. Para ello nadie mejor que el bulgaro Hristo Stoichkov.

Conocido por su fuerte temperamento y la facilidad para irritarse dentro del campo, el “bulgaro loco” es recordado por una sanción de seis meses -que luego se reduciría a dos- por pisar al árbitro Urízar Azpitarte, en un partido de la Supercopa de España, contra el Real Madrid, en 1990. Todo por estar en desacuerdo con la expulsión del entonces técnico del FC Barcelona, el mítico Johan Cruyff. Tras el pisotón, el jugador también tuvo que salir del campo ese miércoles 5 de diciembre. Y Urízar fue intervenido al alimón, por lo médicos de los dos equipos rivales.

Para evitar estas salidas de madre de Stoichkov, el bulgaro estaría secundado por dos cuasi desconocidos, pero no por eso, menos duros que los anteriores.

El primero sería Thomas Gravesen. Un danés llamado ‘El ogro’, que dio sus primeras patadas en su natal Vejle. Además de ser el inventor de la ‘gravesinha’, un amago de plancha en el que medio cae de rodilla -sí, una sola- para luego levantarse y salir jugando -todo un crac, digo, por el sonido de su propia rodilla al golpear el suelo-, pasó a los anales del fútbol como “el más sucio de todos los sucios”. Tanto que ni en los entrenamientos sus compañeros se libraban de su juego. Mientras ellos entrenaban con la pelota, el danés la emprendía a golpes… “Bueno, también tenía que practicar”, diría en su defensa.  Una de sus víctimas fue Robinho en la pretemporada de 2006, con el Madrid, pero el brasileño respondió y Gravesen después terminó yéndose al Celtic de Glasgow.

Y el segundo de Stoichkov, en la mitad del campo de LADPFC, sería Martin Taylor. Muchos se preguntarán quién es, de dónde es, Martin qué. Bueno, si les digo una fecha: 28 de febrero de 2008. Un campeonato: Premier League. Dos equipos: Birmingham City y Arsenal. Dos huesos rotos: tibia y peroné. un Nombre: Eduardo Da Silva. De inmediato se acordarán de la entrada de Taylor contra el brasileño nacionalizado croata, que lo tuvo fuera de las canchas durante un año. “Si no hubiera sido atendido de manera rápida, hubiéramos tenido que amputar”, dijo el médico que trató a Eduardo en Londres. A Taylor lo sancionaron con tres fechas. No hay que escribir más.

Pero como cualquiera de estos tres (Gravesen, Taylor y Stoichkov) pueden dejar al equipo con 10 hombres -yéndonos bien, porque fácilmente todo este mediocampo podría salir expulsado en una misma jugada de un mismo partido-, he escogido un suplente a su altura, para tapar cualquier hueco. O abrirlo. Como fue el caso de Diego Pablo ‘Cholo’ Simeone contra Julen Guerrero, cuando en 1996, en el partido que enfrentó al Atlético de Madrid y el Athletic Club de Bilbao, el argentino abrió con su taco el muslo -dos centímetros- del vasco, que necesitó tres puntos de sutura… ahí está, el suplente ideal.

Arriba, la cosa (no) pinta mejor. Habilidad y dureza. Dureza y Habilidad. Una tripleta de buenos-malos o malos-buenos, llámelos como quiera. No abundan, pero tampoco faltan.

Delantera que lidera Éric Pierre Daniel Cantona. La punta del iceberg de su prontuario lo muestra un 25 de enero de 1995. Esa fecha, jugando para el Manchester United, el ‘demonio rojo’ fue expulsado por darle una patada, tras un forcejeo, al defensa del Crystal Palace Richard Shaw. De camino al camerino, desde la grada, un hincha del Palace lo insultó. Como respuesta, monsieur Cantona se elevó desde el campo para golpear al fanático Matthew Simmons, que se llevó sendas patadas al mejor estilo del kung-fu. El delantero fue castigado con siete días de cárcel -solo pagó uno-, obligado a prestar 120 horas de servicio comunitario y sancionado en la liga inglesa durante 10 meses. “¿Mi mejor momento futbolístico? Pues fue cuando le pegué a ese holligan“, respondió en una entrevista.

