Pérez Andújar y la metáfora de lo ‘pulp’ para hacer literatura

El escritor Javier Pérez Andújar explica a la prensa los tejidos de su nueva novela: ‘La noche fenomenal’. / Foto: Wolframio Caballero


Dice Javier Pérez Andújar
que ha adquirido un compromiso con la literatura. El pacto de escribir novela, sobre todo, ficción. Así, con ese acuerdo, abre la mesa de presentación de su más reciente novela, La noche fenomenal (Anagrama), en un hotel de Barcelona.

Rodeado de periodistas, en una mesa rectangular, el autor de Sant Adrià de Besòs confiesa que este nuevo libro es un homenaje a muchos de sus amigos. Varios de ellos muertos pero que él decide resucitar en las 272 páginas, como personajes,  para “vivir cosas delirantes”, que le hubiera gustado compartir con ellos en vida.

Tapa de ‘La noche fenomenal’, de editorial Anagrama. / Foto: Wolframio Caballero

“Es una historia con la base de las novelas de caballería, que cuenta la historia de una pandilla que investiga cosas paranormales… y que termina, ¡como no!, en Sant Adrià, que es el centro del mundo”.  Desparpajado. Frenético. Disparatado. El pulp hecho cuerpo. Lo popular hecho voz. Pérez Andujar se muestra como es. Sin aspavientos o cortinas de humo que lo desfiguren y lo intenten definir como un “intelectual”, que está por encima de todos.

De ese mundo “Perezandujariano”, que es él mismo, es fácil resaltar doce  frases que aún se oyen en ese hotel del Passeig de Gràcia, en Barcelona:

1. “El estilo es la manera de  ser”.
2. “Está bien inventarse personajes para que hagan lo que tú no harías en la vida”.
3. “Escribo de parapsicolgía para no dedicarme a ella”.
4. “Tomo la iconografía de los años 70 y la utilizo como elemento literario”.
5. “Mi trabajo es convertir material popular en metáforas literarias”.
6.  “La literatura te salva por la ficción”.
7.  “He decidido escribir ficción para escapar de mí, pero estoy atrapado”.
8.  “Lo que me gusta de la política es su condición humana”.
9.  “Es muy difícil escribir sin referirte a los que has leído”.
10. “Escribir es el pretexto para seguir leyendo”.
11. “El conocimiento está para conocerlo, para desafiarlo”.
12. “Me encanta estar a favor de los que no pueden ganar”.

Pérez Andújar: “Si trabajo en lo profundo no acierto, soy más un escritor en lo superficial”. / Foto: Wolframio Caballero

Crimen en la ‘James Carpenter Library’

 

 

 

 

 

 


Mi favorito era Silver Kane.
No recuerdo un título en especial. Y mucho menos una historia, pero el solo hecho de ver ese nombre en una portada de un libro de bolsillo daba para que me metiera de lleno en cientos de páginas amarillentas (¿o eran ocres?), en la que el héroe de turno, a caballo o vestido de corbata y americana, trataba de dilucidar un crimen. Una matanza. Eran funambulistas que caminaban por el hilo de lo moral y lo ético.


Entonces, lo políticamente correcto no existía. Patrañas. De esa manera intentaban hacer justicia en calles y desiertos sin rastro de ella. Historias de hombres duros, con el polvo como piel, y mujeres voluptuosas, llenas de curvas por doquier. Historias de asesinos. Relatos de sangre. Historias de balas que salían disparadas por homicidas sin rostro. Fuego cruzado en el que ni siquiera el lector quedaba ileso. Indemne. Condenado, tenía que ir a por más. Siempre. Buscar otro pequeño libro de lo que los estudiosos llaman literatura pulp. Bolsilibros. Matarían por ellos.

Claro, también había otras historias firmadas por Curtis Garland, Frank Caudett, Peter Debry, Keith Luger, Lou Cardigan o Duncan M. Cody. A punta de azotar el teclado de viejas máquinas de escribir Olivetti, cada uno de esos autores, que es lo mismo decir: Juan Gallardo, Francisco Caudett, Pedro Víctor Debrigode, Miguel Oliveros o Antonio Vera Ramírez, pasaron de las mil novelas. Dos mil. Tres mil.

Escribían a destajo.  Malpagados. Noche y día. Día y noche. Casi sufrían lo mismo o más que los personajes a los que daban vida. O muerte. Era difícil que sobrevivieran a su propia historia. A su propia imaginación, pero lo lograban. Triunfaban, a su modo, ante el destino. Ante el peligro. Ante Bruguera. Esa mítica editorial que los lanzó a la fama y que, al tiempo, los esclavizó.

Por estos días, en Barcelona, una pequeña exposición (¿de qué otro tamaño podría ser?) les rinde homenaje. Caminar por esa sala de la biblioteca Jaume Fuster (Está abierta hasta el 21 de marzo), que en este caso sería “James Carpenter Library”, es volver a la escena del crimen, para sentir ese vértigo del delito hecho relato y esa emoción de pasar las páginas amarillentas (¿o eran ocres?), de una novela firmada por Garland, Caudett, Cody, Debry, Luger o el mismo Silver Kane, que es lo mismo decir Francisco González Ledesma. Mi favorito.