Junto a él estaría el brasileño Edmundo, conocido en su país como ‘El Animal’. Su habilidad con el balón era directamente proporcional a lo que hacía en una cancha con puños, manos, patadas, pies, lengua, boca, en fin… con lo que le valiese de arma para enfrentar al rival. Un verdadero maestro -para no seguir- en el arte de humillar y provocar al contrario. Clásicas son las tánganas, entre muchas, que originó, como las de partidos que enfrentaron a Palmeiras -uno de los muchos equipos en que jugo- contra Sao Paulo, en 1994; o la de la Supercopa Suramericana, en 1995, que involucró al Vélez Sarsfield y su Flamengo. Eso sí, respaldado, en este última, por Romario.

Para terminar esta convocatoría al LAPFC. El elegido es el paraguayo Roberto Cabañas. De similares características que el anterior. Buen jugador pero un provocador por naturaleza. Sus peores armas, los codos. De acuerdo con las palabras de este guaraní, nada más ni nada menos, Pelé fue quien le enseñó a utilizarlos.

En entrevista con el periodista argentino Alejandro Fantino, que reprodujo el portal ultimahora.com, así lo confirmó el ex jugador de Cerro Porteño (Paraguay), Cosmos (EE.UU.), América (Colombia), Brest y Lyon (Francia), Boca Junior (Argentina), Barcelona (Ecuador), Libertad (Paraguay), Medellín y Real Cartagena (Colombia). “Cuando estaba en Nueva York, yo miraba los videos de Pelé. Una vez él tiró un codazo y todos hablaban del codazo de Pelé. Y un día me tocó preguntarle cómo era que él pegaba. Y me dijo “Cabanás”, porque el me decía así, y me empezó a mostrar la técnica del codo, porque él no soltaba el codo. El me explicó la técnica. Entonces, fui y la utilicé muy bien en Argentina; porque allá el fútbol es muy competitivo, hay mucho roce, mucha fricción y realmente empecé a utilizarlo”.

Repasemos la alineación de LAPFC: Portero, Harald Schumacher; defensas, Vinnie Jones, Pepe, Marco Materazzi y Andoni Goikoetxea; mediocampo, Martin Taylor, Thomas Gravesen y Hristo Stoichkov; delantera, Eric Cantona, Roberto Cabañas y Edmundo. Suplentes: Gastón Sessa (portero) y Diego Pablo Simeone (mediocampista).

Además de encontrar un equipo que se les quiera y pueda enfrentar -sacrificar, sería el verbo correcto-, solo falta el director técnico. ¿Usted a quién postularía? ¿Bilardo? ¿Dunga? ¿Nereo Rocco? ¿Uno de la escuela del catenaccio italiano? Bueno y si tiene más candidatos para integrar el equipo Los amigos de Pepe Fútbol Club, ¿quiénes serían y por qué? La pelota está en juego… ah! y no olviden, también las canillas, rodillas, tobillos y cabezas.

El derbi de las patatas fritas (Barcelona vs. Real Madrid)

Parafraseando a los parafraseadores de los expertos: “la imagen lo dice todo”. O mejor dicho, la foto resume lo que se verá el sábado en el Camp Nou. Las patatas (papas) fritas del Barcelona FC contra las del Real Madrid. El ambiente está bastante crocante.

Las primeras, las azulgrana, están muy bien aceitadas. Muy bien peladas y cortadas, además de enjuagadas por suficiente agua otoñal. Es que el chef que las prepara no improvisa nada y hasta las ha rodeado de bastante prensa, digo, papel, para que les chupe la grasa y no se pasen de aceite.

“Sabe hacer patatas”. “Fue una de ellas”. “Es un motivador y ahí está el secreto de que le queden tan crocantes y se sientan tan sabrosas”. “Le habla a cada una de ellas”. Estos son algunos de los comentario de quienes se han pasado por el Camp Nou y las han probado.

En el otro paquete, las cosas no son iguales. Se sienten pasadas de sal. Además, algunas están muy blandas y se parten con solo mirarlas; otras, por su lado, salen muy duras y no dejan buen sabor de boca. “Están hechas con técnica alemana”, refunfuñan y casi que se excusan en Madrid.

Los dos paquetes se enfrentan el sábado. Y aunque todo parece indicar que el azulgrana tiene mejores ingrendientes, todo puede pasar en el mundo de las patatas fritas. Como alguna vez dijo una persona, recordando a un experto: “en esto de las patatas no se puede cantar victoria sino hasta después del último crujido”.

Sin embargo, yo me inclino por el paquete blanco. Y ¿usted?

Amanecerá y crujiremos.